BBVA destacó que el Gobierno consolidó el ajuste fiscal, avanzó con la salida del cepo y acordó un nuevo programa con el FMI para reforzar las reservas. REUTERS/Jon Nazca

El Producto Bruto Interno (PBI) de la Argentina registrará una expansión de 5,5% en 2025, de acuerdo con las proyecciones del último informe de BBVA Research. El crecimiento sería impulsado principalmente por la inversión privada y las exportaciones, en un contexto de mayor orden macroeconómico, inflación contenida y gradual recuperación del consumo.

El banco recuerda que la economía comenzó a mostrar señales de reactivación en la segunda mitad de 2024, tras un proceso de estabilización que incluyó un ajuste fiscal significativo, la flexibilización del mercado cambiario y la implementación de un nuevo esquema monetario basado en metas de agregados. “El Gobierno continuó ordenando la economía a través de una combinación de mayor disciplina fiscal, una apertura gradual del mercado cambiario y un nuevo esquema centrado en el control de la cantidad de dinero”, señala el documento.

El informe destaca que, aunque la recuperación es heterogénea entre sectores, los bienes durables y las inversiones muestran un desempeño más dinámico que el consumo masivo o la industria tradicional.

“No se observa un despegue disruptivo, aunque sí sostenido”, evaluó el equipo económico del banco. En ese contexto, la expectativa es que la reactivación se profundice el próximo año, acompañada de una inflación que se proyecta en 30% para 2025 y en 18% para 2026.

Un nuevo marco macroeconómico

Uno de los pilares de la mejora en las perspectivas es el avance hacia un nuevo orden macroeconómico. BBVA Research considera que el Gobierno ha priorizado el equilibrio de las cuentas públicas como pieza clave del plan de estabilización. Para 2025, proyecta un superávit primario de 1,6% del PBI. Esto se lograría, según el análisis, “aun bajando impuestos”, lo cual pone presión sobre los ingresos fiscales y refuerza la necesidad de crecimiento económico como vía alternativa de recaudación.

“La consolidación fiscal estuvo acompañada por un nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 20.000 millones. El programa incluyó un desembolso inicial de USD 12.000 millones y otros USD 3.000 millones previstos para el resto del año» precisaron los especialistas. Además, se pactaron desembolsos plurianuales por USD 22.000 millones con el Banco Mundial, el BID y otros organismos multilaterales.

Estas líneas de financiamiento externo han reducido el nivel de incertidumbre respecto del pago de deuda en el corto y mediano plazo. De hecho, BBVA anticipa que Argentina podría volver a los mercados internacionales hacia fines de 2025, gracias a la mejora en el riesgo país y la estabilización macro.

Inflación en descenso y tipo de cambio más flexible

La inflación nacional de mayo fue de 1,5%, el registro más bajo en cinco años. Para junio, se proyecta un índice de 1,8%, consolidando así un segundo mes consecutivo por debajo del 2% mensual. “La flexibilización del cepo sin sobresalto cambiario desactivó las perspectivas de depreciación y ancló expectativas de inflación a la baja”, explica el informe. A partir de esta dinámica, BBVA ajustó su proyección anual para 2025 a una inflación del 30%, por debajo del 35% previsto anteriormente.

“El nuevo régimen cambiario fue otro elemento central del cambio de rumbo. Desde abril, el Banco Central abandonó el esquema de crawling peg y pasó a un sistema de flotación dentro de bandas», remarca el informe. Este formato, según el informe, representa una transición creíble hacia un régimen de flotación plena desde 2026.

Exportaciones, consumo y desequilibrios externos

BBVA Research anticipa un crecimiento acotado de las exportaciones en 2025, del orden del 2,5%, con mayor impulso del sector energético. Sin embargo, el déficit de la cuenta corriente se ubicará en torno al 1,8% del PBI, explicado en parte por el aumento de las importaciones, el levantamiento de restricciones y el fortalecimiento del tipo de cambio, que también incentiva el consumo de servicios en el exterior, como el turismo.

Aunque este desequilibrio en el frente externo representa un riesgo, el ingreso de capitales -tanto multilaterales como de inversores de portafolio- estaría compensando el deterioro. El informe sostiene que “la flexibilización para dividendos podría impulsar la Inversión Extranjera Directa, que se sumaría a los proyectos enmarcados en el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI)”.

En cuanto al consumo, la recuperación se da de forma segmentada. Mientras el crédito y los bienes durables muestran señales de mayor dinamismo, los gastos minoristas, la construcción y gran parte de la industria todavía exhiben una evolución más lenta. “El consumo irá recuperándose al ritmo de la recomposición de los salarios reales y de la disponibilidad de crédito”, indica el informe.

El informe concluye que, si bien se ha consolidado una base para el crecimiento, será clave avanzar en una agenda de reformas estructurales para sostener el dinamismo económico en el mediano plazo. Esto incluiría medidas para mejorar la productividad, fortalecer la inversión privada y aumentar la competitividad externa.