En los tres últimos años los bancos centrales del mundo hicieron compras netas de oro de más de 1.000 toneladas anuales, más del doble que las 400 a 500 toneladas anuales promedio que habían comprado en los diez años precedentes, precisa un informe del Consejo Mundial del Oro (WGC, según su sigla en inglés) en base a datos del FMI, Bancos Centrales y de una encuesta a funcionarios de 73 bancos centrales del mundo.
“El 95% de los banqueros centrales encuestados prevé que las reservas oficiales de oro seguirán aumentando en los próximos 12 meses”, precisa el Central Bank Gold Reserves Survey 2025, dato que refleja una fuerte apuesta al oro como activo estratégico. La noticia principal es que la acumulación de oro por parte de los bancos centrales continúa, impulsada por la percepción de que el metal precioso ofrece protección ante crisis e inflación, dice un informe firmado por Marissa Salim, investigadora de la región Asia Pacífico del WGC y economista graduada de la Universidad Nacional de Singapur.
Un aspecto llamativo es la fuerte incidencia de los países asiáticos en las compras de oro en lo que va del año. En mayo, el Banco Nacional de Kazajistán lideró las adquisiciones con 7 toneladas, elevando sus reservas a 299 toneladas. El Banco Central de Turquía y el Banco Nacional de Polonia (que es el que realizó las mayores compras en los primeros cinco meses del año, con 67 toneladas) compraron ese mes 6 toneladas cada uno. Polonia destaca como el mayor comprador neto de oro en 2025, con 67 toneladas añadidas a sus reservas. El Banco Popular de China y el Banco Nacional Checo sumaron 2 toneladas cada uno, mientras que el Banco Nacional de la República de Kirguistán, el Banco Nacional de Camboya, el Banco Central de Filipinas y el Banco de Ghana incrementaron sus reservas en 1 tonelada cada uno.
Del lado de las ventas, la Autoridad Monetaria de Singapur encabezó la lista al vender 5 toneladas en mayo, seguida por el Banco Central de la República de Uzbekistán y el Deutsche Bundesbank, banco central de Alemania, que vendieron 1 tonelada cada uno. En el acumulado anual, Uzbekistán se mantiene como el mayor vendedor neto con 27 toneladas, seguido por Singapur con 10 toneladas.
El relevamiento 2025 abarcó 73 bancos centrales, la cifra más alta registrada, evidencia del creciente interés por el oro como activo de reserva. El 43% de los funcionarios consultados anticipó que las reservas de oro de sus instituciones aumentarán en los próximos 12 meses, muy por sobre el 29% registrado en 2024. Ese sesgo es aún más marcado entre bancos de economías emergentes y en desarrollo.
Además, el 73% de los encuestados espera una reducción en la participación del dólar estadounidense en ese mismo periodo y el 44% dijo que ahora gestiona el oro “de forma activa y separada”, frente al 37% del año anterior.
Las recientes tensiones en Oriente Medio reforzaron el atractivo estratégico del oro y los bancos centrales buscan proteger sus reservas frente a posibles shocks geopolíticos, dice el informe del Consejo Mundial del Oro.
Contracorriente
Una nota de Mark Sobel, representante de EE.UU. en el “Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras” (Omfif, según su sigla en inglés) también da cuenta del actual sesgo de los bancos centrales a acumular oro, pero -yendo contra la corriente- advierte que la actual diversificación de tendencias “está construida sobre arena”.
La advertencia fue publicada junto a la encuesta Global Public Investor 2025 del foro global, que precisa que los precios del oro subieron cerca del 25% en dólares en lo que va del año. Un informe del Banco Central Europeo revela incluso que el oro ya superó al euro como el segundo mayor activo de reserva, impulsado por la compra masiva de países emergentes, especialmente China, en respuesta al temor a sanciones financieras de EE.UU.m tensiones geopolíticas, políticas fiscales imprudentes e imprevisibilidad a causa de las medidas arancelarias del gobierno de Donald Trump.
Sobel, que durante el gobierno de Barack Obama fue el representante de EE.UU. en el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), sin embargo, cuestiona que los bancos centrales estén gestionando bien sus balances acumulando reservas de oro que superan ampliamente la demanda anual.
Estados Unidos, Alemania, Italia y Francia poseen en conjunto 16.000 toneladas métricas de oro, mientras que la demanda global en 2024 fue de aproximadamente 5.000 toneladas, de las cuales más del 20% correspondió a compras de otros bancos centrales.
