Nico Riera cumplió 40 años y Thelma Fardín, su pareja, con la ternura a flor de piel y la certeza de estar viviendo una historia que no quiere olvidar, lo celebró con una carta de amor en las redes sociales que logró enternecer a todos sus seguidores.

Hay un video de nuestro primer abrazo”, empieza escribiendo Thelma, en uno de los tantos fragmentos que compartió con sus seguidores. “Yo improviso un chiste porque acabo de descubrir que me ponés nerviosa, vos me abrazás y mirás a cámara, contento”. En una imagen en blanco y negro, él la envuelve con los brazos por detrás y ella sonríe hacia el objetivo. Ambos con micrófonos de diadema, como si estuvieran en escena. Como si el amor también se ensayara.

Cinco días después de ese primer abrazo hay otra fotografía. Una escena íntima y reveladora: “Se nota que vos te esmerás para hacerme reír y yo te miro de costado, porque me gusta y quiero que lo sepas, pero también que nadie se dé cuenta”. Esa tensión entre lo privado y lo visible atraviesa toda la narrativa. El amor aún en construcción, deseoso, pero tímido, como quien se asoma a una posibilidad nueva y poderosa.

Thelma recordó una de las primeras fotos que se sacó con Nico

En otra imagen, capturada frente a un espejo, ambos posan con sombreros de vaquero, las manos en el mentón como si pensaran, ella en bata rosa, él con remera blanca. Una escena casi absurda, cómplice, cotidiana. “La primera foto que hicimos nosotros y no un fotógrafo, parece sacada después de años de conocernos. Pero habíamos salido un mes”.

Y entonces, el agua. El mar en invierno. Los cuerpos mojados, los trajes de neopreno, la risa como única protección contra el frío. “En ese viaje nos metimos al mar en invierno. En la foto tenemos adrenalina en los ojos, no tanto por el frío, sino por las ganas de conocernos”. Dos años más tarde repitieron la escena. Mismo mar, mismo encuadre. Pero otra energía: “En esa está la calma de saber que nos tenemos”.

La calma, sin embargo, no borra la intensidad. También están las risas frente a una pizza en un restaurante, la ternura de una selfie al atardecer, ella envuelta en una manta clara, él con campera negra. El sol iluminando sus rostros como una caricia. Hay otra escena en una estación de esquí, los dos con ropa térmica, lentes de sol y señales con las manos: la V de la paz, el pulgar en alto. Como si dijeran: estamos acá, seguimos.

Fardín le declaró todo su amor a Riera:

Y también está Berlín, una escalera con grafitis, una porción de pizza en la mano y la ciudad como fondo. Está el abrigo de pelaje grueso, la expresión seria frente a una cabaña de madera. Están los tatuajes de Nico —el tridente, una figura femenina— y las luces cálidas de un entorno informal. Y hay, como eco lejano, un niño disfrazado de “indígena americano”, con plumas, lanza y rostro pintado. Un pequeño Nico, tal vez, que sin saberlo ya ensayaba roles y libertades.

En medio de estas postales, Thelma recuerda una conversación con la que Riera intentó imaginar el futuro:“Me dijo que pasaría los próximos 120 años conmigo. Que la humanidad, a partir de no sé qué momento, va a vivir para siempre. Que será una elección vivir o morir”. Y como si hablara entre risas, ella respondió: “Yo soy de Escorpio, así que dije: me muero, como quien dice ‘dulce de leche y vainilla’”.

Pero en el juego, algo se quebró. “Cuando dije que 120 años es mucho, algo se le astilló en los ojos, cambiaron de color. De verde a decepción. Corrí y abracé con el cuerpo lo que no llegaba con el alma”, recordó en el posteo que le dedicó a su novio.

En esa escena íntima, de vulnerabilidad súbita, se revela lo esencial: el deseo de no perder. De no dejar al otro solo frente a una ilusión compartida: “En cualquier debate, tengan o no sentido las hipótesis, ya no quiero tener razón, quiero tenerte a vos”.

“¿Sabías que en el Génesis Dios limita la vida del hombre a 120 años? ¿Que 120 es la presión arterial normal? ¿Que 120 es el límite de velocidad en casi todo el país? 120 en la ruta, a vos y a mí, siempre nos pareció lento, y juntos nunca quisimos ir despacio“, reflexionó, dejando en claro que todo el tiempo que compartan juntos será poco debido a la inmensidad de su amor.