Así como para los que peinan canas (o ya ni eso), la Selección argentina campeona del Mundial’78 estará asociada al Gordo José María Muñoz, y la de México’86, al relato de Víctor Hugo Morales, los más jóvenes por siempre asociarán la de la tercera estrella, la Scaloneta que alcanzó la gloria en Qatar’22, a esa frase pronunciada por Messi tras el triunfo contra Países Bajos: “¿Qué mirás? ¡Andá pa’allá, bobo!“. Y a la vez, ese atípico exabrupto messiánico, quedará asociado a Gastón Edul, el mensajero.
En definitiva, desde su labor como periodista deportivo de TyC Sports, en todos estos años Gastón resultó casi un integrante más de la delegación comandada por Lionel Scaloni. Invitado a la entrevista de Mi Cielo, nos deja entrar en su intimidad. Hablará del sueño “frustrado” por no haber sido baterista de una banda de rock que “conmueva multitudes”, justamente él que está indivisiblemente ligado al fútbol, el más pasional y multitudinario de los deportes. Pero hablará especialmente de su mamá, Silvana, y las dificultades que tuvo entre el nacimiento de su hermano mayor, Esteban -periodista deportivo de ESPN-, 12 años mayor que él y su hermano mellizo, Guido.
Aquí, los momentos más destacados de la charla:
Mariano: —Hola, Gastón, te explico. Esto es como si fuera, ¿viste la VTV de los autos?
Gastón: —Sí, una verificación.
Mariano: —Sí, pero acá es la VTA, la Verificación Técnica del Alma. Vamos a hacer un viaje espiritual. Esto es como un espacio del Edén.
Gastón: —Perfecto.
Mariano: —Empecemos con un pequeño ping pong: te vieron 950 millones de personas en el video de Messi diciendo “Andá pa’llá, bobo”.
Gastón: —Ajá…
Mariano: —Se te vinculó con 32 chicas de la farándula.
Gastón: —Mirá vos.
Mariano: —Tomaste 124 aviones en los últimos dos años.
Gastón: —Perfecto.
Mariano: —¿Te lo imaginabas así al cielo?
Gastón: —Pensaba que iba a sentir más paz de la que estoy sintiendo. Estoy un poco inquieto.
Mariano: —Tranquilidad. ¿Hay alguna cosita que quisieras sacar del CV? ¿Algo que quieras modificar?
Gastón: —Bueno, el número ese, 32… bajalo un poco y está todo bien.
Mariano: —¿Y alguna cagada que te mandaste? ¿Algo que quieras borrar…?
Gastón: —Sí, hay una. Le robé unas zapatillas a Pato, mi mejor amigo, y las usé bastante. Pero, bueno, somos hermanos de toda la vida y después, por la culpa, le regalé como 200 pares.
Mariano: —¿Y él todavía no lo sabe?
Gastón: —No, se va a enterar ahora.
Mariano: —Escuchá, ¿algún sueño frustrado de la infancia?
Gastón: —Ser baterista, tener una banda de rock a nivel internacional. Estudié batería cinco años, me encanta el rock.
Mariano: —¿Me estás jodiendo?
Gastón: —Te lo juro. Por eso me apasiona tanto la vida de las estrellas. Hace poco nombraste a Ozzy Osborne… Además de sus vaivenes emocionales, me pregunto qué se debe sentir despertar pasión en multitudes. Creo que es algo que solamente ellos sienten. Otro sueño: estar tocando ante mucha gente y que a mi derecha esté George Harrison, a mi izquierda John Lennon, los dos que están arriba, y también, Paul y Ringo, todavía del otro lado, abajo.
Mariano: —Sigamos, ¿querés más viajes?
Gastón: —Sigo teniendo la intriga de conocer cómo es el resto del mundo. No estoy satisfecho.
Mariano: —¿Cómo viviste el amor?
Gastón: —No, me falta muchísimo en eso. Creo que todavía no viví mi gran amor.
Mariano: —¿Hiciste el amor alguna vez?
Gastón: —Sí, pero no viví mi gran amor. Yo lo veo a veces en amigos, cómo se describen, cómo se ven con sus novias y yo digo: eso creo que no lo viví. Lo tengo pendiente.
Mariano: —¿Realización profesional?
Gastón: —Sí, absolutamente. Soy mucho más de lo que hubiese imaginado.
Mariano: —Escuchá, te toca antrar al cielo, ¿qué tema elegís?
Gastón: —Entraría con “Stairway to Heaven”, “Escalera al cielo” de Led Zeppelin. Y quiero que me reciba alguien que no conocí, mi abuelo Amadeo.
Mariano: —Bueno, estás por entrar al cielo, ¿te da miedo, intriga?
Gastón: —En este momento me da miedo porque tengo muchas ganas de vivir. Quizás es que soy tan feliz que me da miedo que se corte, algo que me pasa en el día a día también.
Mariano: —Acá vas a tener acceso al on demand, un minuto a minuto de tu vida. ¿Cuál sería el primer tape para volver a vivir?
