El Gobierno terminará la semana con una operación de deuda del Tesoro que dejó como resultado una masa de pesos “liberado” y que le exigió al equipo económico apurar una nueva licitación de letras el próximo lunes para reforzar la “aspiradora” de pesos y así evitar un impacto en las tasas de interés y en el dólar.
La renovación del 60% de los vencimientos de Lecaps y otros instrumentos en moneda local implicó que unos 5,7 billones de pesos queden fuera de la operación. Era una consecuencia esperada entre los analistas: los bancos, que tiene buena parte de las tenencias de títulos del Ministerio de Economía, necesitaban hacerse de más pesos lo antes posible.
Esa urgencia responde a una de las últimas medidas que tomó el Banco Central, que aumentó el umbral de fondos mínimos que las entidades deben mantener inmovilizados -los encajes– y esa exigencia más alta les requirió salir a buscar pesos en un contexto de escasez. Por esa razón es que las tasas del sistema comenzaron a escalar. Poca oferta y demanda en alza tiene su correlato en el costo.
Por este motivo, para los expertos en el mercado no fue sorpresivo que el porcentaje de renovación fuese menor al 100% en la licitación de deuda de este miércoles, aunque asoman algunos cuestionamientos por lo que consideran un manejo de la política monetaria, es decir, de la cantidad de pesos o de la tasa de interés -que para el Gobierno se fija de manera endógena, por la propia dinámica del mercado-, algo desprolijo. Fijan, como momento clave, aquel desarme de las Lefi, el mes pasado, que liberó 10 billones de pesos. La onda expansiva de semejante expansión de pesos todavía se siente en el sistema financiero.
Cerca de las 21 de ayer miércoles, el director del BCRA y asesor de Luis Caputo, Federico Furiase, informó en su cuenta de X que el lunes habrá otra licitación de letras y bonos en pesos, fuera de calendario. También dejó entrever, aunque no hubo confirmación desde el Poder Ejecutivo, de que habría alguna modificación al esquema de encajes, de forma tal que los bancos puedan computar parte de sus encajes con títulos del Tesoro.
“Los pesos excedentes de la licitación de hoy serán absorbidos de manera inmediata. En este caso, serán absorbidos mayoritariamente vía aumento de encajes remunerados con nuevos títulos públicos a ser suscriptos el lunes próximo (día de la liquidación de la licitación de hoy), a través de una nueva licitación del Tesoro», mencionó Furiase en su posteo. Las condiciones de esa nueva licitación deberían conocerse este jueves.
Qué dejó la mega licitación
El economista del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional Federico Machado consideró que “el resultado de la licitación es malo” y apuntó a una administración “bastante caótica” de la política monetaria desde fines de junio. Según explicó, en esta ocasión coincidieron tres factores: la suba de encajes, que obligó a los bancos a demandar más pesos en la licitación; el intento oficial de estirar plazos de letras para evitar grandes vencimientos antes de las elecciones de septiembre y octubre; y la convalidación de tasas por encima de las de mercado para retener liquidez. “El saldo de estos movimientos contrapuestos fue pagar tasas muy altas logrando apenas una renovación del 61%”, afirmó ante Infobae.
En la misma línea, Federico Filippini, economista jefe de Adcap Grupo Financiero, señaló que el escenario de baja refinanciación estaba dentro de lo previsto, en un contexto en el que “los bancos están buscando recrear un colchón de liquidez propio” para no exponerse ni al riesgo del Tesoro en las Lecaps ni al riesgo de tasa de corto plazo. Filippini remarcó que los bancos tampoco mostraron interés por estirar plazos, incluso con la apertura de la nueva ventanilla de pases activos del BCRA.
Para Gabriel Caamaño, economista de Outlier, el nivel de renovación fue “dentro de lo esperado”, aunque le sorprendió el comportamiento de las tasas. Recordó que había expectativa de baja por los topes en las letras más cortas, pero en cambio subieron 50 puntos básicos. Según explicó, el Gobierno no busca bajar tasas porque “les sirve para bajar el dólar”, en un contexto en el que la demanda de divisas es más sensible al precio que a la tasa. “Es más fácil desincentivarlo encareciendo el dólar que subiendo la tasa de interés”, afirmó.
Desde el equipo de research de Puente destacaron que el resultado reflejó “el faltante de liquidez del mercado”. El rollover del 61% se alcanzó incluso aceptando el 91% de las posturas a tasas superiores a las del mercado secundario. Llamó la atención “la poca demanda por las especies más cortas”, que no alcanzaron el límite máximo previsto, mientras que las de mayor plazo, tanto a tasa fija como ajustadas por la tasa mayorista de plazos fijos, tuvieron una demanda comparable. Esto podría vincularse con la nueva ventanilla del BCRA, que permite hacer pases con títulos de más de 60 días, indicaron. En contraste, no hubo interés por el Boncer ni por los dólar linked, lo que sugiere que los inversores prefirieron fijar “tasa a estos niveles altos a la espera de una eventual compresión”.
En el plano operativo, Auxtin Maquieyra, gerente comercial de Sailing Inversiones, remarcó que el Tesoro convalidó tasas elevadas en términos reales y dejó fuera de la licitación alrededor de $6 billones, lo que podría contribuir a aliviar la liquidez. A su vez, advirtió que esta estrategia de absorción selectiva “podría sostener la tensión en las tasas de muy corto plazo” en un escenario de volatilidad en la caución y rendimientos reales elevados.
El diagnóstico de EcoGo apunta a que la suba de encajes provocó un rojo equivalente al 4,1% de los depósitos en pesos de las entidades, forzando a los bancos a buscar $6 billones adicionales para cumplir con el efectivo mínimo en el BCRA. Según la consultora, la medida tiene un objetivo político-electoral —contener el dólar— más que monetario, y contribuyó a barrer pesos del mercado, subir tasas y reactivar el carry trade con un dólar a la baja. Sin embargo, la contracara es el encarecimiento del crédito, un impacto negativo sobre la actividad —que permanece estancada desde febrero— y un menor traspaso del salto cambiario a la inflación.
Los datos de la consultora 1816 ayudan a dimensionar el contexto. Estiman que el 49% de los títulos del Tesoro en pesos está en manos del BCRA o del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), un 26% en bancos y el 25% restante en fondos comunes de inversión, aseguradoras y otros privados. La deuda en pesos cotizante a valor de mercado asciende a $229 billones (unos USD 173.000 millones), pero baja a $117 billones (USD 88.000 millones) si se descuentan las tenencias oficiales.
En julio, los encajes promediaron $14 billones, pero la necesidad de efectivo mínimo para agosto se ubicaría por encima de los $19 billones. En los primeros días de agosto, los encajes promediaron $18,6 billones, lo que anticipaba que “probablemente los bancos no renueven todos sus vencimientos”.