Gente asiste al encendido del árbol de navidad en la iglesia ortodoxa griega de Mar Elias, meses después de que el lugar sufriera un ataque suicida mortal, en el vecindario de Dweila en Damasco, Siria, el martes 23 de diciembre de 2025.(AP Foto/Omar Sanadiki)

En una iglesia en Siria donde un ataque suicida mató a 25 personas en junio, cientos de fieles se reunieron antes de Navidad para recordar a los que perdieron y reafirmar su fe.

Con un pequeño destacamento de fuerzas de seguridad vigilando afuera, los miembros de la iglesia Mar Elías celebraron una misa el martes por la noche y encendieron una imagen de un árbol de Navidad hecho de luces en la pared del patio exterior. El árbol estaba adornado con fotos de aquellos que murieron en el ataque.

Entre los fallecidos había tres hombres que la congregación considera héroes por enfrentarse al atacante, posiblemente evitando un número de muertos mucho mayor en el ataque del 22 de junio.

Un hombre abrió fuego y luego detonó un chaleco explosivo dentro de la iglesia ortodoxa griega en Dweil’a, en las afueras de Damasco, cuando estaba llena de personas rezando un domingo.

Antes de detonar el chaleco, los hermanos Boutros y Gergis Bechara y otro feligrés, Milad Haddad, se enfrentaron al tirador y lo empujaron fuera del centro de la iglesia, dijeron los congregantes.

Dos mujeres se abrazan mientras asisten al encendido de un árbol de Navidad en la iglesia ortodoxa griega Mar Elias, meses después de que la iglesia fuera escenario de un ataque suicida mortal, en el vecindario de Dweila, en Damasco, Siria, el 23 de diciembre de 2025. (AP Foto/Omar Sanadiki)

“Si no fuera por los tres, tal vez no quedaría ni una persona de las 400”, dijo Imad Haddad, el hermano de Milad Haddad, quien asistió al encendido del árbol de Navidad el martes.

No ha decorado para Navidad ni ha puesto un árbol en casa, pero reunirse en la iglesia fue “un mensaje de paz y amor” y un mensaje de que “somos creyentes y somos fuertes y estamos firmes a pesar de todo”, expresó.

Thana al-Masoud, la viuda de Boutros Bechara, recordó buscar frenéticamente a su esposo después de la explosión, pero nunca lo encontró, ni vivo ni muerto. Su cuerpo había sido destrozado por la explosión.

“No hay fiesta, ni este año, ni el próximo, ni el siguiente”, manifestó.

Encuentra consuelo en la creencia de que su esposo y los otros dos hombres que confrontaron al atacante son mártires por su fe.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó

“Nuestro Señor los eligió para ser santos y para difundir Su palabra a todo el mundo”, dijo. “Pero la separación es difícil”.

El ataque avivó los temores cristianos

El ataque a la iglesia fue el primero de su tipo en Siria en años y ocurrió mientras un nuevo gobierno en Damasco dominado por islamistas suníes buscaba ganar la confianza de las minorías religiosas tras la destitución del expresidente Bashar Assad.

El presidente interino Ahmad al-Sharaa ha tenido problemas para ejercer autoridad en todo el país, incluso entre las filas de grupos aliados. Ha habido varios brotes mortales de violencia religiosa en el país en el último año.

Aunque el nuevo gobierno ha condenado los ataques a minorías, muchos lo acusan de no actuar para controlar las facciones armadas que intenta absorber en el nuevo ejército estatal y las fuerzas de seguridad.

El ataque de junio fue atribuido a una célula del grupo Estado Islámico, que las autoridades dijeron también había planeado atacar un santuario chií. El grupo EI no se atribuyó la autoría, mientras que un grupo poco conocido llamado Saraya Ansar al-Sunna dijo que uno de sus miembros había llevado a cabo el ataque. El gobierno dijo que el grupo era una tapadera para EI.

Imagen rota del ex dictador Bashar al Assad.

Los cristianos constituían alrededor del 10% de los 23 millones de habitantes de Siria antes de que las protestas masivas contra el gobierno en 2011 fueran respondidas con una brutal represión gubernamental y derivaran en una brutal guerra civil de 14 años que vio el surgimiento de EI y otros grupos extremistas.

Cientos de miles de cristianos huyeron durante la guerra, durante la cual hubo ataques con motivaciones religiosas contra cristianos, incluyendo el secuestro de monjas y sacerdotes y la destrucción de iglesias. Ahora muchos vuelven a pensar en marcharse.

Una fe reforzada y búsqueda de paz

Desde que perdió a su esposo en el ataque a la iglesia, Juliette Alkashi se siente entumecida.

Eran novios desde antes de que ella dejara Siria con su madre y hermano para emigrar a Venezuela. En 2018, cuando Emile Bechara le pidió matrimonio, Alkashi regresó a Siria a pesar de que aún estaba en medio de una guerra civil.

“Lo que vaya a pasar, pasará, y me he rendido a ello”, dijo. “Si uno va a rezar y muere en la iglesia, lo que Dios haya escrito es lo que será”.

Unas personas inspeccionan los daños tras una explosión que sacudió la iglesia Mar Elias, según testigos, en el barrio de Dweila, en Damasco (Siria), el 22 de junio de 2025. Los Cascos Blancos/Foto cedida por REUTERS.

Lo único que importa ahora, dijo Alkashi, es que ella y su hijo de tres años permanezcan juntos.

Algunos feligreses dijeron que el ataque no hizo más que fortalecer su fe.

“Vi una columna de humo elevarse del suelo al techo, y escuché una voz que decía: ‘No te abandonaré y no te dejaré’”, dijo Hadi Kindarji, quien describió una intensa experiencia espiritual en el momento de la explosión.

Hoy cree que incluso la violencia aparentemente sin sentido era parte del plan de Dios.

“Nuestro Dios está presente, y Él estaba presente en la iglesia”, dijo.

El funeral de una de las personas muertas en el atentado contra una iglesia griega ortodoxa en el sector al-Qasaa de Damasco, Siria, el 24 de junio del 2025. (AP foto/Omar Sanadiki)

Yohanna Shehadeh, el sacerdote de la iglesia Mar Elias, reconoció que muchos en la congregación tienen miedo de más violencia mortal.

“El miedo es un estado natural. No voy a decirte que no hay miedo, y no sólo hablo de los cristianos, sino de todo el pueblo sirio, de todas las religiones”, dijo Shehadeh.

A medida que se acerca la Navidad, dijo, están rezando por la paz.

(con información de AP)