Un policía del Grupo Táctico Multipropósito de Rosario sufrió un roce de bala en la pierna derecha durante un allanamiento llevado a cabo en la vecina localidad de Alvear. Los agentes irrumpieron en un domicilio investigado en una causa vinculada al mercado negro de armas y fueron recibidos a los tiros.
El hombre buscado, Javier Orlando S. (40), quien presuntamente disparó contra el uniformado, fue detenido y quedó a disposición del fiscal Gastón Ávila, del Ministerio Público de la Acusación.
El operativo, como ocurre habitualmente, constó de dos fases. La primera fue la irrupción del Grupo Táctico Multipropósito en la casa para despejar el lugar. Luego, intervino la fuerza a cargo de la medida, la Policía de Investigaciones, que labró las actas correspondientes y finalizó el procedimiento.
Cuando llegaron a la propiedad de Javier S., ubicada a la altura del kilómetro 285 de la ruta provincial 21, los agentes gritaron “¡Policía!” antes de ingresar. En ese momento, se escuchó una detonación y uno de los suboficiales sintió un ardor cerca de la rodilla derecha.
Tras el disparo, los efectivos entraron a la vivienda en busca del sospechoso, quien en un primer momento utilizó a su pareja y a su hija menor de edad como escudo humano para evitar ser reducido.
El suboficial herido de forma superficial fue asistido por personal del Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias. En tanto, Pablo S., hermano del detenido, fue demorado por intentar ingresar a la casa durante el procedimiento.
En el domicilio se secuestró una pistola Bersa TPR calibre 9 milímetros, que habría sido usada para disparar contra el policía. También un fusil, cuya documentación será analizada por la Justicia provincial. Además, al hermano del principal sospechoso se le incautó una escopeta.
Por los datos que recolectó Infobae, el fiscal Ávila ordenó el allanamiento tras detectar que Javier S. habría realizado compras legales en una armería de la zona sur de Rosario para luego revender las armas en el mercado negro.
Se presume que adquirió 11 armas de fuego, que no fueron halladas en su poder durante el operativo. Ocho de esas armas serían pistolas calibre 9 milímetros.
En diciembre pasado, Ávila y la fiscal Carla Cerliani ya habían acusado a un grupo de ocho personas que, entre 2021 y octubre de 2024, conformaron un sistema aceitado para comprar armas y cartuchos de distintos calibres en la armería Bordoni -ubicada en bulevar Seguí al 1700- y luego revenderlas a terceros.
En esa causa se acusó a los responsables de la armería, a un instructor de tiro, a un psiquiatra y a un gestor. De acuerdo a la investigación, todos conformaban una organización dedicada a captar personas vulnerables para usarlas como testaferros en la compra de armas, que luego eran adulteradas y vendidas.
Cada uno tenía un rol dentro de la estructura para demostrar la supuesta idoneidad en el manejo de armas de fuego de dichos testaferros y, de esa manera, pudieran ser calificados como aptos para recibir la credencial.
Algunas de esas armas habrían llegado a manos de integrantes de la presunta banda liderada por Uriel Luciano “Lucho” Cantero, jefe de la tercera generación de Los Monos e hijo de Claudio “Pájaro” Cantero, asesinado el 26 de mayo de 2013 en Villa Gobernador Gálvez.