El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) completó la actualización de la canasta de bienes y servicios que se utiliza para medir la inflación, adaptada a los nuevos patrones de consumo. Sin embargo, su implementación sigue pendiente y se espera para fin de año, lo que genera diferencias a la hora de calcular la evolución del poder adquisitivo de los salarios. La nueva metodología, si se empleara, daría resultados distintos a los vigentes.
De acuerdo a un informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA), los salarios registrados, con el Índice de Precios al Consumidor (IPC) reponderado en base a la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHO) de 2017/18, perdieron 3,6 puntos más de capacidad de compra de la actual estimación respecto de noviembre de 2023.
“El poder adquisitivo de los salarios registrados sufrió una extraordinaria caída al inicio del gobierno de Milei, como consecuencia de la fuerte devaluación de la moneda y las subas de precios. Luego, desde el segundo trimestre del año pasado se verificó un proceso de recuperación parcial de este poder de compra, a medida que la inflación se desaceleraba”, señaló el informe.
“Pero este proceso llegó a un techo en noviembre de 2024, desde cuando el salario real ha mostrado un comportamiento oscilante pero levemente decreciente. La menor inflación no ha conducido entonces a una recuperación salarial, tanto porque el aumento del desempleo se hizo sentir en las negociaciones colectivas como porque el gobierno buscó explícitamente poner un límite a los aumentos salariales que quedase por debajo de la inflación”, añadió.
Como resultado de este proceso, en junio el salario real registrado quedó 5,5% por debajo del nivel de noviembre de 2023.
“Ante las críticas que se han hecho sobre el IPC por su falta de actualización y por no reflejar los nuevos precios relativos, se realizó un ejercicio con un ‘IPC reponderado’. Con este índice, la pérdida de poder adquisitivo entre noviembre de 2023 y junio de 2025 alcanza un 9,1%”, estimó la CTA.
En tanto, en junio los salarios reales del sector privado en general se ubicaron 0,6% por debajo del nivel registrado en noviembre de 2023. Durante lo transcurrido del año, la tendencia mostró un desempeño negativo. El resultado consolidó un nivel 5,3% inferior al de noviembre de 2019 y 23,3% más bajo en comparación con noviembre de 2015.
En el caso del sector público, los salarios resultaron 14,3% menores al nivel previo a la asunción del actual gobierno y 19,1% inferiores respecto del final de la gestión de Mauricio Macri. Al contrastarlos con noviembre de 2015, la pérdida acumulada alcanzó 37,9%.
Si se consideran las variaciones con un índice de precios alternativo, las caídas recientes se amplían: entre noviembre de 2023 y junio de 2025, el salario privado retrocedió 4,4% y el público 17,6%.
El hecho que los descensos sean más marcados explica también la caída y posterior amesetamiento del consumo, donde las familias dejan de adquirir bienes no esenciales principalmente.
A su vez, según Equilibra, la falta de actualización en los ponderadores de gasto de la ENGHO genera una subestimación de la línea de pobreza. Así, al actualizar la Canasta Básica Total (CBT) y corregir la subdeclaración de ingresos, la tasa de pobreza para el semestre octubre 2024-marzo 2025 alcanza el 43,3% de la población urbana, frente al 34,7% reportado oficialmente.
Por otra parte, en cuanto al salario mínimo, de acuerdo al Instituto Interdisciplinario de Economía Política – IIEP- (UBA-Conicet), en diciembre de 2023 este inició un extenso proceso de merma del valor real, cuando se contrajo 15% (con la metodología actual) de la mano de la aceleración inflacionaria, seguido por una caída aún mayor, del 17%, en enero de 2024. Esta tendencia se interrumpió momentáneamente en algunos meses cuando el incremento nominal acompañó o superó la inflación.
Sin embargo, más allá de ciertas alzas en algunos meses puntuales, entre noviembre de 2023 y julio de 2025 el salario mínimo real acumuló una caída de 32%.
“Esta contracción, junto con la tendencia decreciente de los años anteriores, lleva a que el salario mínimo en términos reales de mayo de 2025 se ubique en un valor inferior al de 2001, antes del colapso de la convertibilidad. Asimismo, implica una erosión del 62% respecto del valor máximo de la serie, en septiembre de 2011″, detalló el IIEP.