La reciente conversación telefónica entre Xi Jinping y Donald Trump generó expectativas en algunos sectores empresariales chinos, pero en las fábricas y entre los exportadores persiste una cautela marcada por la incertidumbre.
La volatilidad de las políticas estadounidenses y la falta de acuerdos concretos han llevado a muchos fabricantes a posponer decisiones importantes hasta que surjan señales más claras sobre el rumbo de la relación comercial entre China y Estados Unidos.
La llamada, que se realizó el jueves y fue la primera en dos meses entre ambos mandatarios, abordó temas clave como la tensa relación comercial, las exportaciones chinas de tierras raras y la situación de los estudiantes chinos en el extranjero.
Además, ambos líderes intercambiaron invitaciones para visitar las capitales de sus respectivos países. En redes sociales, Trump calificó la conversación como un avance positivo para ambas naciones, aunque en los entornos industriales chinos el optimismo fue mucho más moderado.
La conversación se produjo tras semanas de acusaciones mutuas sobre el cumplimiento de un acuerdo alcanzado en Ginebra a principios del mes anterior. Ese pacto había permitido que las dos mayores economías del mundo suspendieran la mayoría de los aranceles recíprocos impuestos en abril y reanudaran las negociaciones.
Según consignó el South China Morning Post, la tregua puso fin temporalmente a una escalada arancelaria que había alterado cadenas de suministro y generado inestabilidad en el comercio global.
Durante el periodo de mayor tensión, los aranceles llegaron a superar el 100%, lo que impulsó a numerosas fábricas chinas a trasladar parte de su producción a países del sudeste asiático.
Vietnam se consolidó como un punto estratégico para redirigir productos chinos hacia el mercado estadounidense, con un aumento del 22,5% en las importaciones procedentes de China en abril.
Tiempo de espera
A pesar de la aparente distensión tras la llamada, muchos empresarios mantienen una postura de espera. Winnie Lam, secretaria general de la junta de la Hong Kong Business Association Vietnam, explicó al medio que la confianza en las declaraciones de Trump se ha erosionado: “Nadie toma decisiones a largo plazo si no hay un acuerdo firmado, ya sea entre Vietnam y Estados Unidos o entre China y Estados Unidos”.
Lam añadió que los proyectos en pausa siguen sin cambios y que quienes ya avanzaban con sus planes continúan haciéndolo, sin observarse retrocesos abruptos.
El escepticismo también se refleja en las palabras de Huang Feng, exportador de sombreros en Yiwu, provincia de Zhejiang, cuyo negocio depende en gran medida del mercado estadounidense.
Huang declaró al South China Morning Post que presta poca atención a las llamadas entre los líderes, ya que “lo que realmente importa son los acuerdos concretos. Solo estamos esperando. Las políticas estadounidenses cambian con demasiada frecuencia”.
No obstante, algunos fabricantes reconocen que el diálogo entre Xi y Trump contribuyó a reducir la confrontación y a restaurar cierta confianza. Un vendedor de herramientas y artículos para el hogar en Yiwu, identificado como Yao, expresó al medio que la duración de la llamada, de 90 minutos, resultó tranquilizadora.
Yao planea abrir una tienda en Amazon dirigida a clientes estadounidenses y considera que el momento es propicio para lanzar su negocio, debido a la alta demanda y los márgenes de ganancia en Estados Unidos, que superan ampliamente la competencia feroz del mercado local.
El South China Morning Post recogió también la opinión de Alfred Ng, director de la empresa de manufactura electrónica Suga International, quien consideró la llamada como una señal positiva, aunque advirtió que no espera una reducción significativa de los aranceles para China. Ng afirmó que “la reubicación siempre estará sobre la mesa”, pero que las decisiones sobre el destino de las fábricas dependerán de una mayor claridad sobre los aranceles aplicados a cada país.
Algunos exportadores consultados por el medio subrayaron la importancia de mantener un canal de comunicación constante entre los líderes de ambos países para evitar nuevas sorpresas y sobresaltos en la política comercial. Un ejecutivo de una empresa de papelería en Zhejiang sugirió que establecer llamadas regulares, trimestrales o semestrales, entre Xi y Trump podría contribuir a estabilizar la situación y brindar mayor tranquilidad a los exportadores. Según este directivo, una conversación directa entre los presidentes representa el método más eficiente para reducir tensiones.
Ker Gibbs, socio de la consultora estadounidense Foresight Restructuring y ex presidente de la Cámara de Comercio Americana en Shanghái, opinó que los resultados de la llamada fueron más simbólicos que sustanciales. “Se trata más de calmar las aguas que de cambiar la marea”, declaró.
El medio también destacó que, pese a la tregua arancelaria y el tono conciliador de la llamada, la mayoría de los fabricantes chinos prefieren esperar antes de tomar decisiones estratégicas de largo plazo. La experiencia de los últimos meses, marcada por cambios abruptos en la política comercial estadounidense, ha dejado una huella de desconfianza que solo se disipará con acuerdos firmes y señales claras de estabilidad.