El ministro de Defensa, Israel Katz; el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas israelíes, Eyal Zamir

Al ser sistema parlamentario, muchas decisiones son tomadas por el gabinete, esta vez fue el de Seguridad que resolvió lo que parece ser algo intermedio, no hay ocupación de toda la Franja, donde Israel tiene una presencia de más o menos el 75%, pero se avanza hacia Ciudad de Gaza y su millón de habitantes. Quizás influyeron situaciones tales como evitar que se reanude el juicio en la Corte Internacional de Justicia, donde la resolución existente le pide a Israel no alterar la realidad jurídica, pero es más probable que tenga relación con cuán dividido está Israel, ya que en general en estas decisiones, a no ser que se trate de EEUU no influye demasiado la opinión del exterior, siendo la de Europa más bien irrelevante, al igual que en Ucrania (reunión Putin-Trump).

Tampoco fue determinante la conocida objeción del general Eyal Zamir a nombre del Estado Mayor, cuya exagerada cobertura periodística es una indicación más de cuánto desconocimiento hay en el exterior sobre las características de la democracia israelí, ya que lo ocurrido es más habitual de lo que se cree, debido a características tan especiales como que casi todos quienes toman decisiones han usado uniforme, y que son instituciones de dotación pequeña, al basarse en la conscripción, pero lo importante, es que después de hacer pública su objeción, hay total obediencia a lo que disponen las autoridades civiles. En ese mismo sentido, tampoco es extraño a la democracia israelí que nada menos que 600 ex altos funcionarios de seguridad, incluyendo ex jefes del Mossad y Ejército le hubiesen pedido a Trump intervenir para detener la guerra en Gaza, lo que sin duda se pudo haber hecho tal como se hizo en El Líbano, ningún fin del mundo, solo parte del debate público, sorpresivo solo para quienes opinan sin saber.

Sin embargo, las presiones internacionales apuntan a dos carencias básicas de la gestión de Netanyahu, que son un terrible problema de imagen, y la falta de un plan político sobre el día después de Hamas. Para Israel son problemas serios, en ningún caso atribuibles solo a Netanyahu, ya que se arrastran desde hace mucho tiempo. El de imagen quizás viene desde Líbano 1982 (por ejemplo, atribuirle a Israel una masacre que no hizo, como fue Sabra y Chatila), que con el paso del tiempo, se ha profundizado, tanto que no se soluciona con lobby o relaciones públicas, sino que necesita una política de Estado de la cual Israel carece totalmente, y lo que se hace en la Hasbará, la estrategia de diplomacia pública que se traduciría como explicación o aclaración de las decisiones tomadas, más bien ha fracasado, dada la magnitud de un problema que ha crecido tanto, que sin duda hoy está perjudicando el esfuerzo bélico.

Y en el caso del día después de Hamas, Israel ha carecido, no solo ahora, sino desde hace mucho tiempo de una propuesta política al respecto, lo que ha oscurecido los logros militares, no solo haber derrotado a Irán, sino también haber triunfado en 7 frentes, donde eso sí permanece abierto aquel donde empezó, el de Gaza. Tan fuerte es la carencia, que solo ahora hay una indicación de Netanyahu, tan general que al final dice muy poco. Esta carencia viene desde hace mucho tiempo, ya que quizás el último que tuvo una estrategia al respecto fue Ariel Sharon, aquel que hace 20 años se retiró de Gaza, esperando no volver.

Para mí la solución es una sola, avanzar hacia el Estado Palestino que tantas veces ha sido rechazado por ellos, a través de quienes ya dieron el paso de reconocer a Israel como un Estado judío, que son los países árabes sunitas, con quienes la lucha contra Irán desarrolló una alianza de hecho, es decir, retomar la idea original de la ONU de 1947, para lo cual se necesita derrotar totalmente a Hamas, ya que o si no, nadie en el mundo árabe querrá involucrarse en Gaza. Esta alianza, por ahora de hecho, es el cambio más profundo que ha dejado esta guerra, y en general ha pasado desapercibido su impacto y significado.

