Este lunes 3 de noviembre Intrusos, el clásico de América TV, celebró más de 25 años al aire con una emisión que apeló a la nostalgia y al ADN del programa que cambió para siempre la manera de hablar de la farándula. A lo largo de este cuarto de siglo, el ciclo atravesó transformaciones, conflictos, separaciones y renacimientos, pero mantuvo una esencia que hoy vuelve a brillar con la reunión de quienes fueron sus pilares fundacionales. En este aniversario, los históricos volvieron a ocupar sus lugares, con la gran ausencia de Jorge Rial.
Con la conducción de Adrián Pallares y Rodrigo Lussich, el programa especial se presentó como un homenaje al pasado y una reafirmación del presente, la dupla que regresó al frente del ciclo este año fue la encargada de abrir una mesa de lujo donde se reencontraron nombres que marcaron época en la historia del programa: Marcela Tauro, Luis Ventura, Marcelo Polino, Augusto “Tartu” Tartúfoli, Camilo García y Daniel Ambrosino. Seis periodistas que marcaron las diferentes etapas del programa que se convirtió en una marca registrada de la televisión argentina.
La química entre ellos fue inmediata. Bastaron unos minutos al aire para que los espectadores sintieran que el tiempo no había pasado. La dinámica del debate, los chistes internos y la complicidad periodística devolvieron a la pantalla ese espíritu que convirtió a Intrusos en sinónimo de espectáculo.

A lo largo de su historia, Intrusos fue mucho más que un espacio de chimentos. De su mesa salieron algunos de los periodistas más reconocidos del país. En sus inicios, allá por 2001, Jorge Rial y Luis Ventura formaron una dupla que impuso un nuevo lenguaje para tratar los temas de la farándula. Su estilo frontal, con información exclusiva y opinión sin filtros, sentó las bases de un formato que luego sería replicado por distintos programas.
El especial por los 25 años no solo sirvió para celebrar esa historia, sino también para recordar a quienes no estuvieron. Entre los grandes ausentes se mencionaron los nombres que definieron el nacimiento del ciclo. Jorge Rial, creador y conductor durante dos décadas, no participó de la emisión. Su figura sobrevoló el estudio como un recuerdo inevitable: fue el rostro de Intrusos y el encargado de convertirlo en un fenómeno popular.
Tampoco estuvo Viviana Canosa, que encontró en ese espacio su primer gran trampolín televisivo. Tampoco formó parte Marcela Coronel, periodista que integró la mesa en los inicios y que aportó una mirada más analítica dentro del grupo.

El repaso de recuerdos comenzó con Ventura, que volvió a entrar al estudio como si se tratara de su casa. Con la naturalidad que lo caracteriza, contó una postal casi mágica de sus noches en el canal: “Muchas veces, cuando termino mis programas a la noche, en lugar de esperar el ascensor me tiro por la escalera. Y cuando bajás, escuchás voces que teóricamente le dan más vida a las paredes, a las escenografías. Esas voces de otros tiempos”. Pallares y Lussich aprovecharon para bromear con la idea de que esas voces eran los “duendes” del programa, los fantasmas de los viejos Intrusos que parecían estar observando el reencuentro. “No voy a decir quiénes, pero muchas de esas voces nos están viendo”, le respondió Adrián.
El clima de complicidad se mantuvo. Polino recordó los años en los que el programa era una mesa pequeña que se reía incluso en medio de los escándalos. “Éramos un grupo muy reducido”, dijo. Y Ventura remató entre risas: “Nos reíamos algunas partes, otras no tanto. Yo veía a la Guercio corriendo y pensaba que me venía a pegar a mí”. La escena desató carcajadas y el comentario de Tauro fue fiel a su estilo: “Tengo ganas de hacerlo ahora”, lanzó entre risas.
Los recuerdos se encadenaban y cada anécdota despertaba otra. Pallares recordó uno de los momentos más recordados de Tartu: un móvil en vivo con Ricardo Darín en el que el periodista le dijo: “Che, vos hacés siempre de Darín”. Ambrosino aportó otra postal emotiva: el día en que se quebró en vivo al escuchar la historia de Brian Buley, actor de El Marginal. “Se me caían las lágrimas, y Laura Guevara me agarró del brazo y me dijo: ‘andá a llorar afuera’”, recordó entre risas. “No aprovecharon mis lágrimas”, agregó. Tauro, rápida, remató: “Era un notón”.
Camilo García, otros de los integrantes que estuvo en aquel debut el 1 de enero de 2001, tomó la palabra y resumió el sentimiento general: “Familiaridad. Hemos pasado muy lindos momentos. En esta época de la vida tengo muy buenos recuerdos. Por ejemplo, de Ventura”, dijo, provocando otra ronda de risas. Ventura respondió con ironía: “No era necesario”. Camilo, entre sonrisas, siguió: “Me he peleado muchas veces, alguna vez discutido, tenido encuentros fuertes, pero siempre era llegar al canal y Ventura te decía: ‘Solo se habla del gran momento de Camilo García’”.

Polino también tuvo su recuerdo emblemático: el caso de Alejandra Pradón. “Yo era amigo de ella y no podía entrar nadie a su departamento. Entré solo y me pedían que sacara la manito por el balcón para demostrar que estaba adentro”, contó. Ventura completó el relato entre risas: “Estábamos en vivo, la persiana cerrada, y había una hendija. Entonces le dije: ‘Sacá la manito’. Y Polino saludaba desde adentro”. El estudio estalló de risa.
Otro de los momentos recuperados fue el episodio de la supuesta amante de Sandro, conocido como “el caso Turquetti”. “Ese fue el clímax para mí”, dijo Camilo. “Llamó Sandro porque estaba viendo el programa y pidió salir al aire. Estaba enojadísimo, decía: ‘No conozco a esa mujer’”, recordó entre carcajadas. Ambrosino agregó: “Yo fui al departamento de Turquetti. Grabamos las bombachas colgadas en el baño y todo”.
Una ola de recuerdos y anécdotas para Intrusos, que a través de sus diferentes eras, fue contando la historia del espectáculo nacional.