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“Tu mente puede ser manipulada más fácilmente de lo que imaginas”, advirtió el neurocientífico y experto en hipnosis Eamonn Walsh, resumiendo el núcleo de un fenómeno que ganó visibilidad en la cultura popular: el gaslighting (o manipulación).

Esta forma de manipulación psicológica, que puede inducir a una persona a dudar de sus recuerdos y percepciones, es más frecuente de lo que parece y, de acuerdo con la neurociencia, el cerebro humano es especialmente vulnerable a sufrirla. Sobre esto, el medio Science Focus publicó un análisis que examinó las razones científicas por las que algunas personas son más susceptibles.

Gaslighting: origen de un concepto en expansión

La neurociencia reveló que el cerebro humano es especialmente vulnerable a la manipulación y la sugestión (Imagen Ilustrativa Infobae)

El fenómeno va más allá de una mentira ocasional. Implica una estrategia deliberada para distorsionar la percepción de otra persona, al punto de que esta comience a desconfiar de su memoria y de su juicio. Las consecuencias pueden ser graves, afectando la autoestima, la confianza personal y la capacidad de interpretar la realidad.

Según el especialista Walsh, la clave está en la naturaleza del cerebro humano. “El mundo realmente solo existe dentro de tu cabeza”, afirmó. El lenguaje funciona como un código que se transforma en actividad neuronal. Además, lo que se escucha y visualiza, pasa por este filtro cerebral.

Desde una perspectiva neurocientífica, la manipulación psicológica puede ser sorprendentemente fácil de ejecutar. Walsh, quien dedicó años al estudio del lenguaje y la percepción en contextos como la hipnosis, demostró cómo las palabras pueden moldear y hasta reescribir la experiencia de la realidad.

Experimentos sobre sugestión y manipulación

El gaslighting avanza de manera gradual, combinando aislamiento social, control de la información y negación de hechos pasados (Imagen Ilustrativa Infobae)

Uno de los estudios más citados en este campo fue realizado por el neurocientífico Stephen Kosslyn, quien mostró a un grupo de personas una cuadrícula con colores vivos y luego les sugirió que los colores se desvanecían.

Luego de aquel análisis, los participantes aseguraron ver la cuadrícula en blanco y negro. En otro experimento inverso, se presentó una escala de grises y se sugirió que aparecían colores; los voluntarios afirmaron haberlos visto.

Durante esos ensayos, se utilizó tomografía por emisión de positrones (PET) para medir el flujo sanguíneo cerebral. Los datos revelaron actividad en zonas asociadas con la percepción del color, incluso cuando objetivamente no había colores presentes. “Nadie puede controlar el flujo sanguíneo en su giro fusiforme izquierdo. Eso es un argumento más convincente que decir simplemente que las personas siguen instrucciones”, puntualizó Walsh.

En sus propios abordajes, el neurocientífico logró que personas creyeran que otros insertaban pensamientos en su mente o que sus manos se movían solas al escribir. Todos los participantes dieron su consentimiento y los efectos fueron revertidos tras los experimentos.

Experimentos científicos demostraron que las palabras pueden alterar la percepción y modificar la experiencia de la realidad (Imagen Ilustrativa Infobae)

A través de su investigación, compartida por Oxford Academic, Walsh y su equipo argumentaron que las palabras pueden modificar la realidad de una persona de modo similar a lo que ocurre al usar gafas de realidad virtual.

Paralelismo entre hipnosis y “gaslighting”

El gaslighting no ocurre de manera repentina, sino que es un proceso paulatino. “En un experimento, se avanza poco a poco desde el estado actual hasta el objetivo deseado”, indicó Walsh. Por ejemplo, para que alguien sienta que su mano se mueve sola, se le pide primero que centre su atención en una voz. Una vez captada esa atención, el entorno pierde importancia y se introduce la idea de que el bolígrafo se mueve por sí solo.

De manera comparable, en una relación, el gaslighting puede incluir aislamiento social, control sobre la información y negación de hechos pasados. Frente a esto, los expertos describieron: “Puede que le des el beneficio de la duda porque lo amas, pero poco a poco puedes perder la confianza en tus propios recuerdos, percepciones y pensamientos”.

¿Por qué algunas personas son más vulnerables?

No todas las personas son igual de susceptibles a la manipulación. Walsh sostuvo que, aunque todos los cerebros pueden ser influidos en cierta medida, existe una gran variabilidad individual. “Si hay 100 personas en un autobús, 10 serán altamente sugestionables; 10 serán muy poco sugestionables. La mayoría estará en un punto intermedio”, subrayó.

La susceptibilidad a la manipulación varía según la capacidad de absorción y sugestibilidad de cada individuo (Nobbot)

Este nivel de sugestión está vinculado a un rasgo conocido como absorción, que se refiere a la capacidad de involucrarse intensamente en experiencias sensoriales o imaginativas. Si bien esta habilidad puede ofrecer beneficios, como aliviar el dolor o fomentar la resiliencia, también incrementa la exposición a la manipulación.

En contextos abusivos, una persona sugestionable puede dudar de sus recuerdos ante frases como “siempre eres tan dramático” o “nadie más lo vio”. Con el tiempo, puede aceptar versiones distorsionadas de los hechos y desconfiar de sus emociones. Según Walsh, sustancias como el alcohol o las drogas pueden intensificar esta vulnerabilidad.

Estrategias para protegerse del gaslighting

Frente a esta forma de manipulación, Walsh recomienda varias medidas preventivas. La primera es mantenerse sobrio y atento. También es clave contar con una red de apoyo, e indicó: “En un contexto grupal, si alguien dice ‘esto no es cierto’ y otros lo respaldan, eso puede detenerlo”.

Además, reunir evidencias concretas puede ser fundamental para validar la propia percepción. Guardar mensajes, llevar un diario o registrar eventos pueden ser formas útiles de conservar anclajes con la realidad. Reconocer señales tempranas, como frases del tipo “nunca dije eso” o “lo recordaste mal”, permite actuar antes de que el proceso avance.