Israel ha carecido, no solo ahora, sino desde hace mucho tiempo, de una propuesta política para el día después de Hamas (REUTERS/Alaa Al Sukhni)

La carencia de definiciones políticas de Israel conduce a que apenas se anunciara que esta nueva fase se movería a Ciudad de Gaza, comenzó la lucha de narrativas, la de Israel diciendo que no quería quedarse permanentemente, sino que lo que se buscaba era liberar a Gaza de la tiranía de Hamas y que en el futuro no sea un peligro ni para Israel ni para sus habitantes, sus primeras víctimas. La otra, es aquel relato que desde ya culpa a Israel de todo lo que ha pasado, pasa y seguirá pasando, que pone toda la presión en ese país, y ninguna en Hamas, la de las ONU y de países como el Reino Unido y Francia, que con enorme superioridad moral, olvidan la responsabilidad de las ex potencias coloniales en la situación actual, además que tiene razón el Secretario de Estado Marco Rubio, en hacer hincapié en la responsabilidad de Macron, que por unos likes más, y dado el carácter minoritario en su país, anunció el reconocimiento del Estado Palestino, que no cambia nada, ya que hay 141 países que ya han dado ese paso, pero por el momento elegido enterró una negociación con Hamas que iba mejor orientada que las anteriores para la liberación de los rehenes, tanto que el grupo terrorista se marginó, diciendo que lo anunciado por Francia (Reino Unido y Canadá) era una victoria, ya que según ellos, nada de esto habría pasado sin el 7-X.

En esta lucha de narrativas, a Israel seguramente no le va a ir bien, considerando la explosión de antisemitismo que ha tenido lugar, y se va a repetir lo que ha pasado desde el principio de esta guerra, éxito en lo militar, pero fracaso en la imagen y en lo político, fundamentalmente por errores propios, ya que cuesta entender que un país que ha funcionado tan bien en lo militar, económico o tecnológico, no haya sido capaz de abordar como política de Estado, dos temas que tanto lo perjudican hoy, como ocurre con la imagen, y la falta de una propuesta política para el día después, sobre todo, que atribuirla a algo que siempre ha existido como el antisemitismo (o judeofobia, como prefiero decirle) es algo limitado y que no confronta el problema actual, ya que no aporta soluciones.

Es así como ante esta inacción, la narrativa de Hamas y sus cifras falsas han penetrado a los medios de comunicación occidentales, siendo la última las fotografías falsas de un niño que se transformó, cortesía de la BBC y del New York Times en el símbolo de las denuncias de hambruna, pero como se demostró, todo había sido trucado en Pallywood.

¿Es que Israel como país no puede hacer nada?, nada contra Hamas, a pesar de que es difícil encontrar otro grupo que haya cometido mayor cantidad de atrocidades contra su propia gente, no como una consecuencia no deseada, sino a propósito. ¿Israel no puede hacer nada?, ¿nada, salvo quejarse? Por cierto, nadie pretende que no se le critique, ya que la recibida en Israel es quizás más fuerte que la de otros lugares, pero ¿echarle toda la culpa y que no se presione a quienes han usado y abusado de su propia población, al convertirla en escudos humanos?

Pensar que todo hubiese sido distinto si Hamas hubiese devuelto a rehenes, cada vez más olvidados y deshumanizados, ¿y si el mundo hubiese presionado a Hamas? Solo palabras en Europa y la ONU, al final, casi de buena crianza, con una destacable excepción, la Liga Árabe, quienes pidieron el desarme de Hamas, diciendo que “debe poner fin a su dominio en Gaza, entregar las armas y liberar a los rehenes”, parecido a lo que dice Israel, quien ha enfrentado esta guerra con gran comprensión de esos países, además que allí no se han dado las manifestaciones antisemitas que han abundado en Londres, París o Nueva York. Estos países árabes han actuado así porque conocen el fundamentalismo, brindándole la comprensión que hoy ha desaparecido en buena parte de occidente, salvo, por cierto, en EEUU. Al parecer Europa ha cometido el mismo error de la ex URSS, de querer avanzar sin Israel y en su contra.

Por cierto, la respuesta de Hamas fue el total rechazo a lo solicitado, doblando la apuesta. Hoy, los rehenes parecen ser su única carta, y que puede hacer entonces Israel, que es fácilmente manipulable en lo psicológico, al estar muy dividido. ¿Cuál es la alternativa a lo que está haciendo? ¿Que Hamas siga vivo? Gaza es una tragedia de enormes proporciones, pero la responsabilidad primera ha sido de Hamas, y nadie ha hecho retroceder tanto la idea de los dos Estados como Hamas.

