El método desarrollado por la Stellenbosch University ofrece una solución innovadora para la datación directa de fósiles terrestres en paleontología - (Europa Press)

La datación precisa de fósiles terrestres representó un reto constante para la paleontología, especialmente en yacimientos sin capas volcánicas que permitan emplear los métodos tradicionales. Un equipo internacional liderado por el Dr. Ryan Tucker de la Stellenbosch University desarrolló una técnica innovadora que permite datar directamente cáscaras de huevo fosilizadas de dinosaurio.

Este avance abre nuevas posibilidades para descifrar la cronología de la evolución de estos animales. Según un comunicado de la Stellenbosch University y el artículo científico publicado en Communications Earth & Environment, la metodología fue validada en yacimientos de Utah (Estados Unidos) y del desierto del Gobi (Mongolia), con resultados comparables a los de las mejores técnicas basadas en cenizas volcánicas.

La técnica se fundamenta en el análisis de isótopos de uranio y plomo presentes en la calcita de las cáscaras fosilizadas. El equipo utilizó un espectrómetro de masas de plasma acoplado inductivamente con multicolector (MC-ICP-MS), un instrumento capaz de medir múltiples isótopos con alta precisión simultáneamente.

El método desarrollado por la Stellenbosch University ofrece una solución innovadora para la datación directa de fósiles terrestres en paleontología

Este aparato, ubicado en el laboratorio de análisis elemental e isotópico de la Stellenbosch University, permitió identificar y cuantificar las trazas de uranio y plomo que actúan como un reloj natural, ya que el uranio se incorpora a la calcita durante el enterramiento y, con el tiempo, se desintegra en plomo a un ritmo conocido.

El procedimiento exige una selección y preparación rigurosa de las muestras, seguida de un mapeo elemental para definir las zonas de la cáscara con mayor concentración de uranio y menor alteración diagenética. Según Communications Earth & Environment, la técnica requiere validación cruzada con otros métodos y un control estricto de posibles alteraciones químicas posteriores al enterramiento para asegurar que la edad obtenida refleje el momento real de la deposición y no procesos subsecuentes.

Las pruebas iniciales se realizaron en huevos de dinosaurio procedentes de la Formación Cedar Mountain en Utah. Los resultados de la datación por uranio-plomo en cáscaras se compararon con las edades obtenidas de cenizas volcánicas intercaladas en los sedimentos. Los análisis indicaron una edad de 94,7 ± 1,3 millones de años para las cáscaras, aproximadamente un cinco por ciento más joven que la edad de las capas de ceniza, lo que demuestra una notable precisión y fiabilidad del método.

La validación de la técnica en yacimientos de Utah y el desierto del Gobi demuestra su fiabilidad y precisión frente a métodos tradicionales - (Jorge Gonzalez)

En Mongolia, la técnica se aplicó a huevos y nidos hallados en Teel Ulaan Chaltsai, en el desierto del Gobi, donde la edad de los depósitos era motivo de debate. El equipo dató directamente las cáscaras en 75,35 ± 0,74 millones de años, proporcionando por primera vez una referencia radiométrica directa para estos yacimientos y resolviendo la controversia sobre su antigüedad.

El estudio contó con la colaboración de instituciones como el North Carolina Museum of Natural Sciences, North Carolina State University, Colorado School of Mines, Mongolian Academy of Sciences y la Universidade Federal de Ouro Preto (Brasil). “La calcita de la cáscara de huevo es notablemente versátil. Nos ofrece una nueva forma de datar yacimientos fósiles donde faltan capas volcánicas, un desafío que limitó la paleontología durante décadas”, afirmó el Dr. Tucker en declaraciones recogidas por la Stellenbosch University.

La validación de esta técnica representa un avance relevante para la paleontología, porque permite establecer marcos temporales precisos en yacimientos donde los métodos convencionales no son aplicables. Según Communications Earth & Environment, la datación directa de fósiles constituyó durante mucho tiempo un objetivo difícil de alcanzar, por la tendencia de huesos y dientes a comportarse como sistemas abiertos, susceptibles a alteraciones químicas que distorsionan los resultados. En contraste, la microestructura de la calcita en cáscaras de huevo posibilita evaluar su estado de preservación y detectar posibles alteraciones, lo que incrementa la fiabilidad de las edades logradas.

La colaboración internacional permitió aplicar la técnica en diferentes regiones, destacando la versatilidad de la calcita de cáscara de huevo como material de datación

El impacto de esta metodología supera los casos estudiados. La técnica podría aplicarse a yacimientos de todo el mundo donde faltan volcanitas datables, como otros depósitos del Gobi o sitios emblemáticos en Patagonia y Sudáfrica. “La datación directa de fósiles es el sueño de cualquier paleontólogo”, señaló Lindsay Zanno, coautora y responsable de paleontología en el North Carolina Museum of Natural Sciences, en declaraciones difundidas por la Stellenbosch University.

No obstante, el artículo en Communications Earth & Environment advierte sobre la necesidad de una preselección rigurosa de las muestras y de controles exhaustivos para descartar alteraciones diagenéticas. El método exige la aplicación de técnicas complementarias —como el mapeo de elementos traza y la comparación con otros indicadores estratigráficos y biológicos— para garantizar que la edad obtenida corresponde efectivamente al momento de la deposición. Además, los autores recomiendan que futuras investigaciones incluyan más muestras y validaciones cruzadas para afinar la precisión y ampliar el rango de aplicación de la técnica.

Con este enfoque, la paleontología dispone de una herramienta poderosa para resolver debates históricos sobre la edad de los yacimientos y reconstruir con mayor detalle la evolución y distribución de los dinosaurios y otros vertebrados terrestres. La posibilidad de datar directamente cáscaras de huevo fosilizadas promete desvelar episodios evolutivos que hasta ahora resultaban inaccesibles para la ciencia.