La reciente escena en la Plaza de San Pedro dejó una estampa poco habitual en el Vaticano: el Papa León XIV, primer pontífice estadounidense de la historia, recibió y degustó una pizza de pepperoni enviada directamente desde Chicago, su lugar de origen. El episodio, que se viralizó rápidamente, subraya el lazo personal del Papa con sus raíces estadounidenses, así como la repercusión global de un gesto lleno de sencillez y nostalgia.
León XIV, conocido anteriormente como el cardenal Robert Francis Prevost, nació en Illinois y, antes de ser elegido para el liderazgo de la Iglesia Católica a principios de este año, pasó décadas como fiel parroquiano de las costumbres y sabores del Medio Oeste estadounidense. Según The New York Post, con 69 años, el Papa no ha perdido el vínculo con su hogar natal y, según relatan allegados y familiares, mantiene desde la infancia un gusto especial por una de las recetas insignia de la ciudad de Chicago: la pizza de Aurelio’s, una cadena reconocida por su tradicional masa y generosas porciones de pepperoni.
La historia que terminó con el Papa disfrutando de una pizza personal de Aurelio’s en Roma comenzó semanas atrás, cuando un grupo de amigos del Medio Oeste estadounidense se propuso hacerle llegar al pontífice su plato favorito. El desafío, que tomó forma gracias al empeño del creador de contenido católico Jayden Remias, originario de Ohio, se desarrolló con una logística digna de crónica. Remias condujo hasta Chicago para adquirir una pizza congelada en Aurelio’s, con la puntual esperanza de que pudiera sobrevivir el viaje transatlántico. Luego, coordinó con Madeline Daley, una joven de Cincinnati contactada a través de internet, quien se encargaría de la última etapa: volar a Roma y entregar el pedido especial en mano.
El momento clave se produjo el miércoles 30 de julio, cuando Daley, de 22 años, logró captar la atención del Papa León XIV en plena Plaza de San Pedro. Para ello, agitó la caja de la pizza delante de la multitud y mostró un cartel con el mensaje “Tenemos la pizza de Aurelio”. El Papa, que se encontraba en su tradicional recorrido por la plaza bendiciendo a los fieles, no dudó en cambiar el curso de su trayecto al notar el emblemático logo del local de Homewood, Illinois, que frecuentaba desde la década de 1960.
Según relató Daley a NBC News, el rostro del pontífice se iluminó instantáneamente al identificar la pizza. “Tenía una sonrisa de oreja a oreja y estaba sumamente emocionado”, contó la joven. El Papa dio señales claras a su equipo de seguridad para que aceptaran la caja y levantó el pulgar en señal de agradecimiento, sin ocultar la alegría que le provocó el insólito regalo. Testigos y familiares, como su hermano John Prevost, confirmaron que el Papa “devoró” la pizza personal de pepperoni con visible satisfacción.
El gesto no solo encierra un guiño a la nostalgia y a la cercanía de León XIV con su pasado, sino que también resalta el alcance humano de su papado. En un ambiente donde la solemnidad suele imponerse, la escena del Papa disfrutando una pizza favorita destaca la importancia de las raíces personales y los pequeños placeres, aun en la más alta de las dignidades. Para la comunidad estadounidense y, en particular, para quienes han compartido tradiciones de Chicago, la imagen resulta profundamente simbólica y cercana.
Según NBC News, el vínculo entre el Papa y Aurelio’s Pizza tiene raíces de larga data. Joe Aurelio, actual presidente y director ejecutivo de la cadena, subrayó el asombro y el orgullo que experimentó al enterarse de que su emblemática pizza había recorrido un océano para llegar a manos del pontífice. “Papa Leo ha sido fan de Aurelio’s toda la vida y frecuenta nuestro local de Homewood desde la década de 1960”, precisó Aurelio. “Ha sido parte de su vida y, que reconociera la pizza y se detuviera allí entre la multitud, fue increíble”.
El suceso ha sido celebrado tanto por la familia del Papa como por la comunidad de Aurelio’s Pizza, que ve en este episodio no solo una anécdota oportuna, sino también una validación internacional de la calidad y el arraigo cultural de la pizza de Chicago. Para muchos, la imagen del Papa León XIV saboreando una porción de su infancia, representa la unión de lo local y lo universal, un puente entre las tradiciones personales y los escenarios más trascendentes.