El presidente de Bolivia, Rodrigo Paz (REUTERS/Claudia Morales)

El nuevo gobierno de Bolivia, encabezado por el presidente Rodrigo Paz, ha iniciado un cambio en su política exterior, al anunciar la reanudación de relaciones diplomáticas con Estados Unidos y adoptando una postura más distante respecto a las dictaduras de Nicaragua, Cuba y Venezuela, aunque sin excluir totalmente el diálogo. Así lo detalló el flamante canciller Fernando Aramayo, quien expuso las líneas centrales de la diplomacia boliviana bajo esta administración.

En declaraciones concedidas a medios nacionales, Aramayo remarcó que la política exterior del país se regirá por un “enfoque pragmático”, dejando atrás la alineación ideológica adoptada por los gobiernos anteriores del Movimiento al Socialismo (MAS).

Vamos a convivir, vamos a interactuar con quienes compartimos valores y principios, pero eso no significa que dejemos de dialogar y tener algún tipo de entendimiento con quienes no necesariamente comparten nuestros principios y valores”, dijo el ministro en referencia a países tradicionalmente cercanos como Nicaragua, Cuba y Venezuela.

La administración de Rodrigo Paz definió la democracia como eje fundamental para el relacionamiento internacional. El mandatario declaró días atrás que solo establecerá lazos con naciones en las que la democracia sea un pilar central, diferenciándose claramente del modelo que representaron Evo Morales y Luis Arce.

El nuevo canciller de Bolivia, Fernando Amayo (REUTERS/Claudia Morales)

Nuestro mensaje es claro, poner a Bolivia en el mundo y que el mundo venga a Bolivia, y para ello estamos haciendo todos los esfuerzos”, sostuvo Paz al delinear el perfil de la nueva política exterior.

Uno de los movimientos más significativos es la apertura de un canal formal con Estados Unidos. Casi dos décadas después de que Morales expulsara al embajador estadounidense en 2008, Bolivia inició gestiones para normalizar el vínculo bilateral.

El presidente Paz reveló que ya sostuvo una comunicación con el subsecretario de Estado norteamericano, Christopher Landau, al tiempo que manifestó su interés en avanzar hacia una relación renovada.

Estados Unidos juega un rol preponderante con el cual vamos a restablecer, Dios mediante, si así es la voluntad de partes, nuestra relación”, puntualizó.

En el plano regional, el diálogo y la convivencia se mantendrán con países donde existan “diferencias de principios”, pero el gobierno boliviano anticipa un alejamiento en la interlocución con regímenes considerados ajenos a los estándares democráticos propios. Esta posición quedó reflejada en la invitación que Paz cursó a la líder opositora venezolana María Corina Machado, reconocida con el Premio Nobel de la Paz 2025, a la ceremonia de investidura en La Paz el pasado sábado.

El subsecretario de Estado norteamericano, Christopher Landau, con el presidente de Bolivia, Rodrigo Paz (REUTERS/Claudia Morales)

El Jefe de Estado boliviano reiteró su respaldo a la lucha por la democracia en Venezuela, a pesar de que ambos países mantienen actualmente representación diplomática.

El enfoque pragmático anunciado también apunta a revisar la relación con Chile. Si bien Bolivia y Chile no cuentan con vínculos diplomáticos a nivel de embajadores desde 1978, el vínculo consular se mantiene y ambos países persisten en una disputa histórica por la salida soberana boliviana al océano Pacífico, tras la Guerra del Pacífico en el siglo XIX.

En 2013, el gobierno de Morales presentó el tema ante la Corte Internacional de Justicia, pero en 2018, el tribunal falló eximiendo a Chile de la obligación de negociar.

A pesar de estos antecedentes, la investidura de Paz contó con la asistencia de cinco mandatarios sudamericanos, incluido el presidente chileno Gabriel Boric. Tras la ceremonia, Boric expresó: “Me voy con ganas de seguir trabajando por la hermandad de nuestros pueblos”, reafirmando la disposición a mantener canales de comunicación abiertos.

El viraje diplomático de Bolivia se refleja en el énfasis en el diálogo responsable, el respeto institucional y la búsqueda de nuevos escenarios de colaboración internacional, marcando distancia con el eje ideológico del MAS pero sin cerrar las puertas a interlocuciones necesarias.

El gobierno boliviano actualiza así su agenda exterior en busca de un mayor reconocimiento y equilibrio en la región y el mundo.

(Con información de Europa Press y EFE)