
El legado editorial de Losada ha sido depositado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, un hecho cultural que subraya la trascendencia de la editorial argentina como puente literario entre España y América Latina. El acto, celebrado en la biblioteca Losada de Buenos Aires, incluyó la entrega de primeras ediciones de obras fundamentales de autores como Ramón del Valle-Inclán, Miguel de Unamuno y Rafael Alberti, así como documentos históricos que testimonian el papel de la editorial en la preservación y difusión de la literatura del exilio español a partir de 1936, hace casi 90 años.
“Es muy emocionante para el Instituto Cervantes”, le dijo Luis García Montero a Infobae Cultura en la tarde del viernes. “Celebramos una editorial que está en la cultura españole e hispanoamericana, que representa la memoria, con independencia de actuación y vocación cultural, que además no pertenece a un gran grupo sino que hace la historia por su cuenta”, aseguró.
“La idea de la Caja de Letras es conservar la memoria para apostar por el futuro. Y para nosotros, la obra de la editorial Losada es muy importante. Por una parte, se convirtió en una editorial que articuló toda la literatura latinoamericana y que facilitó la llegada de lo mejor de la literatura contemporánea. Y a la vez se convirtió en el gran refugio de la cultura republicana exiliada española: Rafael Alberti, María Teresa León, María Zambrano, Francisco Ayala, y tantos y tantos escritores… Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Federico García Lorca… Para nosotros es muy importante», concluyó el poeta, ensayista y catedrático que dirige la organización pública que promueve la lengua española en el mundo. Aunque cansado por la sucesión de vuelos -llegó desde Guadalajara, donde participó de la FIL y prácticamente cumplió 67 años a 10 mil metros de altura-, García Montero lucía satisfecho y relajado: calificó de “fuegos artificiales” su polémica con el titular de la RAE, Santiago Muñoz Machado, y contó alguna anécdota vivida por sus amigos Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina en Buenos Aires. “Ellos son dos porteños más”, aseguró con una sonrisa.

La editorial Losada surgió en Buenos Aires bajo el liderazgo de Gonzalo Losada y Enrique Pérez, consolidándose como un referente en la industria del libro desde la década de 1930. Su impacto trascendió el vínculo con el exilio republicano español, al ofrecer una propuesta innovadora tanto en el diseño gráfico como en la organización de colecciones, facilitando el acceso a la lectura para un público amplio. Durante la llamada “edad de oro” de la producción editorial argentina, la llegada masiva de exiliados europeos tras la guerra civil española impulsó a Argentina como centro continental del libro. En ese contexto, Losada se distinguió por abrir sus puertas a intelectuales y artistas antifascistas, entre ellos Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez, André Gide y Albert Camus, quienes encontraron un espacio para publicar y colaborar en diversas tareas.
El catálogo de Losada abarcó desde colecciones selectas hasta ediciones económicas, destacándose la Biblioteca Contemporánea, reconocida por su popularidad y permanencia. Las traducciones estuvieron a cargo de figuras como Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges y Zenobia Camprubí, lo que garantizó la calidad de las obras y permitió que muchos títulos alcanzaran múltiples reediciones.

Entre los materiales cedidos, destaca una carta de Josefina Blanco, viuda de Valle-Inclán, fechada en 1938, en la que solicitaba a Losada la publicación de libros del escritor gallego ante las dificultades que enfrentaba en España. Este documento, junto con primeras ediciones de Águila de blasón y Cara de plata de Valle-Inclán; La agonía del cristianismo y Cancionero de Unamuno, y A la pintura de Alberti, pasan a formar parte de la caja número 1.150 de la sede central del Instituto Cervantes en la mítica calle de Alcalá de Madrid. El legado entregado incluye también un dibujo original del artista italiano y fervoroso hispanista Attilio Rossi -director artístico y proyectista gráfico de la editorial- para una obra de Jean-Paul Sartre, testimonio del vínculo de la editorial con el arte y el pensamiento europeo.
En el acto realizado en el mediodía del viernes, García Montero recibió de manos del presidente de la editorial, José Juan Fernández Reguera, estos ejemplares representativos de casi noventa años de actividad editorial. Y a su vez, le entregó a Fernández Reguera una de las llaves de la Caja de las Letras, símbolo del resguardo de este patrimonio literario. El Instituto Cervantes, creado por el Estado español en 1991, custodia desde 2007 en la Caja de las Letras legados de figuras de la cultura hispanoparlante, a los que este año se suman obras de personalidades argentinas como Charly García, María Elena Walsh y Sara Facio.
José Juan Fernández Reguera, actual propietario de la editorial, enfatizó la independencia de Losada frente a los grandes grupos multinacionales y su compromiso con la publicación de obras esenciales, incluso cuando su rentabilidad es limitada. “Muchos de esos libros no existen porque no son rentables para las grandes editoriales. Vender 500 o 1.000 ejemplares del Cancionero de Alberti o las Cartas de Unamuno no es negocio”, explicó. Pero aseguro: “Mientras haya 200 personas que puedan leer un libro, yo lo voy a editar. No pasa por el dinero, o si es rentable o no, lo importante es que hay libros que deben estar aquí o en España”.
[Fotos: Juan Ignacio Roncoroni/EFE; Gabriel Rodríguez/EFE]