Se espera que para 2035 tres de cada cuatro visitas a inmuebles se realicen en entornos de realidad virtual asistidos por inteligencia artificial. La proyección, elaborada por la International Data Group, muestra la velocidad con la que la digitalización está permeando al mercado inmobiliario, un sector que históricamente se caracterizó por procesos largos, presenciales y burocráticos.
La tendencia global también se refleja en el crecimiento del mercado de “gemelos digitales” –réplicas virtuales en 3D de un objeto, edificio o espacio real, o en proyecto, que permiten recorrerlo y analizarlo como si existiera físicamente- estimado en US$24.970 millones en 2024 y con un salto previsto a US$35.820 millones en 2025, según la consultora Grand View Research.
A nivel internacional, el fenómeno ya está pisando fuerte dentro del rubro. La estadounidense Matterport, pionera en crear recorridos virtuales de alta calidad, fue adquirida en 2024 por CoStar Group en una operación valuada en US$1600 millones. En Singapur, el proyecto Virtual Singapore desarrolló un modelo 3D completo de la ciudad-Estado para planificación urbana y monitoreo ambiental. En Europa y Estados Unidos, complejos como The Edge en Ámsterdam o Hudson Yards en Nueva York utilizan gemelos digitales para optimizar energía, circulación y servicios.
Gemelos digitales argentinos
En ese escenario, la Argentina empieza a dar sus primeros pasos. Desde La Plata, una startup llamada Pint busca marcar un camino: utiliza gemelos digitales para mostrar viviendas en 3D incluso antes de que se construyan. “La idea nació en 2017, como respuesta a ciertas deficiencias de los procesos de búsqueda y adquisición. Identificamos la necesidad de elevar la vara de la estética y la comunicación de las publicaciones inmobiliarias, y al mismo tiempo sentar las bases para la transacción online en la industria”, explica Jorge Amoreo Casotti, su fundador y CEO.
El valor agregado, asegura, está en permitir que un usuario pueda recorrer una propiedad con “puertas abiertas” las 24 horas, desde cualquier dispositivo. “Los gemelos digitales generan confianza porque reducen la incertidumbre y optimizan la decisión de avance o descarte de una opción publicada. En definitiva, se ahorra tiempo y se gana previsibilidad”, dice Casotti.
La propuesta integra distintas tecnologías: digitalización de espacios, algoritmos de autocompletamiento y hasta contratos inteligentes basados en blockchain. A eso se suma un ecosistema de partners tecnológicos globales y la posibilidad de acceder tanto desde un celular como desde gafas de realidad virtual. Según Casotti: “toda la plataforma está pensada para entornos de realidad virtual, algo inédito en Latinoamérica”.
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La utilización de gemelos digitales apunta a un cambio de dinámica en la relación entre comprador, vendedor y desarrollador. “Representamos un cambio de paradigma tecnológico, cultural y estructural en la industria. La dinámica deja de ser estrictamente transaccional y se convierte en una experiencia compartida”, sostiene Casotti.
El contexto, sin embargo, no es sencillo. Si bien muchos corredores y marcas internacionales adoptan estas herramientas como ventaja competitiva, las instituciones tradicionales del sector suelen resistirse. “El freno a la innovación no viene de los profesionales, sino de los colegios inmobiliarios, que se aferran a barreras artificiales y limitaciones geográficas”, critica el CEO de Pint.
El rol del Estado también aparece en la discusión. Según Casotti, no hay un interés real en impulsar la digitalización del sector inmobiliario. “La burocracia y la politización muchas veces terminan siendo obstáculos. El verdadero impulso viene del sector privado y de los propios usuarios, que buscan experiencias más ágiles, inmersivas y confiables”, advierte.
Para Casotti, el desafío tecnológico ya está resuelto, lo mismo que la cultura del comprador, cada vez más digital. Lo que falta es un cambio estructural: “La clave está en desburocratizar el sector y liberar el potencial de estas herramientas para que lleguen de manera masiva a toda la sociedad, hasta el último monoambiente en alquiler”.