El papa León XIV y el patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla, líder espiritual de la Iglesia Ortodoxa Oriental, participan en un servicio de oración ecuménico cerca de las excavaciones arqueológicas de la antigua Basílica de San Neófito, durante su primer viaje apostólico, en Iznik, Turquía, el 28 de noviembre de 2025. (REUTERS/Yara Nardi)

El papa León XIV presidió este viernes una ceremonia en las ruinas históricas de Nicea, en Turquía, junto al Patriarca Ecuménico Bartolomé I y destacados líderes cristianos de tradiciones orientales y occidentales, para conmemorar el aniversario del Concilio celebrado en el año 325 d.C. El evento, que tuvo lugar a orillas del lago Iznik, reunió a representantes de varias iglesias para orar por la unidad entre los cristianos y recitar el Credo de Nicea, un texto fundamental compartido por diversas denominaciones desde hace casi diecisiete siglos.

De pie sobre los restos de la antigua Basílica de San Neófito —descubiertos recientemente debido al descenso del nivel del agua—, los líderes cristianos entonaron juntos la declaración de fe que surgió del histórico concilio. Según declaraciones de León recogidas durante la ceremonia, este credo “es de fundamental importancia en el camino que los cristianos emprenden hacia la plena comunión”. El papa añadió que “de esta manera, todos estamos invitados a superar el escándalo de las divisiones que, desafortunadamente, aún existen, y a nutrir el deseo de unidad por el cual el Señor Jesús oró y dio su vida”.

El encuentro marcó el punto culminante del primer viaje de León a Turquía desde el inicio de su pontificado. Junto a él participaron sacerdotes, patriarcas y obispos de las iglesias ortodoxa griega, siria, copta, siro-malankara, armenia, protestante y anglicana.

El papa León XIV habla mientras participa en un servicio de oración ecuménico cerca de las excavaciones arqueológicas de la antigua Basílica de San Neófito, durante su primer viaje apostólico, en Iznik, Turquía, el 28 de noviembre de 2025. (REUTERS/Umit Bektas)

El Concilio de Nicea fue convocado por el emperador romano Constantino, quien, tras consolidar su poder frente a años de inestabilidad, buscaba fomentar la cohesión doctrinal del cristianismo. Aunque Constantino se bautizó poco antes de morir en 337, ya manifestaba tolerancia hacia el cristianismo en 325. En ese contexto, el Credo Niceno “actúa como una semilla para toda nuestra existencia cristiana”, expresó Bartolomé, destacando que representa no un punto mínimo, sino una totalidad compartida. El líder ortodoxo afirmó que la reunión no se limitaba a rememorar el pasado, sino que pretendía “dar testimonio vivo de la misma fe expresada por los padres de Nicea”.

La ceremonia, alternando cánticos católicos y ortodoxos, buscó subrayar los puntos de acuerdo entre los diferentes credos. A pesar de que las iglesias se dividieron formalmente en el Gran Cisma de 1054 —principalmente por diferencias en torno a la primacía papal—, el Credo Niceno sigue siendo comúnmente aceptado entre católicos, ortodoxos y la mayoría de los protestantes.

En sus intervenciones, León exhortó a rechazar el uso de la religión como justificación de la guerra, la violencia “o cualquier forma de fundamentalismo o fanatismo”. “En cambio, los caminos a seguir son los del encuentro fraternal, el diálogo y la cooperación”, afirmó.

Sacerdotes ortodoxos asisten a un servicio de oración ecuménico cerca de las excavaciones arqueológicas de la antigua Basílica de San Neófito. (REUTERS/Yara Nardi)

Protestas contra la llegada de León

El evento estuvo precedido por una breve protesta de alrededor de 20 miembros del Partido del Nuevo Bienestar, un pequeño grupo islamista local, que expresó su preocupación por la posible amenaza a la soberanía e identidad nacional de Turquía. Bajo fuerte vigilancia policial, Mehmet Kaygusuz, miembro del partido, leyó un comunicado en el que denunció supuestos intentos de establecer un “estado ortodoxo griego similar al Vaticano” en territorio turco. La manifestación concluyó de forma pacífica poco después.

Distintos habitantes de Iznik reaccionaron de forma diversa ante la visita papal. Suleyman Bulut, vecino de 35 años, consideró positivo que los cristianos honraran su patrimonio en la región. “Los musulmanes (también) deberíamos ir y visitar lugares que nos pertenecen en el resto del mundo, en Europa”, comentó. Mientras tanto, Hasan Maral, comerciante de 41 años, manifestó sentirse incómodo por la presencia de León en la ciudad. “La llegada del papa aquí parece contradictoria con mi fe”, expresó.

En sus intervenciones, León exhortó a rechazar el uso de la religión como justificación de la guerra. (REUTERS/Umit Bektas)

Durante su estancia en Estambul, el pontífice alentó a la pequeña comunidad católica local —estimada en unos 33.000 fieles frente a una población nacional de 85 millones, mayoritariamente musulmana suní— a ver en su pequeñez una fuente de fortaleza. En la catedral del Espíritu Santo, fue recibido con vítores y aseguró que “la lógica de la pequeñez es la verdadera fuerza de la Iglesia”, instando a prestar ayuda a los migrantes y refugiados del país. Más tarde, visitó a las Hermanitas de los Pobres, quienes gestionan un asilo de ancianos. “Fue tan sencillo. Sentimos que estaba en casa. Se sintió muy a gusto. Todos obtuvieron lo que esperaban: una bendición, una palabra amable. Es simplemente enorme”, dijo la hermana Margret del Hogar.

León tiene previsto continuar su agenda el sábado con una misa multitudinaria en el Volkswagen Arena de Estambul, así como una visita a la Mezquita Azul. Posteriormente, emprenderá viaje a Líbano, última etapa de su periplo.

(Con información de AP)