Gastón: —Voy a ir a un momento que describe la felicidad en mi vida: almorzar en la casa de mi vieja, en Boedo. En la cocina que está al lado del patio, con mi abuelo, mi nono Gaetano, que no está más.
Mariano: —¿A qué huele esa cocina?
Gastón: —Huele a fideos con atún, le gustaba mucho eso.
Mariano: —¿Algún otro momento on demand para hacer zoom?
Gastón: —Algo que tengo latente es que todos me dicen que yo soy como mi abuelo Amadeo, mi personalidad, todo; que no me doy una idea de lo parecido que soy, que ya hubo una persona así que era mi abuelo. En las decisiones que tomo, en cómo me dirijo con la gente. Entonces me gustaría ver si vos me das esa posibilidad.
Mariano: —Ahí arriba vas a entrar y vas a tener todas las posibilidades que quieras.
Gastón: —Me gustaría seguirlo un día. Cómo iba al bazar en San Cristóbal, cómo hablaba con mi abuela.
Mariano: —¿Qué pregunta nunca te animaste a hacer? Vas a poder apretar un botón y esa pregunta va a tener respuesta con video, con datos, todo.
Gastón: —Hay una que es un poco tabú para mi vieja, de hecho nunca hablamos del tema y es el día de hoy que no lo sé: hubo 12 años de diferencia entre el nacimiento de mi hermano Esteban y el nacimiento mío y Guido, mi hermano mellizo. ¡12 años es un montón de tiempo!. Quiero saber por cuantas cosas pasó mi vieja para poder volver a ser madre, porque ella nunca me lo quiso contar. Sé que hizo cosas, tratamientos, visitas, viajes, de todo, y nunca me contó lo que luchó por volver a ser madre.
Mariano: —¿Nunca lo hablaron?
Gastón: —No, me lo esquiva. Y yo tampoco quiero ser invasivo… Sé que la pasó muy mal por no poder quedar embarazada otra vez, que en un momento bajó los brazos y 12 años después llegamos nosotros. Quiero ver ese proceso.
Mariano: —Ok, ya sabés lo de tu mamá. Ahora pensá que apretás Play y podés ver un hecho histórico de la humanidad.
Gastón: —Voy a elegir algo que está más cercano en el tiempo para nosotros, que no tiene que ver con ningún imperio ni ningún presidente. Quiero estar detrás del arco en México’86, cuando Diego Armando Maradona eludió a toda Inglaterra. Quiero verlo de cerca.
Mariano: —¡Espectacular!
Gastón: —Quiero ver su cara, ver en vivo lo que es el paso a la eternidad de Diego y quiero ver eso en vivo.
Mariano: —Ahora pensá que llega arriba Gastón y preguntan “¿Y vos por qué entrás al cielo, quién sos?»
Gastón: —Porque soy buena persona y quise mejorar la vida de los que tengo alrededor, darles alegrías y buenos momentos. Jamás hice daño a propósito. Y si lo hice, fue sin darme cuenta. Porque soy amigo de mis amigos, porque mis amigos me quieren. Y porque le juré a mi mamá que iba a estar a su lado hasta su último minuto de vida. Por eso estoy en el cielo.
Mariano: —Ahora pensá que cuando bajes le vas a poder sacar el dolor a la persona que vos elijas…
Gastón: —Vuelvo a ella, mi mamá, no tengo dudas. Ella soñó con una vida que tuvo, pero siempre creyó en la familia tradicional, pareja unida y demás, y por motivos de la vida está separada. Yo sé que le dolió y le sigue doliendo. Y a veces parece que no sana por más que esté mejor. Si pudiese, daría la vida por cerrar esa cicatriz.
Mariano: —Que la lleva todavía…
Gastón: —Sí, la lleva ahí. Y lo hablo siempre. Y si bien eso va a estar, siempre trato de que se aliviane.
Mariano: —¿Y eso lo pudiste hacer con tu papá?
Gastón: —Sí, claro. Yo la cuida a ella y él lo entiende.
Mariano: —¿Te enoja eso?
Gastón: —Sí, estuve enojado, pero soy frontal y se me pasa rápido. Él sabe hasta dónde y cómo. Mi límite es que se metan con ella.
Mariano: —Bueno, este es el cierre: te voy a dar el premio más grande que podemos tener. Cuando bajes, vas a poder bajar a uno de arriba durante una hora. ¿A quién elegís?
Gastón: —Quiero conocer a mi abuelo, Amadeo Edul. Dame una hora con él acá y estoy seguro de que me va a esperar en la puerta y nos vamos a abrazar. Nos vamos a conocer y me voy a poder ver reflejado y le voy a poder decir que ojalá se haya podido sentir orgulloso de mí; aunque no le conozco la voz, ni sus gestos, solamente lo que me contaron. Quiero vivirlo con él.
Mariano: —Bueno, Gas, esta ha sido una gran verificación técnica del alma.
Gastón: —Me hiciste emocionar, hijo de p…
Mariano: —Y vos a mí.
Fotos: Diego Barbatto
Producción texto: César Litvak