El conflicto entre la China Suárez y Benjamín Vicuña por la crianza y el bienestar de sus hijos volvió a instalarse en el centro de la atención mediática. Las versiones sobre la escolarización de Magnolia y Amancio en Turquía, país de residencia de la actriz junto a Mauro Icardi, profundizaron la tensión y pusieron en evidencia las diferencias y el enojo del actor chileno. Los gestos recientes dejaron en claro que la distancia entre ambos padres se hace cada vez más notoria, sobre todo tras la actitud esquiva de la China, quien evitó por completo a la prensa cuando llevó a los niños a la casa de su papá.

Las cámaras de Intrusos (América) captaron la llegada de la China al edificio de Vicuña, a pocos metros del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), el lunes por la noche. Con cara seria y sin detenerse, la actriz ingresó rápidamente con Magnolia en brazos por la puerta principal, mientras a metros la seguía Amancio, quien era sostenido por Juanma Cativa, su estilista y amigo de confianza. El notero intentó sin éxito obtener declaraciones sobre la situación actual con el padre de los chicos. “¿Se los traés a Benjamín? ¿Hablaste con él por la escolarización en Turquía?”, lanzó el cronista, pero la exCasi Ángeles optó por el silencio total.

En la salida del edificio, la escena se repitió: la China ignoró los intentos del periodista, que insistió con preguntas sobre la escolarización, el acuerdo con Vicuña y los recientes conflictos familiares que salieron a la luz. Ella entró a su auto, dio un portazo y, acompañada por su representante y por su madre, se retiró con el mismo gesto hermético con el que llegó. El cronista, aun a las afueras del edificio, explicó que el acuerdo judicial estipula que después del arribo al país, el actor debería tener a los chicos por al menos 10 días, aprovechando su tiempo en la Argentina tras meses de distancia y viajes internacionales.

La actriz evadió las preguntas del cronista a la salida del departamento de su ex (Captura de video)

La reconstrucción del conflicto se completó previamente con la palabra de Vicuña, quien en los días previos fue abordado por las cámaras de LAM (América). Allí, el galán chileno manifestó su sorpresa y desacuerdo tras enterarse de que Magnolia y Amancio habían comenzado a ir al colegio en Estambul sin ser notificado. El actor aseguró que aquella decisión alteró la vida familiar, desconcertó a los niños y rompió con la organización acordada. “Me gustaría que las cosas volvieran a su lugar, que se hable del trabajo únicamente y que dejemos a los chicos de lado”, subrayó, haciendo énfasis en su necesidad de proteger la intimidad y bienestar de los menores por encima de cualquier conflicto mediático.

Vicuña relató que el cambio en la cotidineidad de los chicos fue notorio. “Efectivamente, cambiaron la rutina. Yo los llamo todos los días a las 7 de la mañana, pero la situación se complicó cada vez más, se cambió la rutina por algo. No soy tonto, me di cuenta”, remarcó. El actor recalcó sentirse afuera de las decisiones importantes, sin información concreta y con la comunicación familiar deteriorada. Para evitar inquietar más a sus hijos, optó por dejar en manos de los abogados la discusión sobre la escolarización y la dinámica diaria. “La verdad que es todo muy surrealista. No tuvimos respuesta, no tuve una notificación”, aseguró, dando cuenta de una distancia administrativa y afectiva difícil de remontar.

El actor relató también en el ciclo de Ángel de Brito que, ante la falta de respuestas directas y tras notar cambios claros en la rutina de los menores, pidió a los abogados que intercedieran: “Le pedí a los abogados que se comunicaran y se entendieran. No hubo respuesta en más de una semana”, relató. Sostuvo que aun desconoce detalles esenciales como el nombre del colegio donde concurren los niños. Desde el entorno de la actriz aseguran que Vicuña fue informado pero él afirmó que jamás recibió comunicación formal ni instrucciones específicas para comprender el proceso de adaptación que vivieron Magnolia y Amancio en Estambul.