Amaro Freitas, una de los músicos más singulares y originales del jazz brasileño, llega a Buenos Aires y se presenta este miércoles en El Deseo (Villa Ortuzar), con show de apertura a cargo del guitarrista Fermín Cárpena y su trío. El músico pernambucano -el estado que ha dado grandes nombres como Luiz Gonzaga, Naná Vasconcelos, Chico Science y Alceu Valença– se destaca por su capacidad para fusionar los ritmos tradicionales del nordeste brasileño con la improvisación jazzera y una aproximación rítmica inconfundible. Desde su debut con Sangue Negro en 2016, ha desarrollado un lenguaje propio que se nutre tanto de la sofisticación formal como de la vitalidad de la música popular de su país.
El recorrido artístico de Amaro Freitas se caracteriza por una exploración constante de los límites del piano. En sus tres primeros álbumes —el mencionado Sangue Negro (2016), luego Rasif (2018) y Sankofa (2021)—, ha desplegado una paleta rítmica que abarca desde polirritmias inspiradas en el maracatú folclórico hasta patrones mecánicos y staccatos.
El hombre tiene una técnica formidable, que le permite ejecutar diferentes compases simultáneamente entre las manos, abordando las 88 teclas del piano como si fueran tambores y refinando así un enfoque rítmico único. Esta aproximación lo emparenta con la tradición de los tropicalistas de los años 60, quienes también proponían la sofisticación de la música popular brasileña.
Originario de Recife, ciudad nororiental vecina de Salvador, Freitas ha sabido combinar los sonidos rurales de su región natal con la energía cosmopolita de Río de Janeiro. Su música incorpora elementos del samba y el baião, pero los reinterpreta con una actitud de hard bop y un formalismo que se acerca más a Bach que a su coterráneo Luiz Gonzaga. Esta síntesis le ha permitido forjar una voz propia, reconocida tanto en Brasil como en el circuito internacional del jazz.
La versatilidad de Freitas se manifiesta también en su disposición a experimentar con el instrumento. Además de las técnicas tradicionales, utiliza objetos como cintas, dominós y cuentas para preparar el piano, introduciendo así referencias a John Cage en un contexto tropical. Esta búsqueda de nuevos timbres y texturas enriquece su propuesta y amplía el espectro sonoro del jazz brasileño contemporáneo.
Y’Y (2024), su nuevo disco que viene a presentar esta semana, es una obra que dialoga con la tradición y la modernidad. La creación surgió tras una experiencia transformadora en la comunidad indígena Sateré Mawé, cerca de Manaos, en el corazón de la Amazonia. El resultado es un tributo a las aguas, la naturaleza y la herencia musical brasileña, que dialoga y conecta con el vanguardismo de próceres como Egberto Gismonti, Naná Vasconcelos y Tom Jobim. Es un homenaje a la riqueza de la tradición nacional, al tiempo que explora dimensiones espirituales y filosóficas vinculadas a la Amazonia. Así, el disco se convierte en un puente entre historias silenciadas, saberes ancestrales y el clásico jazz negro de Brasil, que revela una búsqueda artística marcada por la autenticidad y la intensidad.
[Fotos: prensa El Deseo]