Durante más de un mes, la familia de Rosa Lidia Castro Ventura se aferró a una esperanza que se desvanecía con el pasar de los días. La enfermera pediátrica, de 38 años, ingresó a la clínica Sanna de San Borja para someterse a una operación programada. Nada hacía presagiar lo que ocurriría después de recibir un suero fisiológico contaminado, elaborado por el laboratorio Medifarma y observado por el Ministerio de Salud. El jueves 17 de abril, luego de permanecer en coma desde el día de su intervención, Rosa murió.
Su historia no es un caso aislado. Otras seis personas fueron víctimas del mismo lote de suero. Aunque las primeras alertas sobre posibles irregularidades surgieron apenas horas después de las intervenciones quirúrgicas, ni la clínica ni las autoridades reaccionaron con la celeridad necesaria. La información fue escasa y, en algunos casos, deliberadamente omitida. En ese silencio institucional, las familias afectadas enfrentaron solas el peso de la incertidumbre.
“Queremos justicia para mi hermana. Ha sido una pesadilla todo esto. Un mes luchó”, afirmó Karla Castro en conversación con el Rotafono de RPP. Su voz refleja la mezcla de dolor e impotencia que embarga a los allegados de las víctimas. Otra familiar sostuvo: “Ojalá que en esta semana llegue a la mente de todos los peruanos para que al menos cambie para bien. No sabemos dónde la vamos a velar”.
El procedimiento y las primeras señales de alarma
El jueves 20 de marzo, a las cinco de la tarde, Rosa fue intervenida para la extirpación de un tumor benigno. Su esposo contó que, tras culminar la operación, la dejaron en la sala de recuperación. Pasaron ocho horas sin que nadie informara nada. Luego vinieron las convulsiones, la intubación de emergencia y el ingreso a UCI.
“Pasaron ocho horas y no hicieron nada con mi esposa. Yo estuve en la sala de recuperación sentado y después convulsiona. Recién cuando convulsiona, la meten a UCI y la empiezan a entubar y todo lo que tienen que hacer”, relató ante Latina TV. Fue recién el martes 25 de marzo que los médicos comunicaron que Rosa estaba en coma irreversible. “Nos dijeron que estaba en una situación muy crítica, muy mal, y que debíamos prepararnos para lo peor”, agregó.
El historial clínico reveló que había presentado un desequilibrio severo de sodio. Esa alteración química es una de las señales más graves cuando se produce una intoxicación por vía intravenosa. Para ese momento, ya se conocía que otras pacientes habían presentado síntomas similares tras recibir el mismo insumo.
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