En 2022, un grupo de investigadores inició un plan para localizar a la hembra de la Encephalartos woodii, considerada la planta más solitaria del planeta. La especie desapareció de su entorno natural y solo sobrevive en forma de clones masculinos cultivados en jardines botánicos. El único ejemplar silvestre -un macho- fue hallado en 1895 en el bosque de Ngoye, en Sudáfrica, y extraído para su propagación controlada. Sin una hembra, la reproducción natural es imposible y la especie se mantiene en un estado crítico de conservación.
Sin embargo, ahora, los profesionales exploran las posibilidades de crear una hembra mediante la inducción del cambio de sexo.
El bosque de Ngoye presenta una superficie amplia y sectores de difícil acceso. Esto deja zonas sin explorar que podrían albergar una planta femenina. Para ampliar la cobertura de la búsqueda, el equipo utilizó un enfoque de teledetección aérea. Un vuelo previo se realizó en una avioneta ligera Rainbow Cheetah, piloteada por Steve McCurrach, de la organización sudafricana The Bateleurs, dedicada a misiones ambientales.
La exploración incluyó misiones con drones equipados con cámaras multiespectrales que recorrieron en cuadrícula áreas seleccionadas del bosque. Estos vuelos, dirigidos por la doctora Debbie Jewitt de Ezemvelo KwaZulu-Natal Wildlife, permitieron recopilar unas 4.000 imágenes a una altura de 80 metros, con una resolución de 8,5 centímetros por píxel. La información obtenida se combinó en un mapa para identificar cícadas, en lo que fue la primera aplicación de esta tecnología en la búsqueda de la E. woodii.
En 2024, la investigación a cargo del equipo de C-Lab, de forma conjunta con la Universidad de Southampton, en Inglaterra, combinó drones y algoritmos de inteligencia artificial para rastrear miles de hectáreas en Sudáfrica.
La doctora Laura Cinti, al frente del proyecto, explicó a BBC que entrenaron un modelo de reconocimiento de imágenes mediante fotografías sintéticas de plantas insertadas en distintos escenarios ecológicos. Con este método, cubrieron menos del 2% de las 4.100 hectáreas del bosque sin localizar un ejemplar hembra. Fue la primera exploración sistemática de la zona completa con esta tecnología, aunque sin resultados positivos.
La E. woodii es una cícada dioica, lo que significa que existen plantas masculinas y femeninas separadas. Su reproducción natural requiere la presencia de ambos sexos. Al no hallarse hembras, la especie permanece atrapada en la reproducción clonal, sin intercambio genético ni posibilidad de evolución.
En 2025, el proyecto adoptó un enfoque más drástico. Bajo el nombre “Becoming Female” y con el liderazgo de la doctora Laura Cinti y el doctor Howard Boland, desde C-LAB se propuso inducir un cambio de sexo en los ejemplares masculinos existentes.
Según precisaron desde el sitio web oficial del proyecto, el objetivo es provocar el desarrollo de órganos reproductivos femeninos en plantas genéticamente masculinas, con la esperanza de recuperar la capacidad de reproducción sexual y generar nueva diversidad genética.
El equipo considera dos vías para la conservación de la E. woodii: la hibridación y el cambio de sexo. La primera consiste en cruzar polen de E. woodii con conos ovulatorios de especies cercanas, como E. natalensis. Con retrocruzamientos sucesivos, se busca obtener ejemplares lo más próximos posible a la especie original. Sin embargo, este método introduce material genético ajeno y abre un debate sobre la pureza de la línea obtenida.
El cambio de sexo plantea un camino más directo. Mediante el uso de agentes químicos y técnicas de cultivo de tejidos, se intenta inducir la formación de estructuras femeninas en una planta macho. Esta estrategia, aún experimental, conservaría la identidad genética original y permitiría la fecundación con polen de otros clones masculinos.
La elección de esta vía responde a la falta de hallazgos en más de un siglo de búsqueda. El bosque de Ngoye sigue sin explorarse por completo y las condiciones geográficas dificultan el trabajo de campo. La relevancia científica y cultural de la E. woodii, que ya existía antes de la aparición de los dinosaurios, refuerza la urgencia por salvarla.
La doctora Cinti comparó la historia de esta planta con un relato de amor sin desenlace, donde un ejemplar masculino espera a una pareja que quizás ya no exista. «Becoming Female» pretende ofrecer una solución inédita en botánica, a través de la combinación de tecnología avanzada y prácticas biológicas innovadoras.
Los próximos pasos del proyecto incluyen ensayos controlados para medir la viabilidad del cambio de sexo en cícadas y el seguimiento de la respuesta fisiológica de las plantas a estímulos químicos y ambientales. También se evaluará el impacto de estas intervenciones sobre la salud general de los ejemplares y su capacidad para producir semillas viables.
Si el experimento resulta exitoso, la E. woodii podría generar, por primera vez en más de un siglo, estructuras femeninas capaces de ser fecundadas. Esto abriría la posibilidad de obtener semillas y una nueva generación con diversidad genética.
El conocimiento adquirido podría aplicarse a otras especies vegetales críticas con poblaciones unisexuales. Sin embargo, los investigadores reconocen que esta técnica necesita una evaluación ética y ecológica cuidadosa, ya que supone modificar procesos naturales mediante métodos en fase experimental.
Con este plan, la historia de la planta más solitaria del mundo entra en una etapa decisiva. El objetivo no es solo evitar su desaparición, sino también devolverle un futuro reproductivo. Si la iniciativa prospera, la E. woodii podría dejar de ser un emblema de soledad biológica y convertirse en un ejemplo de cómo la ciencia puede rescatar a especies atrapadas en un límite evolutivo.