Patricia Bullrich formaliza su pase a LLA, junto a Karina Milei

Falta apenas una docena de días para la elección porteña y la pelea por bancas en la Legislatura de la Ciudad no sólo se afianzó al tope del temario nacional, sino que -al menos de momento- cambió el sentido de lo que se suponía como prueba política de fondo. La batalla abierta entre Olivos y Mauricio Macri eclipsa a la confrontación con el kirchnerismo. Vale un ejemplo notable: el tratamiento del proyecto de Ficha Limpia -este miércoles, en el Senado- genera fuerte expectativa como derivado de la disputa entre LLA y el PRO, antes que por el machacado discurso K contra la “proscripción” de Cristina Fernández de Kirchner. Un cuadro cargado de sospechas, recelos y cálculos chicos de campaña.

 La trascendencia de la pelea entre violetas y amarillos fue graficada además por la trascendencia que buscó darle el oficialismo a un hecho para nada sorpresivo: la afiliación formal de Patricia Bullrich al partido de Javier Milei. Se trata de la funcionaria con mayor exposición del equipo de ministros. Vino jugando fuerte en el frente interno contra Macri. Resta por verse ahora el efecto práctico en ese terreno, fuera de las especulaciones que puedan ser hechas acerca del efecto de campaña, más allá del reflejo de descalificación desde el PRO, también con la mirada puesta en el electorado.

 En cuanto al posible impacto del acto de afiliación, resulta difícil de calibrar el lugar tan protagónico de Karina Milei y sus propias palabras, a modo de elogio pero también dando por sentado un hecho realmente esperable. “Fue fácil convencer a Patricia porque ella era violeta hace tiempo”, dijo. Por supuesto, el término “fácil” alimentó las chicanas en las redes con referencias a las estaciones del recorrido político de la ministra.

 En cambio, genera expectativa el impacto concreto en el frente doméstico del PRO, cruzado por fisuras: los bloques de diputados y senadores nacionales, algunos jefes locales. Y por supuesto, pasado el turno de la elección de legisladores porteños, cómo juega Bullrich para la elección nacional de octubre. Por lo pronto, queda claro que la puesta en escena de la afiliación a la LLA apunta a nutrir la campaña en el tramo final y expone la dimensión política de la disputa entre Olivos y el ex presidente.

 El punto parece ser que no alcanzaría con “ningunear” al otro y presentarse como polo excluyente frente al kirchnerismo. Aún dando por sentado que la disputa por un electorado al que se califica como compartido -al menos en una franja- favorece al peronismo con su base de votos más o menos tradicional, el eje se corrió al desenlace del test entre mileistas y macristas. Y eso es puesto en evidencia por todo lo que viene rodeando el caso de Ficha Limpia en el Senado. Se sabe: sólo si el proyecto es votado tal cual llegó de la Cámara de Diputados, será ley este miércoles.

 La suspensión de la sesión que debía tratar el tema, en la semana conmocionada por la muerte del papa Francisco, resultó natural, parte de la breve tregua política. Pero los plazos para retomar la agenda y sobre todo un trascendido sobre el juego libertario terminaron de instalar la idea de que la pausa tenía otro condimento: postergar todo hasta después de la elección porteña.

Mauricio Macri y Silvia Lospennato, en una parada de campaña por Palermo

 Eso fue confirmado por fuentes no mileistas pero tampoco de la oposición dura o el PRO. La circulación de la versión tuvo, naturalmente, combustible electoral, aunque el origen fue en las filas de espacios provinciales. Como sea, lo cierto es que se dijo que LLA buscaba estirar el tema hasta después del domingo 18 de este mes, para no “regalarle” un éxito político -y mediático- a Silvia Lospennato, principal impulsora del proyecto y cabeza de lista del PRO en la Ciudad.

 Las especulaciones escalaron desde la semana pasada y hasta pareció tambalear la sesión de este miércoles. La reunión de Labor Parlamentaria confirmó la convocatoria, sólo con un pequeño cambio de horario: la prueba del quórum será antes del mediodía. Pero toda la previa estuvo marcada por la tensión en torno de la real voluntad oficialista de trabajar e ir por la aprobación del texto, siempre con el agregado de una posible diagonal para sancionarlo con cambios y mandarlo de nuevo a Diputados.

 Todo ese clima contó, como otras veces, con el ingrediente de la conocida interna del oficialismo en la Cámara. Cerca de Victoria Villarruel se sostenía la agenda convenida, que incluye pliegos de embajadores y una morosa declaración de emergencia para Bahía Blanca. Un movimiento de jefe del bloque libertario, Ezequiel Atauche, confirmó la inquietud del oficialismo y, también, por donde pasan las decisiones.

 El legislador estuvo en la Casa Rosada. Y el bloque de la LLA difundió un comunicado para expresar su compromiso con el tratamiento de Ficha Limpia. La intención de sumar un freno al aumento de la dieta de los senadores alimentó en la oposición dialoguista las sospechas sobre un intento “romper” la sesión con una cuestión densa y fuera de agenda. Quedó en el aire. Y se verá en el recinto si fue un amague.

 Para completar, desde distintos escritorios del oficialismo circularon versiones contradictorias. Una afirmaba que había voluntad y número para aprobar el proyecto y otra decía que la mayoría necesaria estaba en duda. El punto es que no se trataba de diferencias entre optimistas y escépticos. La letra que aseguraba la sanción era atribuida a la jefatura de Gabinete y, más significativo en términos de interna, a Karina Milei. Y la otra, a Santiago Caputo.

 La cuestión, finalmente, es que como consecuencia de su propio juego, el oficialismo quedó expuesto por partida doble. Si el proyecto no sale o es votado con modificaciones y debe volver a Diputados, la lectura apuntará al cálculo de campaña, con el añadido más oscuro de un trato bajo cuerda con el kirchnerismo. Y si Ficha Limpia es sancionada, el crédito sería para Lospennato, potenciada así -por tanto ruido violeta- en el lugar de promotora de la ley.

 Todo eso es tema de los escritorios de campaña. De todos modos -y no únicamente por este capítulo del Congreso-, resulta significativa la magnitud que fue tomando la disputa de Milei y Macri. Corrió del foco el contrapunto limitado a CFK. El interrogante es si puede agregar una línea diferente a la política entendida sólo como grieta.