En un medio que la aplaude por su carisma imparable, su energía inagotable y su capacidad para reinventarse una y otra vez, Georgina Barbarossa demuestra día a día por qué es una de las figuras más queridas de la televisión argentina. En Agarrate Catalina (La Once Diez/Radio de la Ciudad), la conductora fue recibida por Catalina Dlugi para hablar sobre su presente laboral y personal. A sus 70 años, Georgina despliega en la pantalla y en la vida privada la misma intensidad, entre proyectos, afectos, sorpresas y nuevos desafíos que no la frenan en absoluto.
“No me para nadie. No puedo creer la cantidad de actividades que tengo, pero bueno, es así, gracias a Dios. Andando, que es gerundio”, aseguró la presentadora de A la Barbarossa (Telefe). Dlugi replicó el juego del verbo, y la charla se sumergió en cuestiones de vitalidad, reinvención y la mirada con la que su invitada elige transitar la madurez: “¿Vos imaginabas a esta edad cuando pensabas, bueno, cuando cumpla tantos años voy a estar tan activa, tan exitosa, tan relevante en el medio?”. Georgina fue directa: “No, te juro que no. Te juro por Dios que no”.
También fue consultada por Moria Casán, quien está por arribar a la pantalla chica el próximo 10 de noviembre en El Trece en su mismo horario. Esto dio lugar a que la presentadora se refiriera a la amistad que tuvo con ella en el pasado. “Yo la quise mucho a ella, pero el vínculo se cortó. Es una mujer bárbara, muy talentosa, inteligente, rápida y con una impronta increíble. Así que yo creo que va a hacer un muy buen programa”, aseguró. Respecto a la competencia en la televisión, Barbarossa comentó: “Cuando tenés buena competencia, vos crecés. No es lo mismo trabajar con un actor mediocre que con uno bueno. En la tele es igual, la gente merece opciones y eso nos exige siempre”.
La voz de Georgina se vuelve casi un consejo al cierre: “Nunca me imaginé este rol de mediadora y hada madrina, pero acá estoy, mediando como Samoré en la tele, rodeada de un equipo divino y entendiendo que los éxitos se construyen en equipo, con energía positiva y siempre, con ganas de vivir”. Esta tarea, lejos de resultarle ajena, se ha transformado en una faceta que disfruta. “Tengo los mejores panelistas, tengo la mejor producción, tengo de los mejores técnicos, que los adoro”, aseguró.
La competencia televisiva, lejos de inquietarla, representa para Barbarossa una oportunidad de crecimiento. “Me parece bárbara porque cuando vos tenés una buena, vos crecés”, afirmó, convencida de que la exigencia impulsa la mejora continua.

Previamente, Georgina se refirió a la imagen que tenía al imaginarse a esta edad. “Pensaba primero que me iba a dejar las canas. Pero no, a mí me quedan horribles, tengo cara gris, no tengo pelo blanco como mi mamá”, explicó. Dlugi sumó: “No podrías ser una silver girl. No sos una chica plateada”. Georgina amplió la historia: “Me quería hacer la de Meryl Streep, con ese corte cuadrado”, evocando su deseo de emular el personaje de El diablo viste a la moda, pero reconoció: “No, horrible. Me lo dejé en la pandemia, dije esto no es para mí. Pensé que iba a ser una abuelita en su casa tejiendo y no. Pensé que iba a estar en Córdoba. Siempre dije: ‘Cuando me vea en Córdoba, me retiro y me dedico a mi huerta’. Bueno, y acá estoy. Con el cul… para arriba y arriba para abajo”.
La conductora destacó la vitalidad y la “adrenalina rejuvenecedora” de Georgina, que retrucó: “Siempre me siento de 27 años. Está buenísimo. Después cuando me miro en el espejo me doy cuenta que no, pero…”. Dlugi elogió su apariencia, pero Georgina confesó: “Me gustaría… No tengo que decir esto porque no es buen ejemplo, pero tengo unos kilitos de más. Pero a todas nos cambia el cuerpo”. Y agregó: “No sé si soy muy criticona, pero cuando soy inteligente y pienso: ‘Dejate de joder. Georgina, dejáte de joder. Tenés 70 años. Estás bárbara’”.
La entrevista se volvió aún más cálida cuando Dlugi tocó aspectos personales. “Contaste que te reencontraste con alguien. Y eso a mí me pone muy contenta, porque el coincidir con alguien a tu edad requiere mucha valentía”. Georgina asintió: “Sí, es volver a empezar. Vamos a ver cómo resulta”. Sin embargo, prefirió reservarse detalles: “Es como Isabel Allende que tuvo tres maridos, pero yo no, ni en pe… Si no me casé con el Vasco, imaginate”. Dlugi celebró la actitud de permitirse vivir y disfrutar. “Es bárbaro. Y después viajar y divertirnos…”.
El presente de Georgina está también marcado por los afectos y la familia. Se define como familiera y amiguera, y relata: “Tengo muchos amigos, de distintos estratos, de distintas actividades. No me alcanzan los dedos de las manos ni de los pies para los amigos que tengo y amo”. Sobre sus hijos, explica que Juan vive en Córdoba, “muy zen”, y que a Tomás ve seguido, con quien comparte cenas y el disfrute de la compañía.