El primer ministro Mark Carney ganó las elecciones federales de Canadá este lunes, según proyectaron medios locales como la Corporación Canadiense de Radiodifusión (CBC).
Carney lideró al Partido Liberal hacia un nuevo período en el poder después de una intensa campaña en la que destacó su experiencia en la gestión de crisis económicas como preparación frente a los desafíos externos, particularmente los provenientes de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump.
Los informes iniciales indicaron que los liberales obtendrían más escaños que los conservadores en el Parlamento de 343 bancas. No obstante, aún no estaba claro si alcanzarían la mayoría absoluta, lo que les permitiría legislar sin necesidad de apoyo externo. De confirmarse, sería el cuarto mandato consecutivo para el Partido Liberal, que gobernó con mayoría hasta 2019 y con minoría desde entonces.
El líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre, no logró convertirse en primer ministro. Sin embargo, su partido se perfilaba para formar una oposición significativa en el Parlamento. Poilievre, de 45 años y con dos décadas de experiencia parlamentaria, centró su campaña en los problemas internos que marcaron el final del mandato de Justin Trudeau, como el aumento de los precios de alimentos y viviendas. Aun así, el escenario político cambió rápidamente con la intervención de Trump.
La campaña de Carney estuvo anclada en advertir sobre las amenazas que representaba Trump. El presidente estadounidense renovó sus amenazas de anexar Canadá incluso el mismo día de las elecciones, a través de publicaciones en redes sociales. Trump afirmó que Estados Unidos subsidia a Canadá y reiteró la idea de que el país debería ser el 51.º estado, comentarios que provocaron indignación entre los votantes canadienses.
Mark Carney, quien anteriormente fue gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, utilizó su trayectoria para convencer a los votantes de que su experiencia en la gestión financiera internacional era esencial para guiar a Canadá durante un periodo de incertidumbre. Además, prometió diversificar las relaciones comerciales internacionales del país para reducir su dependencia de Estados Unidos.
En declaraciones durante la campaña, Carney describió los riesgos que, a su juicio, enfrentaba Canadá.
“Donald Trump quiere quebrarnos para que América pueda poseernos”, afirmó. “Quieren nuestros recursos, quieren nuestra agua, quieren nuestra tierra, quieren nuestro país. No pueden tenerlo.”
La reacción de los votantes liberales no se hizo esperar. En Ottawa, durante el anuncio de la proyección de la victoria liberal, los simpatizantes estallaron en júbilo. “Estoy feliz en el sentido de que tenemos a alguien que puede hablarle a Trump en su mismo nivel”, dijo Dorothy Goubault, de 72 años. “Trump es un hombre de negocios. Carney también es un hombre de negocios, y creo que pueden entenderse.”
La salida de Justin Trudeau también desempeñó un papel clave en el éxito de Carney. El 6 de enero, cuando Trudeau anunció su renuncia, los conservadores lideraban las encuestas por más de 20 puntos. La combinación del cambio de liderazgo en el Partido Liberal y la creciente preocupación por la relación con Estados Unidos redefinió la campaña electoral.
Carney, de 60 años, se distanció de Trudeau durante la campaña, criticando que el ex primer ministro no había prestado suficiente atención al crecimiento económico. Como parte de sus primeras medidas, Carney eliminó un impuesto al carbono que había sido una fuente de irritación popular.
En contraste, Poilievre enfrentó críticas por su respuesta considerada tibia hacia Trump. Su intento de enfocar la elección en los problemas domésticos y presentar a Carney como una simple continuación del gobierno liberal anterior no logró suficiente tracción entre los votantes.
En el evento de observación de resultados del Partido Conservador en Ottawa, algunos partidarios expresaron sorpresa ante el resultado. “Esperaba tener una gran celebración esta noche”, dijo Jason Piche a la agencia AFP.
La participación en las elecciones fue notable, con cerca de 29 millones de canadienses habilitados para votar y un récord de 7,3 millones de votos emitidos por adelantado. A medida que se contaban los votos, los resultados definitivos sobre la composición del Parlamento aún estaban pendientes. Para formar una mayoría se necesitan 172 escaños.
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