Lo que al principio parecía un ofrecimiento tentador para un torneo en el Caribe y una experiencia internacional para un equipo universitario, concluyó en una estafa. El equipo de baloncesto de la Universidad George Mason, de Virginia, se enfrentó a un estafador que se hizo pasar por una empresa de viajes, hasta que las autoridades revelaron la operación fraudulenta. Ahora se enfrenta al pago de una sanción considerable por los daños causados.

El hombre detrás del fraude al equipo de baloncesto de Virginia

Drexel Calhoun, de 49 años y residente en Carolina del Norte, se hizo pasar por agente autorizado de reconocida firma de viajes. Mediante documentación falsificada y perfiles digitales apócrifos, convenció a los responsables del equipo de baloncesto de la Universidad de Virginia para participar en un supuesto certamen internacional.

A través de correos electrónicos y llamadas, se puso en contacto con los directivos del plantel, a los que ofreció un paquete completo con vuelos, hospedaje y asistencia organizativa en las Bahamas. Pero a pesar de la seriedad con la que se presentó, resultó que nunca concretó reservas ni formalizó acuerdos con proveedores reales.

La trampa que afectó la temporada

El plantel masculino de la Universidad George Mason, ubicado en Virginia, formaba parte del programa de competencia universitaria NCAA, que en el año 2022, planeaba asistir a una actividad preparatoria fuera del país. La invitación al Caribe generó entusiasmo entre entrenadores y autoridades académicas, por lo que Calhoun ofreció un servicio valorado en más de cuarenta mil dólares; a cambio, recibió pagos y acceso a información privada del calendario deportivo y la plantilla de jugadores.

A medida que transcurrían las semanas, surgieron inconsistencias en la comunicación con el supuesto organizador. La falta de confirmaciones y las evasivas encendieron las alertas, por lo que la ilusión inicial se transformó en frustración.

El equipo no solo perdió una oportunidad deportiva, sino que también enfrentó un perjuicio emocional considerable, ya que muchos de sus integrantes atravesaban su último año competitivo y esta cancelación alteró por completo los planes técnicos y logísticos.

No se emitieron boletos, tampoco existieron reservas hoteleras ni contactos válidos en el destino. El equipo se quedó sin fondos y sin la posibilidad de recuperar el tiempo perdido, y el impacto afectó el presupuesto anual que forzó la reorganización de toda la preparación previa a la temporada oficial.

Perjudicó al plantel de baloncesto de la Universidad

Una condena ejemplar por fraude digital

El caso fue denunciado por la universidad, lo que activó una investigación encabezada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI. El análisis de los registros electrónicos demostró el uso de identidades ficticias, plataformas financieras no rastreables y elementos gráficos manipulados.

En abril de este 2025, tres años después del fraude, Calhoun confesó ante una corte federal su implicación en delitos de estafa informática. Aceptó restituir el dinero obtenido ilegalmente, y podría enfrentar una pena en presión, aunque no se confirmó su duración.

Desde la Universidad George Mason expresaron preocupación por la facilidad con la que el estafador accedió a los responsables del equipo, por lo que se anunciaron reformas en los procesos de contratación externa y agradecieron el trabajo de las autoridades judiciales y policiales.

Un historial delictivo con múltiples intentos

Las autoridades hallaron otros intentos de engaño cometidos por Calhoun, en las que se dirigía a instituciones deportivas en diversas regiones del país con propuestas similares. Su metodología incluía el uso de distintas identidades y la simulación de alianzas con empresas de viajes. Fabricó facturas, sellos y contratos apócrifos, y su historial criminal arrojó antecedentes previos relacionados con delitos cibernéticos.

La fiscalía federal alertó a entidades deportivas sobre la necesidad de verificar con rigurosidad a cada proveedor externo. Recomendó establecer protocolos de revisión antes de ejecutar transferencias económicas o compartir información estratégica. El caso George Mason se convirtió en un ejemplo de cómo una estafa bien diseñada puede vulnerar estructuras institucionales consolidadas.