El tramo final de 2025 presenta desafíos para el crecimiento económico, después de una mayor volatilidad para el dólar a partir de la eliminación el cepo cambiario y una persistente presión alcista de las tasas en pesos, todo ello a pocos días de las elecciones legislativas.
No obstante, los analistas destacan la continuidad de importantes fundamentos que sientan la base más firme para sostener la expansión de la actividad, como el superávit fiscal en conjunto con el superávit comercial, el tándem de superávit gemelos que no se observaba hace dos décadas.
La economía argentina sostiene los superávit “gemelos” -fiscal y comercial- por primera vez en dos décadas
“Desde enero de 2024 y de forma ininterrumpida, Argentina presenta tanto superávit fiscal como un saldo comercial positivo con el resto del mundo. Se trata de dos indicadores fundamentales para evaluar la solidez de la macroeconomía, así como su capacidad de resistencia frente a shocks. Al evaluar las distintas crisis que atravesó Argentina, sus causas suelen identificarse a partir del desequilibrio fiscal o en forma de crisis de balanza de pagos. Al repasar la historia económica Argentina, no observamos simultáneamente superávit fiscal y de cuenta corriente desde el mandato de Néstor Kirchner, con la gran diferencia que los intereses de la deuda no se pagaban en aquel entonces”, indicó un informe del Grupo IEB (Invertir en Bolsa).
“En este marco, el hecho de que el último dato de cuenta corriente sea negativo no resulta preocupante, ya que se produjo en un escenario de crecimiento económico -lo que genera mayor demanda de productos importados-, con un saldo comercial positivo y una magnitud relativamente baja, de alrededor del 2% del PIB”, agregó el análisis del Grupo IEB.
El PBI se desacelera en el tramo final de 2025, aunque el resultado anual arrojaría una expansión de 4,5% interanual
Aunque los datos reafirman este año un aumento del PBI respecto de 2024, el camino del crecimiento no está allanado. La necesidad de eliminar la inflación con política monetaria ortodoxa, recortes del gasto fiscal y reducción de los subsidios tienen impacto negativo en el poder de compra de los salarios, cuando el consumo es uno de los mayores puntales del crecimiento.
En ese sentido, los analistas de Empiria advirtieron que un “menor ingreso disponible traslada a consumo”, debido a la “aceleración en gastos fijos”. Y apuntaron que “en junio, el ingreso disponible promedio del hogar en AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) cayó 0,4% real frente a mayo, acumulando en el semestre un 1% por encima de diciembre 2024 pero 7% por debajo de noviembre 2023. El aumento de gastos fijos y la desaceleración del crédito moderan el consumo”.
El INDEC acaba de difundir el EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) correspondiente a junio, con una expansión de 6,4% interanual -hubo fuerte impulso del comercio y la industria-, pero una caída de 0,7% respecto de mayo en la medición desestacionalizada. El acumulado enero-junio mostró una expansión del 6,2% contra igual período de 2024.
Un informe de Equilibra estimó para julio un incremento de la actividad económica de 3% interanual, aunque advirtió una caída mensual por tercer mes consecutivo en su medición desestacionalizada, de 0,3% mensual versus junio.
“De acuerdo con nuestra estimación, el nivel de actividad crecería 5,7% en los primeros siete meses del año en comparación con el mismo período de 2024. Pero el promedio de los últimos tres meses -mayo, junio y julio- de la serie desestacionalizada arroja una caída de 0,4% si se compara con los tres meses previos”, señaló el estudio.
“A esto se le suma una perspectiva más negativa desde agosto tras el endurecimiento de la política monetaria -fuerte suba de tasas-, lo cual nos hace prever una caída desestacionalizada en la actividad en lo que resta del año: esperamos para 2025 una expansión del PIB rondando 4,5% (-1,2 punto porcentual versus el acumulado anual hasta julio)”.
Esta semana el INDEC publicó el último informe sobre Intercambio Comercial Argentino (ICA), con una balanza comercial superavitaria en julio por USD 988 millones, el saldo máximo en lo que va de 2025, para acumular 20 meses consecutivos en positivo a partir de diciembre de 2023.
Un punto relevante es que el superávit comercial se sostuvo en un complejo escenario externo alterado por la agresiva política de aranceles de EEUU, la debilidad del precio de las materias primas que son la base exportadora de Argentina y un fuerte crecimiento de las importaciones, dadas las políticas de mayor apertura y acceso a divisas.
“Los datos de julio reafirman la estructura exportadora basada en agro y derivados (Productos Primarios y Manufacturas de Origen Industria-MOIl), productos que siguen explicando más del 60% de las exportaciones, mientras las MOI congregan cerca de un cuarto”, precisó un informe de la consultora Qualy.
“Las tendencias del comercio exterior argentino deben interpretarse a la luz de un escenario internacional turbulento. La guerra comercial entre Estados Unidos y China, con la aplicación de nuevos aranceles, genera desvíos de comercio que pueden abrir oportunidades para la Argentina, en particular en el sector agroexportador. No obstante, la caída en los precios internacionales de los commodities limita el impacto positivo del aumento de volúmenes exportados”, apuntó.
A ello Qualy sumó “un fuerte dinamismo importador (+31,7% interanual en enero-jul io de 2025), motorizado por Bienes de capital, Bienes de consumo y Vehículos automotores, que reduce el superávit comercial, al punto de que podría revertirlo en los próximos meses. La combinación de mayor concentración en el agro y un contexto global de volatilidad configura un escenario de riesgo para la sostenibilidad del saldo externo, lo que refuerza la necesidad de diversificar productos y destinos, especialmente en Asia, Medio Oriente y África, donde se abren nuevas oportunidades de inserción internacional”.