El régimen de Nicolás Maduro ordenó este lunes el cierre de las embajadas de Venezuela en Noruega y Australia. Paralelamente, instruyó la apertura de sedes diplomáticas en Zimbabue y Burkina Faso, justificando la medida como parte de una “reasignación estratégica” y una “política de fortalecimiento de alianzas con el sur global”.
La cancillería de Noruega, entretanto, confirmó el cierre de la delegación venezolana en Oslo, solo tres días después de que la líder opositora María Corina Machado fuera galardonada con el Premio Nobel de la Paz.
“Hemos sido informados por la embajada de Venezuela que cerrará sus puertas y no se ha dado motivo alguno”, señaló la portavoz de la cancillería noruega, Cecilie Roang, en un correo electrónico.
La dictadura chavista ha perdido sustento en los foros multilaterales y ha visto disminuir sus vínculos políticos y comerciales con Europa, Norteamérica y buena parte de América Latina. En el comunicado que anunció los cambios, el régimen afirmó que “estas acciones reflejan su voluntad inquebrantable de defender la soberanía nacional y contribuir activamente a la construcción de un nuevo orden mundial, basado en la justicia, la solidaridad y la inclusión”.
Con estas decisiones, la cancillería de Maduro anunció que las relaciones y la atención consular en Noruega y Australia serán asumidas por “misiones diplomáticas concurrentes”.
En la práctica, la dispersión de recursos y la limitación de servicios consulares perjudican a la diáspora venezolana, que supera los siete millones de migrantes y refugiados, muchos de ellos fuera de América Latina y dependientes de trámites consulares para la regularización de su documentación.
La apertura de embajadas en Zimbabue y Burkina Faso responde a la necesidad del régimen de Maduro de buscar alianzas con gobiernos aislados por la comunidad internacional a causa de la represión y la falta de garantías democráticas en sus territorios. El texto señala que estas dos naciones africanas son “socios estratégicos en la lucha anticolonial y la resistencia frente a presiones hegemónicas”. El régimen chavista argumentó que las nuevas representaciones diplomáticas servirán para impulsar cooperaciones en sectores de agricultura, energía, educación y minería, áreas golpeadas por la ineficiencia y la corrupción bajo el mando chavista.
El aislamiento internacional de la dictadura de Venezuela se ha profundizado desde las elecciones presidenciales realizadas el 28 de julio de 2024. El control absoluto del proceso por parte del oficialismo permitió la proclamación de Maduro para un nuevo mandato, pese al rechazo de la mayor parte de la oposición y a las acusaciones de fraude por observadores internacionales y gobiernos occidentales. Tras los comicios, Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay, cuyas administraciones no reconocieron la legitimidad de la contienda ni del nuevo mandato de Maduro. Esta cadena de rupturas diplomáticas dejó a Caracas sin conectores formales con buena parte del continente americano y redujo aún más su margen de maniobra en organismos regionales.
El régimen de Maduro enfrenta también una nueva etapa de confrontación con Estados Unidos, tras el despliegue militar norteamericano en aguas del Caribe próximas al territorio venezolano. Mientras Maduro denuncia que se trata de una “amenaza para propiciar un cambio de régimen”, desde el gobierno estadounidense se enmarca la operación en la lucha contra el narcotráfico, especialmente con la organización terrorista Cartel de los Soles, liderado por el propio Nicolás Maduro.
Internamente, la represión persiste y la oposición solo accede a espacios mediáticos limitados bajo riesgo constante de persecución. En ese contexto, la líder opositora de Venezuela, María Corina Machado, galardonada con el Nobel de la Paz 2025, aseguró que el país necesita transitar “del caos a la estabilidad, que solo es posible con libertad”.
“Los jóvenes son el testimonio del coraje y del amor que Venezuela necesita para pasar de este caos al orden, a la estabilidad, a la excelencia y a la paz que solo es posible con libertad”, destacó Machado en redes sociales.
La ex parlamentaria venezolana ha reafirmado que el régimen “tiene los días contados” y que el galardón obtenido “es para los que no se rinden nunca y eligen la libertad como camino a la paz, cuando todo los empuja al odio”. La dirigente sostuvo que el verdadero ganador de las presidenciales fue Edmundo González Urrutia, en el exilio, cuyo triunfo niega el Consejo Nacional Electoral dominado por el chavismo.
(Con información de EFE y Reuters)