Según Sobel, el precio del oro se mantiene elevado en gran parte porque las enormes reservas oficiales siguen fuera del mercado. Si los bancos centrales vendieran sus reservas de manera responsable, el precio del oro podría incluso caer, restándole atractivo como refugio.
Por otra parte, señala, la venta de oro podría aliviar la deuda fiscal y las presiones de financiación de los países, pues ya no cumple un papel oficial en el sistema monetario internacional, no genera intereses, implica costos de almacenamiento, es menos líquido y más difícil de vender que otros valores.
Aunque se argumente que mantener oro revaloriza el balance nacional, esto no aporta recursos líquidos a las arcas públicas. Monetizar estas reservas liberaría fondos para otros fines. Por caso, menciona Sobel, la deuda pública de EE.UU. hoy es unos 30 billones de dólares pero si EEUU vendiera su oro a precios recaudaría más de USD 850.000 millones, reduciendo la presión sobre las tasas de interés en un momento de déficits fiscales insostenibles.
En 1999, tras un periodo de ventas liderado por el Reino Unido y Suiza, los bancos centrales europeos firmaron el Acuerdo de Washington sobre el Oro, que estableció límites anuales a las ventas oficiales para no perturbar el mercado. Cuando el FMI vendió oro tras la crisis financiera de 2008, también se tomaron medidas para evitar alteraciones, sentando precedentes relevantes para futuras operaciones.
Más allá del análisis de Sobel, lo cierto es que el dólar cayó 10% en el primer semestre de 2025, su peor inicio de año desde 1973, hace 52 años.
En los últimos meses hubo pedidos públicos de políticos de Alemania y Francia pidiendo la “repatriación” del oro que sus países tienen bajo custodia de EEUU, principalmente en Fort Knox y en la Reserva Federal de Nueva York. Según distintas estimaciones, se trata de unos USD 245.000 millones entre ambos países.
Alemania e Italia son, detrás de EEUU, los segundos mayores poseedores de reservas de oro, según un estudio del Mises Institute, un think tank libertario de EEUU nombrado en homenaje a Ludwig von Mises, uno de los dos mayores referentes de la “Escuela Austríaca” de Economía. El otro es Friedrich Hayek, uno de los economistas más respetados y citados por el presidente argentino, Javier Milei.
Los que más tienen
El Top 10 de países con mayores reservas de oro lo encabeza EEUU y lo completan -después de Alemania e Italia- Francia, Rusia, China, Suiza, India, Japón y Turquía.
¿Y la Argentina? Según el más reciente informe del BCRA al respecto, al 23 de junio pasado la entidad contaba en su activo USD 7.836,5 millones en oro “neto de previsiones”, que según el precio de la onza a ese día implicaba unas 72,4 toneladas del metal precioso, poco menos del 12% de las reservas en volumen de Turquía, el décimo del ranking. Aunque no hay información detallada sobre dónde están esos activos. El gráfico de arriba agrega al Top 10 de reservas auríferas una barra para dimensionar, por aproximación, las reservas de oro de la Argentina, que representadas con exactitud serían casi invisibles.
Detrás de la demanda de oro también hay razones que Quinn Slobodian, profesor de historia en la Universidad de Boston, vinculó en un reciente libro a corrientes ideológicas profundas. El título del libro es revelador (“Los bastardos de Hayek”) y el subtítulo todavía más: “Raza, oro, IQ (sigla en inglés que refiere el cociente intelectual, medida más o menos aceptada de la inteligencia humana) y el capitalismo de ultra-derecha”.
Según Slobodian, la renovada obsesión con el oro tiene raíces doctrinarias en Hayek, autor de un libro sobre la “desnacionalización del dinero” y partidario del oro como patrón monetario universal.
Slobodian identifica al diputado alemán Peter Boehringer, de Alternativa para Alemania (AfD), un partido de ultra-derecha, como iniciador del movimiento “traigamos el oro a casa”, al que luego se sumaron la francesa Marine Le Pen, el presidente de Hungría, Viktor Orban, y Matteo Salvini, antecesor de Giorgia Meloni en el liderazgo de la derecha italiana, ideas que encarnan también en ideólogos cercanos a Trump, como Glenn Beck y Steve Bannon.