La representación de la infancia lectora ha sido un tema recurrente en la historia del arte occidental

La representación de la infancia ha atraído la atención de artistas de diferentes épocas y estilos, lo que ha dado lugar a numerosas obras que muestran a niños en diferentes actitudes: de juego, de estudio, e incluso de lectura. En esta oportunidad nos detendremos en esto.

Diversas escuelas artísticas han plasmado a niños y niñas leyendo en sus obras, y han aportado estilos y técnicas que van desde el rococó hasta el realismo americano. Entre algunas de las pinturas más representativas se encuentra Young Girl Reading/ The Reader/ La Liseuse (Niña leyendo o La lectora), circa 1769, de Jean-Honoré Fragonard, una pieza emblemática del rococó realizada en óleo sobre lienzo, y que actualmente se conserva en la National Gallery of Art de Washington D.C., en Estados Unidos.

En esta pintura, se observa a una adolescente o joven concentrada en su lectura, ajena a lo que pueda suceder alrededor. La atención está puesta en el breve ejemplar que sostiene en su mano derecha.

La National Gallery of Art de Washington D.C. conserva la emblemática pintura 'Young Girl Reading' de Jean-Honoré Fragonard

La segunda obra escogida corresponde al ámbito del realismo suizo, representado por Albert Anker, quien desarrolló varias obras dedicadas a la educación y la vida rural. En 2024, el Museo de Bellas Artes de Berna (Kunstmuseum Bern), llevó adelante la exhibición Lesende Mädchen (Las chicas lectoras), en la que se seleccionaron piezas en las que, como se lee en el texto curatorial “sus representaciones de niñas leyendo y escribiendo, en particular, poseen una fuerza conmovedora y serena. Con ellas, el artista celebra la absorción infantil y evoca la experiencia dichosa de sumergirse en una historia e imaginar el propio mundo”.

Cecile Anker, la hija menor del artista, es la protagonista de esta obra homónima, íntegramente realizada en azul, que recuerda a las acuarelas, y que fue creada a mediados de la década de 1880. Como el retrato precedente, la niña da cuenta, por su postura, del placer y la concentración que conlleva la lectura.

Cecile Anker protagoniza una obra monocromática que resalta la absorción infantil en la lectura

Ambas obras constituyen ejemplos notables de la relación entre arte e infancia lectora, en las que se empleando técnicas variadas como el óleo sobre lienzo o pigmentos monocromáticos y que incluyen escenas íntimas.

Los museos que albergan estas piezas ofrecen a los visitantes la posibilidad de observar cómo la experiencia de leer ha sido una fuente de inspiración y reflexión plasmada en distintos soportes y estilos.