Allá por 1994, cuando el grunge pegaba sus últimos grandes coletazos, tres jóvenes desalineados de California se metían en la escena con un disco muy particular: Dookie. Con un título escatológico, una tapa digna de una revista berreta y canciones que hablaban de masturbación, apatía y aburrimiento existencial, Green Day pateaba la puerta del mainstream. […]
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