Sebastián Driussi se soltó. Atrás parece haber quedado ese difícil comienzo de año con una sequía que duró 13 partidos y generó interrogantes sobre su figura. La expectativa por su retorno a River después de siete años era enorme y se potenció por una larga negociación que derivó en una operación de 10 millones de dólares para repatriarlo desde Austin de la MLS. Hoy, después de desbloquearse frente a Gimnasia en La Plata rompiendo una racha de más de 600 minutos sin marcar, los goles no paran de caer: con el tanto que le marcó a Vélez ya son cuatro en los últimos cuatro partidos, incluyendo su tercer tanto con la camiseta millonaria a Boca. Un festejo prolongado, con los brazos extendidos, las palmas de las manos hacia arriba y un gusto de desentendimiento. Ese emoji que hoy es furor en el mundo River.

Driussi firmó su contrato hasta 2028 el 20 de enero pasado, con la pretemporada en San Martín de los Andes ya consumada. Durante esas primeras semanas del año, y gran parte del cierre del 2024, el atacante de 29 años se entrenó en soledad, con un preparador físico, en Buenos Aires, ya que había tomado la decisión de no volver a Estados Unidos.

El gol de Driussi a Boca, en el Monumental, para el 2-1

Sumado a eso, su último partido en Austin había sido el 19 de octubre en la victoria 3-2 ante Colorado Rapids, con gol incluido. Al no entrar a los playoffs, su temporada se extendió de marzo a octubre, con 30 partidos, ocho goles y cuatro asistencias. Y esos tres meses completos sin competencia se terminaron sintiendo: su tiempo de adaptación fue más largo del esperado hasta llegar a este presente más que prometedor.

“Yo muchas veces vine acá intentando comunicarle a ustedes que veían algunas cosas que, desde afuera, uno también ve. Tienen opinión y yo tengo convicción, y cuando uno tiene convicción en el trabajo realizado, había que seguir insistiendo y en esa insistencia está la convicción. Para llegar a este momento de jugadores que hasta hace muy poco tiempo eran criticados, se necesita no perder la convicción. Me pone contento que esos jugadores que hasta hace no mucho tiempo eran criticados, hoy tengan un buen presente. Para eso hay un trabajo de equipo y eso es lo que más destaco”, declaró Gallardo este domingo sobre su nivel.

Driussi no jugó el primer partido del año frente a Platense (1-1) mientras lograba su acondicionamiento físico, pero debutó con Instituto (1-0) en el Monumental por la segunda fecha desde el banco y en la tercera fecha ya fue titular contra San Lorenzo (0-0) en el Gasómetro. Rápidamente, para el Muñeco se transformó en una pieza clave en el armado de su equipo con un rol central: el DT pretende que sea siempre ese atacante suelto, sin una posición definida, que juega en el área para ser referencia, pero que también se mueve y se asocia por todo el frente de ataque.

Puede jugar de espaldas o de frente, puede aparecer para definir en el primer o segundo palo… pero para Gallardo son cruciales sus aportes de “jugador complementario” para aprovechar su técnica y sus movimientos. Por eso siempre lo sostuvo en el once inicial. “Tengo que seguir acostumbrándome. Es totalmente distinto porque los rivales vienen a dejar todo. Es muy friccionado, tengo que agarrar ritmo y adaptarme”, había dicho Driussi tras su debut.

El primer gol de la seguidilla de Driussi, ante Gimnasia y Esgrima, en de La Plata; por la fecha 14 del Torneo Apertura

“Los buenos jugadores se adaptan rápido. Sebastián está en un proceso de ponerse mejor en cuanto a ritmo de partidos. Estuvo mucho tiempo sin jugar, se sumó con nosotros al final de la pretemporada y eso tiene cierta lógica de que él encuentre su mejor forma y los partidos le hacen bien, entender la dinámica. Eso lo va a terminar de poner bien en lo que necesitamos y lo que necesita bien para que esté mejor de lo que se lo vio hoy”, señaló Gallardo tras su segunda titularidad contra Independiente (2-0) en la cuarta fecha.

Pero esa dinámica de partidos positivos, más allá de pinceladas que despertaban ilusión, no la encontró hasta el mes pasado. Sumado a eso, en marzo se perdió tres encuentros (Atlético Tucumán, Riestra y Bolívar) por una lesión muscular en el isquiotibial izquierdo en la final perdida con Talleres de la Supercopa Internacional en Asunción. Panorama negativo.

Ya recuperado, sumó minutos contra Rosario Central (2-2) y Sarmiento (1-1) en el Torneo Apertura y desde allí su marcha no se detuvo: titular en los tres partidos de la fase de grupos de la Copa Libertadores y en los últimos cuatro del campeonato. En total fueron 13 juegos sin convertir para el delantero que suma 973 minutos en 17 encuentros del año, con 13 titularidades, cuatro goles y una asistencia.

Sebastian Driussi marca el 2-2 de River ante Independiente del Valle en la altura de Quito, por la Copa Libertadores

Llevaba más de 600’ sin convertir cuando le marcó a Gimnasia y luego aparecieron los gritos con Independiente del Valle para el empate 2-2 en Quito, contra Boca para la victoria 2-1 en el Monumental y frente a Vélez para iniciar el 4-1. Dos para abrir el marcador, uno para empatar en la altura y otro para ganar el clásico. Goles que valen puntos.

“Driussi es un jugador de jerarquía y lo demostró una vez más”, había señalado Gallardo tras el superclásico. “Hay procesos de adaptación al fútbol argentino y a vivir nuevamente en el país que son lógicos, normales, al menos para mí. Era un proceso normal, incluso cuando a veces parece que las cosas no funcionan. Hoy, mejor físicamente, con más ritmo de partido y más adaptado, está jugando como lo está haciendo. Para mí no era una sorpresa, lo que pasa es que las urgencias marcan otra cosa, de las cuales tengo que abstenerme y ver hacia dónde queremos ir y con los jugadores que queremos ir”.

Consolidado como titular, River ha encontrado, a la par de su camino recorrido, una dinámica goleadora positiva: ya son 11 goles en los últimos cuatro partidos, después de solo poder convertir 15 en los primeros 17 del año. Driussi abrió el grifo en La Plata y todo empezó a fluir diferente. Hoy su ánimo, al igual que el del equipo, está por las nubes.