El ministro Caputo, defendiendo la política económica en una reciente visita a Chivilcoy

Ya nada marcha de acuerdo al plan. Las compras de dólares por parte del público baten récords mes a mes. Las tasas de interés ya llegaron a niveles de 75% para renovaciones del Tesoro de corto plazo. La confianza en el Gobierno cayó 13,6%. Y la actividad económica muestra signos de retroceso, tras haber tocado niveles máximos en febrero pasado.

Los audios de Diego Spagnuolo denunciando supuestos pedidos de coimas para la compra de medicamentos complican más las cosas, porque el escándalo salpica a un Gobierno que llegó prometiendo lo contrario: combatir a la casta que aprovecha al Estado para su propio beneficio.

El equipo económico se aferra a su principal logro para llegar lo mejor posible a las elecciones, la baja de la inflación. Con esfuerzo lo viene consiguiendo. A pesar de las advertencias de un salto en los precios luego del aumento del dólar a fines de julio, las principales consultoras coinciden en que el índice de agosto no superará el 2 por ciento.

No es poca cosa mantener bajo control la inflación, incluso con la expectativa de una baja adicional hacia fin de año. Pero no está claro hasta qué punto le puede brindar al Gobierno un triunfo electoral claro.

Dos largos meses

El problema es que para las legislativas todavía falta mucho. Dos meses en el actual contexto económico y político es una eternidad. Y las cosas se complican más por las elecciones bonaerenses del próximo domingo. Estos comicios terminaron en alguna medida reemplazando a las PASO: serán un interesante termómetro para tomar la temperatura de la calle en un territorio que es el bastión kirchnerista.

Los mercados todavía tienen fresco lo que ocurrió en 2019. En aquella elección presidencial no hubo que esperar a la elección general. Ya los 14 puntos que sacó de ventaja Alberto Fernández en las primarias tornaron a la elección general en un trámite. El derrumbe de los activos argentinos se produjo en las PASO, no fue necesario para los inversores esperar a la elección “de verdad”.

Los mercados todavía tienen fresco lo que ocurrió en 2019. En aquella elección presidencial no hubo que esperar a la elección general

Con estos antecedentes es casi obvio que los mercados se muevan con cautela extrema. Los ADR argentinos en Wall Street sufrieron caídas de entre 10% y 20% en dólares durante agosto y el riesgo país tuvo una fuerte suba hasta los 850 puntos. El Banco Central se vio obligado a “secar la plaza” para amortiguar la demanda de dólares, lo que impulsó las tasas arriba del 60% anual.

Un problema es que hasta las elecciones legislativas todavía faltan dos meses REUTERS/Cristina Sille

El miedo no es zonzo, como reza el refrán. ¿Qué pasaría si a LLA-PRO le va mal o peor de lo esperado en la elección de la provincia de Buenos Aires? Aunque no existe un número mágico una diferencia superior a los 5 puntos a favor de Fuerza Patria podría generar pánico en los mercados, aún cuando ese resultado se consiga casi exclusivamente por una gran victoria en la tercera sección electoral.

Una mala elección del Gobierno en territorio bonaerense complicaría mucho el tiempo que resta hasta las elecciones legislativas. Por eso, el ministro de Economía se aferra al “Plan Aguante”: hoy todos los cañones apuntan a que el dólar no se acerque al techo de la banda y por lo tanto que la inflación se mantenga bajo control.

En una conferencia organizada por la Cámara de Agentes de Bolsa, el economista Ricardo Arriazu se mostró convencido que no hay chances que el dólar supere el techo estipulado por el Gobierno en conjunto con el FMI: “El Central tiene USD 25.000 millones de reservas líquidas y si precisa los va a usar. Todo el mundo debería estar haciendo carry trade, pero no lo hace porque no hay confianza”, afirmó.

El problema es que hasta el 26 de octubre todavía falta mucho. En términos futboleros, sería como colgarse del travesaño para mantener el empate, pero de un partido que recién va por los 30 minutos del primer tiempo. Puede ser que la táctica dé resultado, pero es muy riesgosa. Los números oficiales del balance cambiario que difundió el Banco Central sobre el cierre de la semana agrandan las preocupaciones sobre la marcha del plan. En julio la compra de dólares fue récord. Los individuos adquirieron USD 3.040 millones para atesoramiento y otros USD 2.700 millones que se giraron al exterior.

