La última emisión de La Voz Argentina 2025 (Telefe) entregó una noche cargada de emociones, con una de esas historias que logran trascender la competencia y tocar el corazón de quienes siguen el programa. Entre los participantes que se adueñaron de la atención estuvo Camila Rizo Avellaneda, una joven de 20 años oriunda de Entre Ríos, que conmovió al jurado y a la audiencia no solo por su talento sobre el escenario, sino por la trama personal que la llevó a tomar el micrófono en este icónico reality musical. En especial a Nico Occhiato, conductor del ciclo, se mostró visiblemente impactado durante la presentación de Camila, marcando uno de los momentos más emotivos de la jornada.

Antes de ponerse frente al jurado, Camila compartió los motivos que la llevaron a subirse al escenario de La Voz. En sus palabras, la pérdida de su hermano Andrés fue el hecho que determinó su vínculo actual con la música. “Canto desde que tengo uso de razón, desde muy chiquita. Empecé a cantar frente al público a los 10 años, en un concurso que se hizo en 2014. Después de la muerte de mi hermano Andrés, la música se volvió aún más importante para mí. Él tenía 18 años y lo mataron para robarle el celular, en un hecho de injusticia ocurrido en la ciudad de Concordia, a manos de unos motochorros”, expresó la participante con la voz entrecortada. La revelación generó un profundo silencio en el estudio y una reacción inmediata de Occhiato, que no pudo contener la emoción mientras escuchaba el relato.

La muchacha entrerriana también recordó que Andrés, además de ser su hermano, fue uno de los principales apoyos en su incipiente carrera artística. “Fue uno de los primeros en confiar en mí”, confesó, aferrándose al recuerdo y la fuerza que representa su memoria. El ambiente se tornó íntimo en el set, cuando Occhiato le consultó cómo fue posible seguir adelante después de una situación tan difícil. La respuesta, sin dudarlo, llegó desde el costado del escenario: su madre, Beatriz, se sumó para dar testimonio de la fortaleza familiar. “Yo creo que tengo a Dios en el corazón, porque si no, no hubiese podido seguir. Honramos a Dios y tratamos de transformar el dolor en amor. Si al sufrimiento le sumás odio o rencor, la vida se vuelve muy fea. Por eso intentamos convertir esta tragedia en algo distinto”, aseguró Beatriz, dejando en claro el rol fundamental que tuvo el acompañamiento familiar y la fe para seguir adelante.

Camila y su hermano, quien fue asesinado en medio de un asalto por motochorros (Captura de video)

La entrerriana no dudó en remarcar que la música fue su cable a tierra durante el proceso de duelo. “La música me ayudó muchísimo. No sé si a superarlo, pero sí a aliviar un poco el dolor que estábamos viviendo”, admitió. La historia sumó un giro aún más especial cuando Camila reveló que el llamado para confirmarle que había pasado el casting llegó el 28 de marzo, día en que Andrés hubiese cumplido 29 años. Consideró ese acontecimiento como una especie de señal y, fiel a su estilo, optó por la cumbia para su performance, argumentando que busca “transmitir alegría” a través de lo que hace y que disfruta al ver “a los chicos bailar y participar en los juegos”.

A la hora de la verdad, Camila subió al escenario e interpretó el clásico “Amor de tres”, del grupo Aroma. Su tono melancólico y su peculiar estilo lograron capturar la atención del jurado, aunque no todos giraron la silla: Lali Espósito fue la única que no pulsó el botón, mientras el resto del jurado quedó cautivado por la potencia y la historia de la joven. Soledad Pastorutti la interpeló preguntándole quién la impulsaba a cantar, y Camila recordó a su padre, otro referente importante en su vida y en su vocación artística, aunque en la actualidad tampoco esté presente. “Canto por mi familia y por Andrés, que siempre creyó en mí y me apoyaba desde que era muy chiquita”, resumió con emoción.

Además de su historia de vida, la entrerriana sorprendió con su gran talento al jurado (Captura de video)

En medio del fervor, la participante le pidió a Pastorutti cantar un tema a dúo, un deseo que la artista cumplió de inmediato. Ese momento de complicidad fue compartido por todos en el estudio e incluso por su madre, que seguía cada movimiento desde detrás del escenario: “Está cumpliendo su sueño”, afirmó, mientras la emoción se hacía patente en el ambiente.

La devolución de Lali no tardó en llegar. “Gracias, nos regalaste un momento muy lindo. Qué alegría tenerte en el programa, en el equipo que elijas”, expresó la coach, aún conmovida por la experiencia vivida. Finalmente, Camila eligió sumarse al equipo de Luck Ra, movida por su afinidad con la cumbia y la admiración por el artista. “¡Si se daba vuelta, lo iba a elegir a él!”, exclamó con entusiasmo, sellando así el cierre de una de las noches más emotivas que se recuerdan en la actual edición del certamen.

La participación de la joven no solo dejó una huella por su espíritu resiliente y su talento, sino que también sensibilizó a quienes forman parte del ciclo y a los televidentes. Su historia, que enlazó el dolor con la búsqueda de esperanza y alegría, se transformó en uno de esos momentos que suelen permanecer en la memoria del certamen y dejó en claro cómo el reality continúa abriendo espacio a voces que trascienden el escenario.