Un empleado infiel de un estacionamiento se encargaba de copiar las llaves de las casas que los clientes que guardaban su auto allí dejaban en el coche. Con la documentación que había en la guantera del vehículo completaba el combo: el objetivo de la entradera estaba listo.

Solo faltaba que el empleado municipal desleal que era parte de la banda les avisara cómo venían las recorridas policiales en la zona del golpe; y del resto de la logística se encargaban varios presos de tres penales bonaerenses que manejaban todo por teléfono. Así, robaban y, así, también cayeron.

Un operativo coordinado por la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro logró en las últimas horas dar con varios de los implicados en una organización criminal que se especializaba en robos bajo la modalidad de entraderas mediante el uso de copias de llaves sustraídas, según informaron fuentes del caso a Infobae.

La investigación, impulsada por la Unidad Funcional de Instrucción de Boulogne, a cargo de la fiscal Paula Hertrig, derivó en siete detenciones y allanamientos simultáneos en distintas localidades del conurbano bonaerense y en tres unidades penitenciarias. Hay dos prófugos.

El caso tuvo su origen en tres denuncias formuladas entre 2021 y 2024, en jurisdicciones de Tigre y San Isidro: una de las víctimas fue un hombre de nacionalidad austríaca.

Los hechos presentaban un patrón común: los delincuentes ingresaban a los domicilios sin forzar cerraduras, lo que despertó sospechas acerca del posible uso de duplicados de llaves originales. Ese indicio fue el punto de partida de una investigación que, con el paso de los meses, permitió identificar a una red criminal perfectamente estructurada.

Seis de los siete detenidos: el último es el jefe de la banda, el empleado del estacionamiento clave para los robos

Incluso, en la causa figuran escuchas a la banda y una es particular. Al parecer, habían hecho mal las copias de las llaves y no podían entrar al objetivo que tenían para robar: “Amigo, te estoy diciendo, ¿sos boludo? Estamos acá, vinimos a laburar. Vinimos a abrir y no entra, no, no, no, no, no. Probamos las cuatro llaves de todas las maneras y no entra. Estamos acá, estamos re enfierrados. ¿Qué onda?“.

Cómo operaban

Según fuentes vinculadas al caso, el líder de la organización era M.D.R., de 40 años, quien aprovechaba su posición laboral en un estacionamiento para acceder a llaves y documentación confidencial dejadas por los clientes.

La información recabada, que incluía direcciones, hábitos de las víctimas y datos vinculados a los vehículos, era clave para dar los golpes con precisión quirúrgica. En base a ese material, el grupo confeccionaba copias funcionales de las llaves y seleccionaba los momentos de menor exposición policial para actuar.

Una pieza relevante de este engranaje era un ex empleado municipal al que le decían “Rata” y “Oreja”, identificado como L.M.M. y de 40 años. Según los investigadores, colaboraba aportando datos sensibles, como las rutas y horarios de patrullajes policiales en zonas específicas. Esta logística les permitía moverse con libertad y minimizar riesgos durante las incursiones.

Varios de los manojos de llaves secuestrados

Pero la particularidad del caso reside en otro dato llamativo: varios de los integrantes operaban desde el interior de unidades carcelarias, donde ya estaban alojados por otros delitos. Desde allí, coordinaban acciones, daban órdenes y gestionaban aspectos logísticos. Las detenciones alcanzaron también a estos internos, en un operativo simultáneo que se desplegó en las Unidades Carcelarias de Lomas de Zamora, Magdalena y Campana.

Así capturaron al “Grandote Blanco”, de 34 años y alojado en la Unidad Carcelaria de Lomas de Zamora; a “Liber”, de 36, y al “Tano”, de 45, ambos detenidos en el penal de Campana; y a “William Wallace”, de 34, quien se encuentra preso en Magdalena.

Los operativos incluyeron allanamientos en viviendas ubicadas en Campana, Lomas de Zamora, San Isidro y Morón y se incautaron dos notebooks, teléfonos celulares, un inhibidor de señal, documentación de interés para la causa y una réplica de pistola con carga de CO2, que sería utilizada para intimidar a las víctimas sin incurrir en portación de armas de fuego reales.

Además, hay dos prófugos que fueron identificados como “Grandote” y “Perre”, que son intensamente buscados por las fuerzas de seguridad.