Según Arriazu, no hay chances de que el dólar supere las bandas fijadas por el gobierno y el FMi. El problema es la falta de confianza

Reservas, demanda y tiempo

Si bien es cierto que el Banco Central no perdió reservas, una demanda neta de casi USD 6.000 millones mensuales luce imposible de sostener en el tiempo. La caída del tipo de cambio de los primeros meses de salida del cepo estuvieron lejos de generar un menor interés de la gente por comprar dólares. Al contrario, la incentivaron ante la sensación de que el tipo de cambio se encuentra muy barato.

Parece difícil que esta corriente compradora afloje en medio de un proceso electoral como el que está a la vuelta de la esquina. Es posible que ocurra lo contrario. Esta primera semana del mes con el pago de sueldos también podría mostrar mayor presión sobre el tipo de cambio. Los bancos ya pagan tasas superiores al 50% en plazo fijo por la necesidad de mantener liquidez, ante el fuerte aumento de los encajes dispuesto por el Central.

El panorama para la elección bonaerense es incierto. Se espera una fuerte movilización de los intendentes, muchos de ellos candidatos testimoniales para sumar votos. En ese sentido, todo indica que concentrarán sus esfuerzos para este comicio, pero que podrían desatenderse de la elección legislativa, donde ya no corre riesgo su control territorial.

Lo mejor a lo que podría aspirar el Gobierno es a una suerte de derrota digna, con una diferencia negativa que no supere los 5 puntos porcentuales. Una diferencia superior a los 10 puntos podría ser una catástrofe y complicaría muchísimo el transito hasta el 26 de octubre. Al contrario, un empate técnico o un batacazo (triunfo ajustado) generaría euforia. Pero hoy los inversores le asignan escasas chances.

Entre el vuelo y la caída

“En el mercado están todos del mismo lado. Si el Gobierno tiene una elección razonable, vuela todo. Pero si el domingo que viene pierde por más de 10 puntos, todavía hay mucha caída por delante”, razonaba un inversor extranjero con muchos activos argentinos en el portafolio.

Caputo piensa aguantar todo lo que haga falta, siendo fiel a su tesis que todos los males de los últimos tiempos obedecen al “riesgo kuka”. Además de la suba de tasas y la fuerte intervención en el mercado de futuros, ahora el Tesoro empezó a intervenir con venta de dólares en el mercado.

La consultora 1816 indicó lo siguiente: “En 4 de las últimas 12 ruedas la caída de los depósitos en dólares del Central coincide de manera exacta con un aumento de los depósitos en pesos del Tesoro en el BCRA. Las operaciones suman USD 133 millones, pero no descartamos que la cifra pueda ser mayor”. Sin embargo, reconocen que no pueden asegurar que se trata efectivamente de ventas por parte del Gobierno para frenar la escalada del tipo de cambio, aunque todos los indicios apuntan en esa dirección.

Durante el fin de semana, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, negó que el gobierno esté usando dólares del crédito del FMI

El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, respondiendo a estos rumores solo aclaró: “no se están usando los dólares del FMI”. Esas divisas, por otra parte, fueron entregadas al Central contra la cancelación de Letras Intransferibles.

El acuerdo con el Fondo sí autoriza al Tesoro tanto a comprar dólares como a vender cuando la cotización se ubique incluso entre las bandas cambiarias definidas. Hasta ahora había comprado alrededor de USD 1.500 millones, que en parte comenzó a devolver al mercado para enfrentar un contexto de alta incertidumbre.

Las reservas también sintieron el impacto y el viernes perforaron los USD 40.000 millones, luego de haber superado los USD 42.000 millones hace un mes, cuando ingresó el último desembolso del FMI.

Todo indica que el sufrimiento electoral no aflojará a este fin de octubre, con la expectativa de un cambio de escenario que permita al Gobierno enfrentar con fuerzas renovadas el 2026. Algo que hoy parece difícil de vislumbrar en medio de la tormenta.