Racing es un equipo hijo del rigor. En Florencio Varela, donde sólo había ganado en 2014, pasó de la apatía, la impotencia y la derrota parcial frente a Defensa y Justicia, a una remontada que terminó con victoria (2-1) y clasificación a los playoffs del Apertura, en el que logró su cuarto triunfo en fila con un valor agregado: se impuso por primera vez en el torneo sin Adrián Martínez, su goleador. A falta del artillero, determinante resultó Maximiliano Salas, su socio de ataque, quien cambió de un errático primer tiempo a un complemento descollante, con un golazo a puro amago y una asistencia para Gastón Martirena, acostumbrado a firmar goles decisivos.
Antes de salir al campo de juego del Norberto Tomaghello, la Academia tenía dos certezas: una victoria significaría el pasaje a los octavos de final y, en paralelo, cortar una racha adversa ante la ausencia de Martínez.
Es que sin el 9, su mayor figura, el equipo dirigido por Gustavo Costas había registrado derrotas ante Tigre (1-0, en Victoria), Argentinos (3-2, en el Cilindro), San Lorenzo (3-2, en el Nuevo Gasómetro) y Huracán (1-0, en Avellaneda). Y a juzgar por lo ocurrido durante 70 de los 90 minutos del partido disputado en Varela, sin Maravilla el campeón de la Copa Sudamericana y la Recopa estaba cerca del espanto. Porque pese a tener a la mayoría de sus titulares, Racing primero no había sabido cómo neutralizar a Defensa y, luego, tampoco encontraba los caminos para remontar el marcador adverso.
Adrián Balboa, sobre quien pesa la tarea de intentar reemplazar a Maravilla Martínez, exhibió otra vez una alarmante falta de confianza que se complementó con sus falencias técnicas. Pero apuntar solamente sobre la tarea del ex Unión sería una injusticia, ya que Luciano Vietto, de gran capacidad técnica y lectura de juego, también ratificó el declive de su influencia positiva en el equipo. Con un mediocampo que comenzó con Santiago Sosa como 5, con Juan Ignacio Nardoni y Agustín Almendra como laderos a la derecha e izquierda, respectivamente, Racing no hacía pie y veía cómo Defensa se adueñaba del trámite del encuentro, con una clara predisposición al ataque y buena circulación.
Gabriel Arias, con pasado en el Halcón, volaba para evitar que la Academia quedara en desventaja: Gaviota impidió que un tiro libre de Kevin Gutiérrez y un cabezazo de Ezequiel Cannavo, a quemarropa en la puerta del área chica, terminaran entre las redes. De manera forzada, con un intento de volea que terminó con la pelota por los cielos a los 21 minutos, Vietto registró el primer intento (fallido) de remate al arco por parte de los de Avellaneda, que pese a una modificación de esquema (de 4-3-3 a un 4-2-3-1, con Almendra más adelantado) fallaba al procurar abastecer a Balboa.
Lo mejor del partido
Sin Ojo de Tigre, Rocky no estuvo atinado cuando la pelota le anduvo cerca, aunque más tuvo que dedicarse a correr detrás de pelotazos sin destino claro, Racing era tan poco profundo, que su mejor llegada del primer tiempo fue –paradójicamente- un desentendimiento en el que el zaguero Emanuel Aguilera cabeceó hacia atrás sin advertir la salida de su arquero, Bologna. Salas, que resultaría decisivo, tampoco escapaba del mal paso general del equipo en esa primera parte.
Como un correlato de esos fallidos 45 minutos iniciales de Racing, el complemento pareció una continuidad de aquello, con el agravante de que Defensa finalmente sí lastimaría a la Academia: Sosa, que pese a ser originalmente un 5 no está firme en esa tarea (su mejor versión es como líbero), salió desarmado a intentar cortar a Lucas González, que le giró, avanzó libre desde el círculo central y asistió a Francisco González, cuyo zurdazo se desvío en Di Césare y venció al seguro Arias, víctima de la pasividad de todo el equipo.
Racing minaba otra vez sus aspiraciones. Así las cosas, Costas sacó Vietto –intrascendente – y Almendra (no completó ningún partido en el Apertura), para incluir a Santiago Solari y Richard Sánchez, quien debutó con la albiceleste tras superar un par de lesiones y mostró destellos de su calidad. También ingresaron Gastón Martirena y Adrián Fernández, quienes participarían en acciones decisivas. Pero si de torcer el rumbo se trata, la apatía de Racing se terminó de la mano de Salas.
El correntino, además de su despliegue físico, aportó una joya: recibió de Toto Fernández, hizo un doble amago dentro del área y sacó un derechazo imposible para Bologna, testigo del golazo que devolvió al encuentro a Racing (un minuto antes salvado otra vez Arias).
El gol impactó de ambos lados: envalentonó a Racing y desconcertó a Defensa. Salas, entonces, volvió a lastimar cuando desbordó por la izquierda, levantó la cabeza y asistió a Martirena, que apareció solo por derecha y sacó un tiro potente para el 2-1 del triunfo y la clasificación.