En diversas zonas de Estados Unidos se desató una creciente inquietud debido a la aparición de un pez poco común y de apariencia singular. Se trata del llamado cabeza de serpiente, una criatura proveniente de Asia que captó la atención pública por habilidades sorprendentes: se desplaza por tierra, utiliza el aire para sobrevivir y resiste varios días fuera del agua. Las autoridades, ante este fenómeno, emitieron una advertencia nacional y pidieron a la ciudadanía que no lo devuelva a su hábitat natural si lo detecta.
Pez con cabeza de serpiente alerta a las autoridades de EE.UU.
La llegada de animales exóticos a territorio estadounidense no es un hecho aislado. A lo largo de las últimas décadas, el país enfrentó numerosos episodios relacionados con la proliferación de especies no autóctonas. En muchos casos, estos ingresos ocurren por accidentes o negligencia humana. La lista incluye desde caracoles gigantes africanos hasta mejillones cebra. Hoy, el foco recae sobre el pez cabeza de serpiente.
Este patrón de invasión responde a varios factores. El comercio internacional y el tráfico ilegal de fauna exótica figuran entre los principales causantes. También influye el descuido de propietarios de acuarios, quienes a veces liberan animales al medio ambiente. A eso se suman pescadores que introducen especies deliberadamente sin considerar las consecuencias ecológicas.
Científicos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), afirman que las transformaciones en los hábitats acuáticos, combinadas con el cambio climático, facilitó la expansión de especies oportunistas. En la actualidad, más de una docena de estados reportan afectaciones por este tipo de organismos.
Una amenaza con escamas: el impacto del cabeza de serpiente
El pez conocido como Channa argus proviene de regiones como China, Corea y Rusia. Posee un cuerpo alargado, piel manchada y un cráneo que recuerda al de una serpiente. Sin embargo, lo más inquietante es su comportamiento fuera del agua. Gracias a un órgano respiratorio especializado, pueden vivir en zonas acuáticas poco profundas e incluso en partes fangosas, además se impulsa sobre superficies húmedas utilizando movimientos corporales similares a los de una anguila.
Desde su detección en Maryland en 2002, el número de avistamientos aumentó con rapidez. Actualmente, se confirmó su presencia en al menos 14 estados, entre ellos Georgia, Missouri y Pensilvania. El último informe provino de Missouri, donde el hallazgo de un ejemplar en un afluente del Misisipi generó preocupación entre autoridades y ambientalistas.
El pez presenta una dieta agresiva. Caza peces autóctonos, consume ranas y crustáceos, y en ocasiones, ataca aves pequeñas. Este comportamiento depredador altera los ciclos naturales y pone en peligro a numerosas especies. Aunque no representa una amenaza directa para las personas, puede portar enfermedades y reducir la calidad de los recursos pesqueros.
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Recomendaciones frente al hallazgo de esta especie
Las autoridades federales, en particular el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, emitieron un protocolo claro para actuar en caso de encontrar un ejemplar. La instrucción es concreta: no devolverlo al agua bajo ninguna circunstancia. En cambio, se sugiere capturarlo y sacrificarlo de forma compasiva, o bien congelarlo para evitar su propagación.
También se insta a registrar el lugar exacto del encuentro, tomar una fotografía del animal y contactar al Departamento de Recursos Naturales del estado correspondiente, su número de contacto general es 202-501-4700. Otra opción consiste en llamar a la línea nacional de especies invasoras. Estas acciones permiten a las autoridades mapear su distribución y diseñar estrategias más eficaces de contención.
Investigación en curso: esfuerzos para contener su expansión
Universidades, institutos ambientales y agencias gubernamentales trabajan de manera conjunta para estudiar a fondo las capacidades de este pez. Entre los objetivos destaca la necesidad de entender cómo se adapta a ecosistemas nuevos, cómo sobrevive en condiciones adversas y cuál es su verdadero impacto en los cuerpos de agua estadounidenses.
Este pez puede tolerar ambientes con poca oxigenación e incluso agua contaminada. Esto lo convierte en un desafío aún mayor para los equipos de control. A nivel práctico, se probaron métodos como trampas, redes de captura y barreras físicas, sin embargo, ninguno logró resultados definitivos.