La Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció este lunes que el Ejército de Israel atacó dos de sus instalaciones clave en la ciudad de Deir al Balah, en el centro de la Franja de Gaza, en el contexto de la ofensiva militar en curso. Según la agencia sanitaria de la ONU, los bombardeos alcanzaron tanto la residencia del personal como su principal almacén, afectando de forma directa sus operaciones en uno de los pocos puntos que aún funcionaban como base logística en la región.
Mediante un comunicado, la OMS indicó que la residencia fue impactada en tres ocasiones, lo que provocó un incendio de gran magnitud y daños estructurales importantes, dejando expuestos a trabajadores, niños y familias alojadas allí. Además, las fuerzas israelíes ingresaron al complejo, obligaron a mujeres y menores a evacuar a pie hacia la zona de Al-Mawasi —ya saturada por desplazados— y sometieron al personal masculino a registros a punta de arma, interrogatorios, desnudos forzados y detenciones.
“El personal y sus familias estuvieron expuestos a un grave peligro y resultaron traumatizados”, advirtió la agencia, que también confirmó la detención de dos trabajadores de la OMS y dos familiares, de los cuales uno continúa bajo custodia israelí. El director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, exigió públicamente su liberación inmediata y la protección del personal humanitario.
En paralelo, el principal almacén de suministros de la OMS en Deir al-Balah sufrió un ataque el domingo, con explosiones internas y un incendio. La instalación, ubicada en una zona previamente designada como segura, almacenaba material médico esencial para la asistencia a miles de heridos en un sistema hospitalario que ya ha colapsado.
Pese a los ataques, la organización confirmó que no retirará su presencia en Gaza y que planea mantener y ampliar su operación sobre el terreno. Sin embargo, subrayó que la situación compromete gravemente su capacidad operativa. “Como principal organismo sanitario de Naciones Unidas, la presencia de la OMS en Gaza está ahora comprometida, lo que paraliza los esfuerzos por sostener un sistema de salud en colapso y aleja aún más la posibilidad de supervivencia de más de dos millones de personas”, alertó el comunicado.
Los ataques en Deir al-Balah ocurrieron mientras tanques israelíes ingresaban por primera vez en el corazón de la ciudad, en un operativo centrado —según fuentes militares israelíes— en destruir infraestructura de Hamas y ubicar posibles rehenes. Las ofensivas incluyeron bombardeos contra viviendas y mezquitas, y dejaron al menos tres muertos y varios heridos, de acuerdo con personal médico local.
La expansión de las operaciones en esta zona obligó a más de 1.000 familias a desplazarse nuevamente hacia Al-Mawasi, donde ya se hacinan más de 425.000 personas, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). La mayoría de los desplazados no cuenta con acceso regular a agua, alimentos o asistencia médica, en un entorno que sigue siendo bombardeado casi a diario.
La situación en el resto de la Franja también se deteriora. Este martes, al menos 14 personas murieron y otras 25 resultaron heridas tras un ataque israelí contra tiendas de campaña para desplazados en el campamento de refugiados de Al Shati, al oeste de Ciudad de Gaza, según reportes de la agencia palestina Wafa. Entre las víctimas había niños y mujeres. Otros dos civiles murieron en un ataque separado en Deir al-Balah.
Desde el inicio de la ofensiva militar en octubre de 2023 —tras el ataque de Hamas que dejó 1.200 muertos en Israel y la captura de 251 rehenes—, más de 59.000 gazatíes han muerto, en su mayoría mujeres y niños, y más de 142.000 han resultado heridos, muchos con lesiones permanentes, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Actualmente, el 88 % del territorio de la Franja está bajo órdenes de evacuación o dentro de zonas militarizadas, lo que deja a la población sin refugio seguro. La OMS advirtió que la destrucción sistemática de infraestructura humanitaria socava los principios del derecho internacional y agrava una catástrofe sanitaria ya sin precedentes.
(Con información de Reuters y EFE)