El ex presidente brasileño Jair Bolsonaro permanece hospitalizado en Brasilia y continúa este domingo en condición estable y sin hipo, aunque durante la noche del sábado volvió a registrar una crisis de contracciones involuntarias, según informaron sus médicos en un nuevo boletín clínico difundido por el centro sanitario.
El parte médico detalló además un aumento transitorio de la presión arterial, lo que llevó al equipo tratante a confirmar para este lunes una nueva intervención quirúrgica destinada a bloquear el nervio frénico del lado izquierdo, con el fin de evaluar la evolución del cuadro y su posible control a mediano plazo.
Los profesionales de la salud habían intentado inicialmente resolver el problema mediante tratamiento farmacológico y seguimiento clínico, evitando procedimientos invasivos. Sin embargo, tras una fuerte crisis de hipo registrada el viernes por la noche, el sábado se realizó un bloqueo del nervio frénico del lado derecho, una medida que hasta ahora no arrojó los resultados esperados.
De acuerdo con los médicos, el episodio recurrente de hipo estaría vinculado a las secuelas del atentado con arma blanca que Bolsonaro sufrió durante la campaña electoral de 2018. Aquel ataque derivó en lesiones abdominales graves y en una serie de cirugías y hospitalizaciones que el ex mandatario ha atravesado desde entonces, según consta en comunicados médicos y registros oficiales.
En paralelo, Bolsonaro continúa con el postoperatorio de una cirugía de hernia inguinal bilateral practicada el día de Navidad. El tratamiento incluye fisioterapia para la rehabilitación, profilaxis para prevenir trombosis venosa profunda y controles clínicos generales, conforme al protocolo informado por el equipo médico.

El ex jefe de Estado fue ingresado el 24 de diciembre en el hospital privado D.F. Star, en la capital brasileña, donde se prevé que permanezca internado al menos una semana, de acuerdo con fuentes sanitarias citadas por la agencia EFE.
La hospitalización se produjo luego de que Bolsonaro abandonara de forma temporal la celda donde cumple su condena en la sede de la Policía Federal en Brasilia. El traslado al centro médico fue autorizado por el juez del Supremo Tribunal Federal Alexandre de Moraes, responsable de supervisar el cumplimiento de la pena.
Bolsonaro fue condenado a 27 años y tres meses de prisión por haber liderado un complot para intentar mantenerse en el poder tras perder las elecciones presidenciales de 2022. La sentencia, dictada por el Supremo Tribunal Federal, concluyó que el entonces mandatario promovió acciones para desconocer el resultado electoral y socavar el orden democrático, en un contexto que desembocó en los ataques a las sedes de los tres poderes del Estado en enero de 2023.
El fallo judicial determinó que el exmandatario alentó un clima de deslegitimación del sistema electoral y presionó a instituciones clave, incluidas las Fuerzas Armadas, tras la victoria del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, según los fundamentos publicados por el tribunal.
Además de la pena de prisión, Bolsonaro fue inhabilitado para ejercer cargos públicos y disputar elecciones hasta el año 2060, una sanción que lo excluye de manera prolongada de la vida política institucional y marca un precedente relevante en la historia democrática de Brasil.
Mientras el equipo médico monitorea su evolución clínica y evalúa la eficacia de las nuevas intervenciones, el caso de Bolsonaro sigue concentrando la atención pública por la superposición entre su delicado estado de salud y una condena judicial que redefinió el mapa político brasileño y el alcance de las responsabilidades penales de un expresidente.