El secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, y el representante comercial de EEUU, Jamieson Greer, asisten a una conferencia de prensa en las oficinas gubernamentales de Rosenbad tras la conclusión de las negociaciones comerciales entre EEUU y China, en Estocolmo, Suecia, el 29 de julio de 2025 (REUTERS)

Funcionarios de Estados Unidos y China concluyeron dos jornadas de negociaciones en Estocolmo con el compromiso de intentar prorrogar la tregua arancelaria de 90 días que ambas potencias implementaron a principios de año. Las conversaciones, enfocadas en aliviar la tensión de la guerra comercial que mantiene en vilo a los mercados y amenaza el crecimiento económico mundial, finalizaron este martes sin anuncios de avances significativos.

La tregua, vigente hasta el 12 de agosto, supone la suspensión temporal de aranceles que alcanzan niveles de tres dígitos en productos comercializados entre ambos países. En este contexto, los representantes estadounidenses advirtieron que la decisión final recae en el presidente Donald Trump, quien deberá definir si extiende el plazo de la moratoria o permite la reactivación de los gravámenes elevados que ambos gobiernos han venido aplicando desde el inicio del conflicto.

Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, afirmó ante la prensa que el mandatario definirá la continuidad de la medida. “Informaremos (a Trump) sobre el proceso que hemos llevado a cabo aquí. Sin duda, hemos mantenido reuniones constructivas, para volver con un informe positivo. Pero la prórroga de la pausa la decidirá él”, señaló Jamieson Greer, representante comercial estadounidense, al cierre de la ronda en la sede del gobierno sueco en el centro de Estocolmo.

La alternativa de una nueva extensión de 90 días permanece en análisis, según adelantaron los negociadores. En caso de avanzar, este plazo permitiría retomar el trabajo técnico y la discusión de los temas estructurales, a la espera de una solución más definitiva. Además, Bessent anticipó que podrían celebrarse nuevas reuniones bilaterales hacia el cierre de ese próximo periodo.

Las tratativas giraron en torno al acceso de productos estratégicos, especialmente las llamadas tierras raras, minerales fundamentales para la industria tecnológica global. China ostenta una posición dominante en la producción y exportación de estos materiales. Representantes estadounidenses indicaron que los acuerdos sobre este sector continúan en fase de perfeccionamiento tras los encuentros previos celebrados en Ginebra y Londres.

Foto de archivo: El secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, el representante de Comercio de EEUU, Jamieson Greer, el representante de Comercio Internacional de China y viceministro de Comercio, Li Chenggang, y el viceprimer Ministro chino, He Lifeng, en el día de una reunión bilateral entre EEUU y China en Ginebra, Suiza, el 10 de mayo de 2025 (REUTERS)

El principal negociador chino, Li Chenggang, reconoció la importancia de consolidar una relación comercial estable. “Los equipos económicos y comerciales de China y Estados Unidos mantendrán una comunicación activa, intercambiarán opiniones sobre cuestiones económicas y comerciales de manera oportuna y seguirán promoviendo el desarrollo estable y saludable de las relaciones económicas y comerciales bilaterales”, declaró.

Las consecuencias de la falta de acuerdo resuenan en la economía global. Un retorno a los aranceles previos, que alcanzarían cifras de tres dígitos, pondría en riesgo las cadenas de suministro internacionales y sacudiría los mercados financieros. El Fondo Monetario Internacional, tras elevar su previsión de crecimiento mundial, identificó la posibilidad de repunte arancelario como uno de los principales factores de riesgo para la economía.

El trasfondo de la negociación refleja diferencias profundas en los modelos económicos. Washington insiste en que el esquema estatal chino propicia una sobreoferta de productos baratos en el mercado global y restringe el acceso de empresas extranjeras. Beijing, por su parte, cuestiona las crecientes trabas estadounidenses a la exportación de productos tecnológicos, bajo el argumento de seguridad nacional, y considera que estas medidas buscan limitar su desarrollo.

Las reuniones en Suecia abordaron la transformación estructural de la economía china. Los representantes estadounidenses plantearon la necesidad de que el país asiático avance hacia un modelo menos dependiente de la manufactura y las exportaciones, estimulando en cambio la demanda interna como vía de reequilibrio comercial.

Al cierre de la ronda, el futuro inmediato se mantiene incierto. Las delegaciones evitaron compromisos públicos sobre un posible encuentro entre Donald Trump y su homólogo Xi Jinping a corto plazo, mientras los mercados observan atentos la evolución de una disputa que tiene en jaque a sectores clave de la economía internacional. El debate seguirá abierto en los próximos meses, en busca de una fórmula que evite una nueva escalada arancelaria y logre encauzar la relación entre las dos mayores economías del planeta.

(Con información de Reuters)