La afirmación de William T. Vollmann en La camisa de hielo —“narrar es intervenir, que contar el origen de un territorio es una forma de reclamarlo”— condensa el núcleo de una obra que desafía los límites entre historia y ficción.
Esta idea, que aparece en las secciones donde el autor reescribe las sagas nórdicas, revela la ambición de un proyecto literario que no se conforma con relatar hechos, sino que busca apropiarse de la memoria y resignificarla. En este contexto, la novela se convierte en un campo de disputa simbólica, donde el pasado se reinterpreta para iluminar el presente y, a la vez, para transformarlo. Así, Vollmann no solo reconstruye los orígenes de América del Norte, sino que también explora los mecanismos de apropiación y la imposibilidad de reconciliación con cualquier identidad fija.
La publicación de La camisa de hielo (Pálido Fuego), con traducción de José Luis Amores, marca el inicio de la serie Siete sueños, una saga que se propone narrar los orígenes del continente desde una perspectiva que entrelaza mito, violencia y el anhelo de lo desconocido. En este primer volumen, el autor se concentra en la colonización vikinga de Vinland, el territorio al que los nórdicos arribaron en el siglo X y que denominaron Vinlandia La Buena.
Aunque el enfoque es históricamente deliberado, Vollmann opta por una estructura fragmentaria y enciclopédica, donde los mitos nórdicos se entrelazan con destellos del presente, diluyendo la frontera entre documento y ficción.
El propio Vollmann se introduce en la narración bajo el alias de William el Ciego, un cronista ficticio que transita la saga como observador, personaje y demiurgo. Esta elección refuerza la naturaleza híbrida del texto, que no se limita a contar una historia, sino que invita al lector a habitarla.
Tras una sección inicial de casi cien páginas dedicadas a los mitos fundacionales, el relato se abre al encuentro entre los nórdicos y los Primeros Pueblos, un episodio que se presenta más como una exploración de las mutaciones humanas que como una crónica precisa de los hechos.
La obra no distingue con claridad qué fragmentos corresponden a traducciones de otros textos y cuáles son invención propia, pues la fidelidad documental cede ante la construcción de una historia misteriosa sobre la transformación constante de la humanidad.
Vollmann sugiere que el destino humano consiste en no estar nunca en casa, en adaptarse y cambiar no solo por necesidad, sino también por deseo. Esta idea se materializa en la segunda parte del libro, donde un cambio de sexo mítico e inesperado atrapa al lector en una trama de transformación y violencia, elementos que el autor identifica como constitutivos de la historia humana.
La metáfora de las “camisas”—la del Oso, la del Hielo, la del Lobo—funciona como símbolo de una identidad entendida como desarraigo permanente. Cambiar resulta posible, pero ninguna forma nueva garantiza pertenencia. Vollmann plantea que la identidad es una prenda que se puede poner o quitar, pero que nunca ofrece un hogar definitivo.
Las secciones ambientadas en la modernidad, que en un primer momento podrían parecer ajenas al relato principal, cumplen la función de contrapunto: el pasado se convierte en una forma de leer el presente, y este, a su vez, puede ser colonizado y transformado.
Según la interpretación de La camisa de hielo, “el deseo, ese impulso que los mueve, no los lleva al primer hogar que echamos de menos, sino más lejos, a construir una casa tras otra que abandonamos cuando por fin se sostienen sus cuatro paredes”. La novela concluye que “no hay pertenencia, solo travesías”, y que la calma nunca llega, pues la historia humana es una sucesión ininterrumpida de desplazamientos y búsquedas insatisfechas.
La magnitud del proyecto de Vollmann, que se anuncia como una de las empresas narrativas más ambiciosas de la literatura contemporánea, reside en su capacidad para desdibujar los límites entre géneros y para cuestionar la posibilidad misma de la reconciliación con el pasado. La camisa de hielo* se erige así como un libro sobre la apropiación, la transformación y la imposibilidad de hallar un lugar definitivo en el mundo.