China registró en junio su nivel más alto de deflación industrial en casi dos años, en un nuevo signo de debilitamiento económico que complica el panorama para el régimen de Beijing. Según la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS, por sus siglas en inglés), el índice de precios al productor (PPI, por sus siglas en inglés) cayó un 3,6 % respecto al mismo mes del año anterior. La cifra supera la contracción de 3,3 % registrada en mayo y marca el mayor retroceso desde julio de 2023.
Este resultado también fue peor que el pronóstico de una caída de 3,2 %, según una encuesta de Reuters, y refleja las dificultades que enfrentan sectores industriales sensibles al comercio exterior, como consecuencia de la débil demanda global y las crecientes fricciones comerciales con Estados Unidos.
“La incertidumbre en el entorno comercial internacional ha afectado las expectativas de exportación de las empresas”, señaló Dong Lijuan, estadística de la NBS. El impacto se evidencia especialmente en las industrias orientadas a la exportación, que enfrentan presión sobre los márgenes de ganancia y ajustes en los precios ante la pérdida de dinamismo externo.
El entorno local tampoco ofrece un respaldo sólido. El consumo interno sigue debilitado, lo que ha llevado a las empresas a aplicar importantes descuentos para impulsar ventas. Este comportamiento ha sido particularmente visible en sectores como el automotriz, donde las autoridades chinas han pedido el fin de lo que describen como “guerras de precios perjudiciales”.
En paralelo, el índice de precios al consumidor (CPI) experimentó un incremento marginal del 0,1 % interanual en junio, tras haber caído un 0,1 % en mayo. Si bien rompe una racha de cinco meses en negativo, el repunte es limitado. Según Dong, esta leve variación al alza se explica “principalmente por el repunte de los precios de los bienes industriales de consumo”.
En términos mensuales, el CPI descendió un 0,1 %, en línea con las expectativas del mercado y mejor que el retroceso de 0,2 % registrado el mes anterior. Por su parte, la inflación subyacente —que excluye alimentos y combustibles— se ubicó en 0,7 % interanual, el nivel más alto en 14 meses.
Zichun Huang, economista para China en Capital Economics, advirtió que el escenario podría deteriorarse en los próximos meses. “Esperamos que la demanda se debilite más adelante este año, a medida que las exportaciones se desaceleren y el impulso del apoyo fiscal se disipe”, afirmó.
La producción industrial, medida a través de la actividad fabril, se contrajo por tercer mes consecutivo en junio, aunque a un ritmo más moderado. Sin embargo, la creación de empleo en el sector manufacturero y las órdenes de exportación siguen sin mostrar señales de recuperación.
En el mercado financiero, la reacción fue mixta. Mientras el índice Shanghai Composite avanzó 0,3 % al mediodía del miércoles, el Hang Seng de Hong Kong cayó 0,7 %, reflejando la incertidumbre generalizada entre los inversores ante la falta de medidas concretas de estímulo.
Lynn Song, economista jefe de ING para China, anticipa que la tendencia inflacionaria débil podría abrir espacio para recortes de tasas de interés. “Con los datos de actividad suavizándose ligeramente en los últimos meses, aunque sin urgencia inmediata, esperamos que el próximo recorte de tasas llegue en el cuarto trimestre”, indicó.
Mientras tanto, empresas como Alibaba y JD.com han lanzado campañas de subsidios para estimular el consumo, una estrategia que revela las dificultades persistentes del mercado interno. Analistas advierten que, sin una recuperación sostenida del gasto y de las exportaciones, la segunda economía mundial seguirá enfrentando una presión deflacionaria prolongada.
(Con información de Reuters)