En los últimos días, mucho se ha hablado de la remonetización de la economía en dólares y se barajan múltiples alternativas. Sin embargo, hay una que no se ha mencionado que ya se ha implementado para algunos exportadores y que podría ayudar aún más al sector exportador argentino.
En el contexto actual en que mucho se habla sobre la circulación de dólares en la economía, nos encontramos que en los últimos días se han mencionado una infinidad de alternativas que están en la mesa, aunque ninguna con confirmación oficial. Pero hay una de la que no se habla y que podría además ayudar a los exportadores. ¿Cuál es? Implementar para las exportaciones de bienes un sistema similar al ya existente para la exportación de servicios cuando estos son realizados por personas humanas.
Pensemos lo siguiente: el esquema actual obliga a los exportadores a cobrar, ingresar y liquidar las divisas correspondientes a las ventas que realizan al exterior. Inclusive en el caso de aquellos productos que han recibido el beneficio de la reducción de alícuotas de derechos de exportación, cuando realizan la DJVE deben ingresar el 95% de las divisas a los 15 días hábiles de realizada la DJVE si no pierden el beneficio.
Sin embargo, desde hace tiempo a los exportadores de servicios, no en todos los casos, pueden ingresar los dólares al país correspondiente al cobro de estos servicios, pero no tienen que liquidarlos. Esta flexibilización, que aplica para personas humanas, ha sido vista con buenos ojos por la autoridad monetaria, ya que progresivamente el Banco Central ha ido aumentando el límite por el que no necesitan liquidar de USD 12.000 a USD 36.000 desde este año. Este monto, que es por año calendario por persona humana y por la totalidad de las entidades, les da la posibilidad a los exportadores de ingresar los cobros a sus cuentas en dólares para luego disponer de los mismos y utilizarlos en la economía.
el esquema actual obliga a los exportadores a cobrar, ingresar y liquidar las divisas correspondientes a las ventas que realizan al exterior
Entonces, por qué no pensar un esquema similar para quienes venden bienes al exterior. Que puedan ingresar sus cobros a sus cuentas en dólares, sin tener que liquidarlos y poder utilizarlos para pagar operaciones tanto en la economía local como para el comercio exterior.
Obviamente que, por el otro lado, hay quienes indicarían que esto afectaría las reservas del Banco Central y presionaría el tipo de cambio al alza porque se reduciría la oferta de dólares en el Mercado único y libre de cambios. Sin embargo, podría autorizarse como se hizo para los servicios con un tope máximo o para casos especiales, como se hace para los pagos de importaciones. Por ejemplo, empresas exportadoras de bienes con certificado Mi PyME.
Por otro lado, muchas de estas empresas tienen que importar, por lo cual podrían usar estos mismos dólares para pagar las operaciones de importación. Se podría permitir que en esos casos las empresas compensen, y cancelen en simultáneo, sin tener que contar con autorización del BCRA las obligaciones. A la vez, aquellas empresas que no son importadoras podrían usar esos dólares para transaccionar en la economía.
Para los exportadores esta medida significaría un fuerte apoyo, y una manera de ayudarlos a competir a nivel internacional sin tocar el tipo de cambio, y en línea con la simplificación del comercio exterior.
Podría autorizarse como se hizo para los servicios con un tope máximo o para casos especiales, como se hace para los pagos de importaciones
Claramente, el aumento de competitividad de los exportadores se traduce en mayores ventas, por ende, más producción, más empleo, más inversión. Si los exportadores producen más, van a demandar más insumos, lo que implica que compren en la economía local mayor cantidad de bienes intermedios o materia prima. Si las empresas venden más, se obtienen mejoras en los costos, y aunque los precios no bajen –que es lo que todos los consumidores desean-, por lo menos no aumentarán con la misma velocidad.
Y si a lo anterior sumamos alguna ventaja impositiva vinculada a pagar o transaccionar con dólares, el círculo se va completando. Pero más aún sería una señal de confianza que los actores económicos valorarían rápidamente y a la que responderían de manera muy positiva.
El comercio exterior es parte del círculo virtuoso de la economía. Y hoy podría brindar más aún de lo que ya le están permitiendo brindar.
La autora es licenciada en Comercio Exterior