Los rehenes israelíes parecen ser la única carta del grupo terrorista Hamas (Hamás vía AP)

Comprensiblemente a los familiares de los rehenes no le gusta la decisión, ya que hay una cuota de peligro para sus cercanos, y así amenazaron los terroristas, pero el debate general del país está cruzado por la polarización que provoca el juicio pendiente al primer ministro, y la sospecha que ello influye en sus decisiones. En esta escalada, el gabinete israelí acordó cinco principios o condiciones, además del desarme de Hamas y el regreso de todos los rehenes, vivos o muertos, la desmilitarización de Gaza, el control de seguridad israelí en la Franja y el establecimiento de una administración civil, sin Hamas o la Autoridad Palestina. Sin embargo, es muy difícil que la narrativa sea exitosa, con un país unido el 7-X, pero hoy muy dividido, y con las terribles carencias en el manejo de dos temas hoy claves, la imagen y la falta de una propuesta política para el día después, trabajada como política de Estado en Israel y consensuada con sus nuevos aliados, los que mejor parecen comprender y apoyar a Israel hoy, además del gobierno de EEUU, los países árabes sunitas.

La definición de la guerra como la continuación de la política por otros medios, apunta al futuro. Si Israel pensara más y mejor en términos de sus carencias, daría todos los pasos necesarios para seguir fortaleciendo esa alianza, antes que la falta de avance perjudique la actual relación con la Casa Blanca, donde Netanyahu tiene razón al decir, que en su larga vida política, no había tenido este nivel de acercamiento con un gobierno de la que es la potencia necesaria e insustituible para Israel, cual lo es EEUU, sobre todo, en un momento, donde hasta Alemania anuncia que va a suspender la entrega y venta de armamentos a Israel, hasta Alemania. Israel tiene razón en que hoy el tema del Estado palestino puede ser una especie de regalo para Hamas, como también que en el futuro cercano es posible que la falta de avance perjudique la recepción del Premio Nobel de la Paz, que tanto ha buscado, casi perseguido, Trump.

Por su parte, lo que ha ocurrido en el mundo con el antisemitismo, no pasó de la noche a la mañana, ya que no hubo mecanismos de detección y de anticipación oportuna ante una realidad donde la serpiente abandonó el nido, de tal forma que está influyendo y hasta condicionando las guerras de Israel, no solo en imagen sino también en la guerrilla legal, el lawfare, donde el paso siguiente ya parece claro, después de las falsas alegaciones, donde Israel ha demostrado impotencia, las de “genocidio” y “apartheid”, todo indica que vienen acciones judiciales contra turistas israelíes, pidiendo el arresto de algunos o muchos, acusándolos de “crímenes de guerras”, ya que la mayoría son ex soldados, y el mecanismo ya ha sido ensayado en países que tienen en sus legislaciones alguna forma de jurisdicción universal como Argentina, Brasil, o Bélgica, y hasta donde se sabe, Israel no ha sido proactivo en esta materia preparando los equipos de trabajo y la estrategia para contrarrestar algo que está en marcha.

Cuando se premia al agresor de esta guerra y se castiga a la víctima, y donde el primer ministro del Reino Unido olvida hasta la participación de su país en, por ejemplo, el bombardeo de su RAF a Dresde, donde entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, junto a EEUU causaron más de 25,000 muertos comprobados (más según los alemanes), a pesar de que allí no había industria de guerra alguna. No hay duda que así como necesita un gran acuerdo nacional para que la propuesta política sea automática en Israel, en el caso de la imagen, ha fracasado de tal forma, que necesita no solo una política de Estado al respecto, sino también ayuda, y si la busca que no sea en una gran empresa de EEUU, ya que una de las razones del fracaso de la estrategia de Hasbará es presentar a Israel como un ejemplo de diversidad, étnica, religiosa como también cultural con uno de los desfiles gay más importantes del mundo, pero que por ejemplo, no ha dado resultado en las comunidades progresistas o wokes, ya que en EEUU es precisamente aquello que rechazan, dada su actitud crítica de su propio país y de sus habitantes.

No hay duda de que se requiere un cambio de estrategia y de gestión, dada la magnitud del problema, lo que también alcanza a muchas de las comunidades judías del exterior, incluyendo las europeas y la de EEUU, no solo por el antisemitismo desatado en las calles y universidades, sino que en el caso de Israel conviene preguntarse cómo y por qué no ha logrado mostrar que entre las muchas condiciones que pone Hamas, nunca figura entre ellas la creación de un Estado palestino como tampoco no solo los europeos, sino hoy Canadá nunca condicionan el reconocimiento del Estado palestino a la devolución de los rehenes, ejemplos que ponen en evidencia la preocupante gravedad de las carencias de Israel.

