
El expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019), junto a dirigentes de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, presentó una solicitud formal al presidente Rodrigo Paz mediante la cual solicita una “reunión de coordinación y trabajo”. El documento fue entregado este martes en la Casa Grande del Pueblo, sede del Ejecutivo.
Si bien la carta está firmada por Morales, la gestión fue realizada por una delegación de dirigentes cocaleros que viajó hasta La Paz, debido a que el exmandatario permanece atrincherado en su bastión por una orden de aprehensión en su contra en un caso de trata de personas.
La solicitud para reunirse con el primer mandatario fue acompañada por un pliego con varias demandas sindicales. Entre los puntos reclamados figuran mejoras en producción, salud, educación, infraestructura vial y seguridad ciudadana, entre otros, según explicó el dirigente de la mancomunidad del Trópico, Limbert Cossío, a la prensa local.
Por su parte, la dirigente Vilma Colque, añadió que van a abordar el tema de los cultivos de hoja de coca e indicó que esperan una respuesta de Paz dentro de las próximas dos semanas. De no obtenerse una convocatoria, adelantó que dirigirán su petición al vicepresidente Edmand Lara.

La solicitud de una reunión con el presidente Paz se produce en un momento de tensión en el Trópico de Cochabamba debido al anuncio gubernamental de retomar la cooperación con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), después de casi 20 años sin la presencia de esa institución en el país.
El anuncio generó preocupación entre dirigentes cocaleros, quienes señalaron que en años anteriores la actuación de la agencia estuvo asociada a operativos de erradicación forzada de cultivos de coca y episodios de violencia en la región.
Representantes de las federaciones cocaleras advirtieron que no aceptarán la instalación de centros operativos en su territorio y plantearon que la cooperación antidroga se concentre en zonas fronterizas. El Gobierno no ha hecho referencia a las condiciones de la cooperación estadounidense, pero la considera clave para enfrentar el incremento del narcotráfico y el crimen organizado en el país.
La hoja de coca tiene un rol importante en la vida social, económica y cultural de diversas regiones de Bolivia. Además de sus usos tradicionales y rituales, constituye una fuente de ingresos para familias productoras en zonas como los Yungas (La Paz) y el Chapare (Cochabamba). Al mismo tiempo, es la materia prima utilizada en la elaboración de cocaína, lo que sitúa su producción en el centro de debates sobre regulación y control estatal.

En las últimas décadas, su cultivo se ha vinculado a expresiones de identidad local y a demandas de comunidades que buscan mantener sus prácticas dentro del marco legal vigente. En este contexto, cualquier cambio en la política antidroga que implique reformas en el control de cultivos de coca suele generar tensiones.
En las últimas décadas, los sindicatos cocaleros se han consolidado como un actor político de peso en Bolivia. Su estructura organizativa, su capacidad de movilización y su presencia en regiones productoras de coca les han permitido ejercer influencia en la agenda pública y en distintas decisiones gubernamentales, particularmente durante los periodos de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Este encuentro, sobre el cual el Gobierno no se había pronunciado hasta la publicación de esta nota, puede ser determinante para definir el tipo de relación que mantendrán el Ejecutivo y los sindicatos cocaleros en el próximo quinquenio, en un contexto marcado por tensiones y posibles cambios en la política antidroga.