FOTO DE ARCHIVO. El embajador de Japón ante la ONU, Yamazaki Kazuyuki, habla durante una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la situación en Oriente Medio y la cuestión palestina en la sede de la ONU en la ciudad de Nueva York, EEUU, el 25 de noviembre de 2024 (REUTERS/Kent Edwards)

Japón rechazó este lunes las acusaciones presentadas por China ante Naciones Unidas sobre una supuesta amenaza de intervención armada en el caso de un ataque contra Taiwán. En una carta dirigida al secretario general António Guterres, el embajador japonés Kazuyuki Yamazaki calificó la presentación china de “inconsistente con los hechos y carente de fundamento”, según recogieron las agencias internacionales.

La respuesta se produjo después de que el embajador chino ante la ONU, Fu Cong, enviara el viernes una carta formal en la que acusaba a la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, de cometer “una grave violación del derecho internacional” tras afirmar en el parlamento que un ataque chino contra Taiwán podría llevar a Tokio a considerar una respuesta militar. Según Reuters, Yamazaki defendió que la política japonesa sigue basada en el principio de “defensa pasiva” y negó que el país contemple ejercer su derecho a la autodefensa sin un ataque previo.

El intercambio diplomático refleja el deterioro de la relación bilateral. Fu emitió la crítica pública más dura que Beijing ha dirigido hasta ahora contra Takaichi, una figura conservadora que asumió el cargo el mes pasado y que ha adoptado posiciones firmes frente a China desde su llegada al poder. Las autoridades chinas aseguraron que sus declaraciones “dañaron gravemente” la cooperación comercial, en un momento en que varios conciertos de artistas japoneses en China han sido cancelados sin explicación oficial.

FOTO DE ARCHIVO: Soldados de las Fuerzas de Autodefensa de Japón caminan junto a una unidad de misiles Patriot Advanced Capability-3 (PAC-3) después de que el secretario jefe del Gabinete de Japón, Yoshihide Suga, revise la unidad en el Ministerio de Defensa en Tokio, Japón, 8 de octubre de 2017 (REUTERS/Kim Kyung-Hoon/Foto de archivo)

El trasfondo inmediato del desencuentro está en las tensiones crecientes alrededor de Taiwán. Beijing reclama la isla como parte de su territorio y no descarta el uso de la fuerza para tomar el control. La isla, gobernada democráticamente, rechaza ese planteamiento y sostiene que su futuro solo puede ser decidido por su población. Japón, cuya prefectura de Okinawa se encuentra a poco más de 100 kilómetros del territorio taiwanés, considera la estabilidad en el estrecho un elemento clave de su seguridad regional.

Takaichi abordó el asunto el martes en una llamada con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la primera conversación entre ambos desde que estalló el incidente diplomático con Beijing. Según informó Reuters, la primera ministra afirmó que el mandatario estadounidense le indicó que podía comunicarse con él en cualquier momento y le detalló su visión del estado actual de las relaciones entre EEUU y China, incluida su conversación telefónica con el presidente chino Xi Jinping un día antes.

Por ahora, la Casa Blanca no ha hecho comentarios sobre el choque diplomático entre Japón —su principal aliado en Asia oriental— y China, lo que, según analistas, genera inquietud en sectores del Gobierno japonés. La postura de Washington es clave en cualquier escenario relacionado con la seguridad en el Indo-Pacífico y habitualmente influye en la forma en que Tokio gestiona sus mensajes de disuasión hacia Beijing.

La primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, habla con los medios tras una llamada telefónica con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su residencia oficial en Tokio, Japón, 25 de noviembre de 2025 (REUTERS/Issei Kato)

El gesto de China hacia la ONU llega en un momento de fricciones acumuladas. Las autoridades chinas han protestado en varias ocasiones por el refuerzo militar impulsado por Japón en los últimos años, que incluye mayores capacidades de misiles y una expansión del presupuesto de defensa. Tokio argumenta que la modernización de sus Fuerzas de Autodefensa responde al entorno de seguridad más complejo en décadas, marcado por el auge militar chino y el desarrollo armamentístico de Corea del Norte.

En el plano diplomático, la controversia se suma a un periodo prolongado de desencuentros entre ambos países por cuestiones históricas, disputas marítimas en el mar de China Oriental y el alineamiento de Japón con la estrategia estadounidense de contención frente a China. Las últimas fricciones alrededor de Taiwán añaden un elemento adicional de sensibilidad.

La tensión provocada por las cartas cruzadas no altera, por ahora, los canales de comunicación entre Tokio y Beijing. Sin embargo, refleja el deterioro progresivo de un vínculo bilateral que se mueve entre la interdependencia económica y una rivalidad estratégica cada vez más visible en el escenario regional.