Más aún, así como el gobierno de EEUU con sus sanciones llevó a las universidades a una situación donde la opinión pública entendió la gravedad del antisemitismo que habían permitido en sus aulas, por qué Israel o los judíos europeos no han elevado algún caso de judeofobia y discriminación vivido en Europa, como fue el caso Dreyfuss, todavía vigente en el mundo, como caso célebre que haga uso de la abundante legislación de DDHH y la jurisprudencia que existe en Europa. Al respecto, recordemos que hace no demasiados años, fue usada por los pro islamistas en forma vergonzosa contra alguien tan admirable como Oriana Fallaci, nada menos.

Entre las muchas condiciones que pone Hamas, nunca figura entre ellas la creación de un Estado palestino

No es lobby, tampoco es relaciones públicas, pero lo que viene probablemente va a empeorar antes de mejorar para Israel y los judíos, y es más probable, que Israel pueda reaccionar antes que las comunidades judías, que todavía parecen demasiado afectadas por lo que ha ocurrido. Para ello, hay que buscar “fuera de la caja”, fuera de Israel quizás como también fuera de las habituales asesorías de empresas estadounidenses, ya que sus consejos no han dado resultado hasta el momento, en un contexto donde hay que insistir que para las campañas que se necesitan, el problema no son hoy los países árabes, sino Occidente, salvo excepciones en Europa, y en el caso de EEUU también se necesita un cambio de paradigma, ya que en el futuro cercano es difícil pensar en el bipartidismo, sino que con los procesos que están teniendo lugar en el partido demócrata, es posible pensar en una situación parecida a la que sufrió el partido laborista, de anti Israel bajo Jeremy Corbyn en el Reino Unido, lo que no es tarea ni para académicos ni para el Mossad.

Son demasiadas las derrotas en imagen y narrativa, una tras otra, como tampoco hay respuestas rápidas a la instalación de bulos, donde una “política deliberada de hambre” ha sido el equivalente a lo que hiciera la KGB soviética, todavía vigente en el mundo. Tampoco se actúa con la velocidad de las redes sociales, que generando narrativas en forma casi instantánea. Si uno mira lo que ha pasado, quizás por vez primera, en medio de una guerra, un país llamado Israel hace una pausa para llevar comida a la población civil de quienes invadieron. Sin embargo, se les acusa de estar provocando un genocidio y una hambruna. ¿Es que Israel no puede hacer nada por restablecer la verdad? Si se concreta la querella contra el NYT como lo hiciera Ariel Sharon por Sabra y Chatila contra Time sería un paso en la dirección correcta, pero también mucho ayudarían casos célebres contra personalidades del espectáculo, quienes debieran sufrir las consecuencias.

En este restablecimiento de la verdad ¿Por qué las comunidades judías no confrontan públicamente a quienes se presentan como judíos en actos proterroristas en occidente, sea por razones políticas o religiosas, pero que permiten a los organizadores decir que no son antisemitas sino solo “antisionistas”? No es libertad de expresión, sino aclarar que solo hablaban por sí mismos. Al respecto, recuerdo a quienes visitaban a los ayatolas en Irán, los que lo hacían con el Ministerio de Asuntos Judíos de Arafat o los que se hicieron presentes en las cumbres antirracistas de la ONU en Durban I y II

¿Es que no se puede hacer nada, salvo protestar? ¿En qué se ha fallado tanto tiempo? ¿Cuánto influye el hecho que se ataca a Israel sobre la base de medias verdades? ¿Cómo es posible que después de denunciar durante años a esa industria de producción de imágenes falsas llamada Pallywood, Israel se haya dejado sorprender una vez más, esta vez con la hambruna?, citada una y otra vez como justificativo de decisiones europeas recientes.

Es así como se ha impuesto un relato, donde el hecho probado del antisemitismo no es argumento suficiente para una inacción que ha ayudado a que los terroristas hayan impuesto su narrativa.

@israelzipper

-Máster y PhD en Ciencia Política (Essex U), Licenciado en Derecho (U. de Barcelona), Abogado (U. de Chile), excandidato presidencial (Chile, 2013)