
Desde Santiago de Chile – Esta ciudad es sede esta semana de la Jornada de Ministros de Desarrollo Productivo de la Argentina, un encuentro que convocó a autoridades nacionales, provinciales y referentes de organismos multilaterales, con el objetivo central de discutir y trazar una hoja de ruta para revertir el estancamiento económico de América Latina y, en particular, de Argentina.
Los diagnósticos presentados, especialmente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), coincidieron en la necesidad imperiosa de implementar políticas explícitas de desarrollo productivo para impulsar la productividad y generar empleo formal.
El eje de la preocupación fue establecido por el Secretario Ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar Xirinachs, quien expuso un panorama de bajo desempeño regional. Salazar detalló que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de la región fue de solo 0,9 por ciento anual entre 2014 y 2023. Ante esta realidad, advirtió: “Podemos evitar una tercera década perdida siempre que se logre el desarrollo productivo”.
Estancamiento y baja productividad
El diagnóstico de la Cepal fue contundente respecto a las consecuencias de esta baja capacidad de crecimiento, señalando que en la última década se registró la peor tasa de generación de empleo formal. Además, se destacó que la capacidad de crecimiento de América Latina es limitada y que la región exhibe una baja capacidad institucional y de gobernanza, elementos que complican la aplicación de estrategias efectivas.
“O iniciamos una nueva era de crecimiento, o vamos avanzando hacia un panorama con tasas de crecimiento mediocre”, sentenció Salazar, enfatizando que “la principal herramienta para revertirlo está en las políticas de desarrollo productivo”.

Esta mirada fue complementada por Marco Llinás, Director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la Cepal, quien profundizó en los factores detrás del “pobre desempeño” económico. Llinás señaló que la actividad ha permanecido estancada y que la productividad laboral es “muy baja”, lo que implica que la región se está “quedando atrás en relación al resto del mundo”.
Al analizar el caso específico de Argentina, Llinás indicó que las cifras muestran una gran diversidad. Si bien la productividad laboral por hora en el país se encuentra por encima del promedio regional, el país se ubicó por debajo de la media en la tasa de crecimiento de dicha productividad. El desafío, subrayó, no solo es el nivel actual, sino “mantener altas tasas de crecimiento de la productividad a lo largo del tiempo”.
Para lograr esta meta, Llinás insistió en la necesidad de una “transformación productiva” en las economías, lo cual, a su vez, requiere de “políticas explícitas”. Aclaró que estas no deben limitarse al sector industrial manufacturero, sino que deben incluir una priorización dentro de su marco de acción.
Políticas agresivas
Salazar-Xirinachs destacó que la urgencia de la política productiva se intensifica en un contexto global donde los países desarrollados están “impulsando políticas industriales muy agresivas”.
Desde la Cepal se propuso un enfoque dual para la aplicación de estas políticas. Por un lado, se destacó la relevancia de las capacidades institucionales, y por otro, la implementación de iniciativas específicas. El organismo mencionó las iniciativas cluster de inversión productiva, de las cuales ya existen más de 400 en la región, con una presencia significativa en Argentina.

Un punto crucial para la efectividad de las políticas productivas es la descentralización. “En Cepal creemos que gran parte del desarrollo productivo se tiene que desarrollar en los gobiernos locales, como provincias y municipios”, afirmó Salazar. No obstante, advirtió que es “muy importante que exista un paraguas de protección de parte de los gobiernos nacionales”.
El Foco en las provincias
El rol de las jurisdicciones subnacionales fue el punto central de la intervención de Ignacio Lamothe, Secretario General del Consejo Federal de Inversiones (CFI). Lamothe enfatizó la necesidad de “discutir cómo impulsar el desarrollo productivo de las provincias”, potenciando y desarrollando sectores productivos con realidades diversas.
El CFI está trabajando activamente en la hoja de ruta de políticas productivas en varios capítulos simultáneos. Uno de los mayores obstáculos identificados en el ámbito financiero a nivel federal es la falta de garantías. “Cuando analizamos cuál era el principal inconveniente nos dimos cuenta que el principal escollo en Argentina es la falta de garantías”, explicó Lamothe. Para enfrentar este problema, el CFI está “trabajando creando un fondo de garantías”, y muchas provincias están formando sus propios fondos.
En materia de financiamiento, el CFI busca multiplicar sus acciones en el mercado de capitales, que presenta “mucho para hacer”. Como ejemplo de su rol, el secretario general mencionó que el CFI avaló una Obligación Negociable (ON) de una empresa argentina, una acción que demuestra la posibilidad de generar instrumentos financieros que fortalezcan el entramado productivo.

Lamothe también reconoció que la economía latinoamericana está cambiando “estructuralmente por la revolución tecnológica”.
El rol estratégico de la bioceanidad
Una dimensión fundamental del desarrollo productivo argentino, especialmente para las provincias, es la logística y el acceso a los mercados internacionales. Jorge Faurie, Embajador argentino en Chile, puso el acento en la necesidad de fortalecer la “bioceanidad de Atlántico y Pacífico”.
Faurie detalló el impacto económico directo de utilizar la vía chilena para las exportaciones: “Salir por Chile es hasta USD 12 más económico por tonelada que se gastan en las exportaciones”. Además del ahorro logístico, el embajador resaltó el potencial de las provincias con recursos mineros que “exploran y desean explotar aún más y que implican un enorme potencial” de exportación.
El embajador instó a abandonar la dependencia de un solo corredor. “No podemos seguir pasando solo por el Paso Cristo Redentor. Tenemos que escaparnos de la historia de que San Martín cruzó por el Cristo Redentor”, afirmó. Por ello, consideró que las provincias limítrofes deben “valorizar mucho el vínculo directo con las regiones de Chile para hacer mucho más específico la salida al Pacífico”.
Desafíos agroalimentarios
Rene Orellana Halkyer, Subdirector General y Representante Regional para América Latina y el Caribe de la FAO, sumó a la discusión el contexto del sector agroalimentario. La colaboración del CFI con la FAO se dirige al desarrollo económico provincial, lo cual “requiere adoptar medidas de resiliencia”.

Orellana Halkyer mencionó los retos que enfrenta el sector: los aumentos de precios de los alimentos, la ruptura de las cadenas de valor que se encuentran “cada vez más limitadas”, y la incertidumbre en los mercados. “Esta situación se vuelve crucial dado que el 60% de las exportaciones de la región son de alimentos”, apuntó. Ante estos desafíos, la FAO propone el “acompañamiento para trabajar en conjunto” con los países y las provincias.
La jornada concluyó con la reafirmación del diagnóstico: la región enfrenta una encrucijada entre el crecimiento mediocre y el inicio de una nueva era. La respuesta, según los expositores, pasa por la implementación de políticas explícitas y priorizadas de desarrollo productivo, el fortalecimiento de las capacidades institucionales subnacionales, la resolución del déficit de garantías financieras y la explotación estratégica del potencial exportador mediante la integración logística bioceánica.
Los ministros argentinos, junto a los organismos regionales, se llevaron la tarea de consolidar esta hoja de ruta para la transformación productiva.