El régimen de Corea del Norte anunció la restructuración de su cúpula militar esta semana tras el bochornoso fracaso de la botadura de un nuevo destructor y en medio de un aumento en la retórica belicista contra Estados Unidos. La purga fue informada este viernes por la agencia de propaganda KCNA, que indicó que los cambios fueron decididos durante una reunión encabezada por el dictador Kim Jong-un.
Durante el encuentro, celebrado el miércoles en el seno de la Comisión Militar del Partido de los Trabajadores, se nombraron seis nuevos comandantes de unidad de cuerpo, así como a los nuevos directores de la Oficina de Artillería y de la Oficina de Seguridad. También se designaron varios comisarios políticos.
La comisión, según KCNA, “llegó a una importante conclusión sobre el fortalecimiento de las capacidades de defensa nacional y la orientación inmediata para las actividades militares y políticas” del país. Además, se discutieron “medidas militares para mantener la superioridad estratégica y táctica” y se aprobaron nuevos proyectos en los campos de la ciencia y la industria de defensa, aunque sin dar detalles.
Esta purga se produjo poco después de un bochornoso incidente durante la botadura de un nuevo destructor norcoreano, que zozobró parcialmente el pasado 21 de mayo. El dictador Kim Jong-un presenció el acto y calificó el fallo como “un acto criminal intolerable”. Según medios estatales, varios altos funcionarios fueron arrestados, entre ellos el subdirector del Departamento de Industria de Municiones del partido.
La admisión pública de un error técnico o administrativo de esta magnitud es extremadamente rara en Corea del Norte, donde el régimen suele ocultar cualquier signo de debilidad, especialmente en el área militar, clave para la propaganda interna y la proyección de fuerza.
Al mismo tiempo, Pyongyang intensificó sus amenazas contra Estados Unidos, acusándolo de provocar una carrera armamentística nuclear y espacial con el desarrollo del sistema antimisiles “cúpula dorada”, un ambicioso proyecto para interceptar amenazas desde el espacio.
“El establecimiento del nuevo sistema constituye una iniciativa amenazante muy peligrosa”, denunció el Instituto de Estudios Estadounidenses del Ministerio de Exteriores norcoreano en un comunicado difundido por KCNA.
“Su objetivo es atentar contra la seguridad estratégica de los Estados con armas nucleares que Estados Unidos considera hostiles”, añade el texto.
El régimen tildó el plan como “el colmo del egoísmo, la arrogancia, el despotismo y las arbitrariedades de ese país”, y lo describió como “un guion de guerra nuclear espacial que apoya la estrategia de dominación unipolar de EEUU mediante el establecimiento preventivo de una infraestructura militar espacial”.
Además, acusó a Washington de utilizar la supuesta amenaza de enemigos externos como excusa para militarizar el espacio exterior y mantener su hegemonía global. Según Pyongyang, el sistema será también “un riesgo para la seguridad de los satélites” y “el detonante de la carrera armamentista nuclear y espacial mundial”.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció en marzo que la “cúpula dorada” tendría como objetivo “proteger la patria” y estimó su coste en 175.000 millones de dólares, con una fecha de finalización prevista para 2029. Sin embargo, la Oficina Presupuestaria del Congreso advirtió que el coste real podría superar los 500.000 millones de dólares en las próximas dos décadas.
Ante este panorama, el régimen de Kim Jong-un asegura que “la única forma de garantizar su seguridad de manera fiable” es a través de “la simetría de un poder incomparable”, en clara alusión a su arsenal nuclear.
El recrudecimiento de la retórica norcoreana ocurre mientras Corea del Sur refuerza su cooperación militar con Estados Unidos y Japón, en respuesta a los ensayos de misiles y las amenazas constantes del régimen. Observadores internacionales advierten que las nuevas designaciones en la cúpula castrense podrían dar pie a más provocaciones militares en la región.
(Con información de EFE)