Ante micrófonos oficialistas, la periodista Fabiola Tercero fue expuesta este martes 11 de noviembre, junto a su madre. (Foto Canal 13)

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo decidió mostrar este martes a la periodista Fabiola Tercero, de 36 años, quien según organismos de comunicadores y de derechos humanos se encontraba en condición de desaparecida desde hace 16 meses. La Policía allanó su vivienda en julio de 2024 e incautó sus equipos de trabajo. Desde entonces, no se conocía su paradero.

Los canales afines al gobierno difundieron imágenes de Tercero en su casa, acompañada de su madre, en el barrio William Díaz, Distrito II de Managua.

Según el oficialista Canal 13, la periodista “no estaba desaparecida ni secuestrada”, sino “en su casa, conviviendo con su mamá”. La propaganda oficial asegura que las denuncias de desaparición son parte de una “campaña mediática” impulsada por opositores.

Durante más de un año, el Estado mantuvo silencio sobre el paradero de la periodista Fabiola Tercero, a pesar de que diversas organizaciones nacionales e internacionales exigieron una “prueba de vida” y denunciaron su desaparición forzada.

En las imágenes divulgadas ahora, Tercero aparece callada, sin emitir declaraciones propias ni responder preguntas. Ningún medio independiente tuvo acceso al lugar, y tampoco se permitió contacto con la comunicadora o su familia.

Este tipo de presentaciones cuidadosamente preparadas forman parte del repertorio del régimen sandinista cuando enfrenta presión pública sobre un caso. No es la primera vez que Ortega y Murillo recurren a la teatralidad como respuesta ante denuncias de desapariciones, torturas o tratos crueles.

Monseñor Rolando Álvarez fue sacado de su aislamiento para llevarlo a un

En 2022, cuando el obispo Rolando Álvarez llevaba semanas incomunicado, el régimen lo presentó en televisión estatal sentado frente a una mesa de comida cuidadosamente dispuesta. Las imágenes mostraban al religioso con uniforme nuevo de prisionero, flanqueado por dos de sus hermanos en lo que parecía un “tranquiloalmuerzo familiar.

El régimen repitió el libreto en enero de 2024, cuando divulgó nuevas fotos de Álvarez durante una revisión médica dentro de la cárcel La Modelo. Las imágenes fueron publicadas solo horas después de que el Departamento de Estado de Estados Unidos exigiera su liberación inmediata.

Lo mismo ocurrió con el médico Yerri Gustavo Estrada, de 30 años, detenido en agosto de 2025 en el Hospital Amistad Japón-Nicaragua, en Granada. Su madre denunció su desaparición y advirtió que podía estar siendo torturado. La presión creció cuando el Departamento de Estado y diputados de Costa Rica exigieron saber dónde estaba.

Un mes después, el régimen difundió fotografías del joven rapado y con uniforme azul de reo, en una sala impecable, con platos servidos y agua sobre la mesa. “Un uniforme nuevo y limpio para la foto”, comentó el periodista Juan Lorenzo Holmann, exreo político y desterrado en 2023. “Es un circo. El lenguaje corporal lo dice todo”.

Desde 2022, al menos cuatro veces el régimen ha recurrido a esta estrategia para calmar la presión interna y externa: mostrar imágenes controladas de presos desaparecidos.

Las “audiencias informativas” inventadas para exhibir a opositores como Miguel Mora, Lesther Alemán, Dora María Téllez o Félix Maradiaga en agosto de 2022 también siguieron el mismo patrón

Maradiaga, que permaneció 611 días recluido en El Chipote, describe el proceso: “Cuando aumenta la presión, no corrigen el abuso, empieza el teatro. Primero mejoran la comida, permiten galletas, refrescos. Te pesan cada día. Luego te llevan a una sala limpia, con cortinas y platos servidos. Hay cámaras. Quieren la foto del ‘trato digno’. Cuando apagan las luces, todo vuelve a ser igual”.

El caso de Fabiola Tercero sigue ese mismo patrón. Su desaparición había sido denunciada por la Asociación de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), la Red Centroamericana de Periodistas y Reporteros Sin Fronteras.

En julio de 2024, tras el allanamiento policial de su vivienda, perdió toda comunicación con colegas y familiares. PCIN advirtió que el aislamiento prolongado podía constituir tortura y exigió información sobre su estado de salud y paradero.

Tercero, comunicadora y activista feminista, fundó en 2017 la plataforma “El Rincón de Fabi”, dedicada a promover la lectura y el intercambio de libros. Durante los últimos años colaboró con medios independientes hasta que el régimen comenzó a criminalizar la prensa y a cerrar espacios informativos.

Su desaparición coincidió con una oleada de detenciones arbitrarias de periodistas y activistas en Managua y Matagalpa.

La “reaparición” de Tercero, cuidadosamente medida, ocurre en una fecha simbólica. Este 11 de noviembre, Daniel Ortega cumple 80 años. Y apenas ocho días después, el 19 de noviembre, el gobierno de Donald Trump deberá decidir si impone sanciones comerciales más severas contra Nicaragua, que podrían incluir un aumento de aranceles del 100 por ciento o incluso la suspensión del tratado de libre comercio con Estados Unidos (CAFTA). En ese contexto, el régimen busca mostrar una imagen de estabilidad y control interno.

La difusión de las imágenes de Tercero vino acompañada de un mensaje que insistía en que “no se le ha detenido ni secuestrado”. Sin embargo, no se presentó ninguna evidencia verificable de que la periodista pudiera desplazarse libremente, comunicarse o trabajar. Tampoco se sabe si su casa ha estado bajo vigilancia o si su familia ha recibido presiones.

Creo que la exposición de Fabiola está asociada a varios elementos”, explica el sociólogo nicaragüense Juan Carlos Gutiérrez. “En primer lugar, en los últimos dos meses ha habido presiones internacionales sobre el régimen, principalmente en materia de derechos humanos. Uno de los factores más relevantes es la reciente exposición ante la ONU de un informe detallado sobre las violaciones de derechos en Nicaragua. Ese informe ya era conocido, pero no había tenido una audiencia especial hasta ahora, y eso ha tenido un impacto importante”.

La periodista Fabiola Tercero estaba en condición de desaparecida desde julio de 2024. (Foto archivo)

Gutiérrez sostiene que, además del tema de derechos humanos, el régimen enfrenta el riesgo de perder los beneficios comerciales del CAFTA. “El tema del tratado está ahora directamente vinculado a las violaciones de derechos humanos”, afirma. “Y para una dictadura, eso es crucial. Ambas cosas, la presión de la ONU y la amenaza económica, son claves en el momento en que deciden exponer a personas desaparecidas”.

A principios de este mes, el régimen de Nicaragua excarceló a otros cinco presos políticos que se tenían por desaparceidos, dado que no se sabia su paradero ni enfretaban alfuna acusacipon criminal, desde que fueron detenidos por la Policía, en algunos casos, hace mas de un año.

Mostrar a Fabiola es un intento de generar una cortina de humo, de instalar la narrativa de que no estaba desaparecida, que estaba en casa de un familiar. Es el viejo método del régimen: crear una apariencia para invalidar denuncias dentro de aquellos organismos o países que no conocen en detalle lo que sucede en Nicaragua”, concluye Gutiérrez.