La inflación se mantuvo en junio por debajo del 2% y fue menor a las estimaciones de las consultoras privadas, por lo que el Gobierno de Javier Milei se mantiene en carrera para sostener su principal bandera de cara a las próximas elecciones legislativas. Los analistas señalan que la dinámica del dólar, que subió más del 5% en lo que va de julio, y el traslado efectivo de los recientes ajustes del tipo de cambio en los precios finales que pagan los consumidores serán la clave para evaluar la “desinflación”. Las mediciones de alta frecuencia no registraron por ahora sobresaltos.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó este lunes que la variación mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue el mes pasado de 1,6%, levemente por encima del 1,5% que habría arrojado en mayo, cuando había tocado el registro más bajo del los últimos cinco años. La suba de la núcleo fue del 1,7%, pero fue el movimiento más bajo desde 2020 y, excluyendo la crisis sanitaria, el menor desde enero de 2018; el dato fue destacado en X por el ministro de Economía Luis Caputo.
Hacia adelante la dinámica de los precios estará en lo que suceda con el dólar. Caputo dijo durante la última semana, en reiteradas oportunidades, que el Gobierno espera volatilidad tras el revés que implicaron las normas del Congreso que presionan el equilibrio fiscal. Se suma una época de menor oferta de divisas del agro, después de una liquidación récord en la que el Banco Central no compró reservas, y la cercanía del calendario electoral.
Según Julián Orué, economista de Fundación Libertad y Progreso, el punto más relevante de junio fue que la inflación núcleo perforó el 2% y alcanzó el registro más bajo desde enero de 2018, si se omiten los meses atípicos del inicio pandémico. Además, señaló un traspaso muy bajo del tipo de cambio a los precios durante junio, con 0,8% de suba en bienes y 0,6% en alimentos.
“Mientras la demanda de pesos se siga recuperando y la cantidad de dinero se mantenga estable, los precios también se estabilizarán”, sostuvo Orué.
Desde Portfolio Personal Inversiones (PPI) señalaron que con un pie más cerca de las elecciones de medio término de octubre y el test político de la provincia de Buenos Aires por las legislativas locales de septiembre, la inflación vuelve a ser cada vez más relevante.
“En un contexto en el que una inflación baja juega políticamente a favor del oficialismo, la suba del tipo de cambio empieza a representar un desafío. Mientras que en junio el A3500 subió en promedio apenas 2,9%, en lo que va de julio ya acumula un aumento de 5,2%. En este sentido, será clave que el passthrough a precios sea bajo. Las mediciones de alta frecuencia de la primera y segunda semana de julio muestran una aceleración de la núcleo, que podría estar vinculada al reciente rebote del tipo de cambio. Cabe recordar que, en general, la primera semana del mes suele ser la más inflacionaria, al concentrarse la mayoría de las subas de servicios», comentó PPI.
La consultora Equilibra registró un aumento del 0,5% en la segunda semana de julio, cifra 0,2 puntos porcentuales superior a la misma semana en junio, y proyectó un IPC nacional de 2% para julio. Equilibra puntualizó que encabezaron el avance los precios estacionales, como hoteles, y el IPC núcleo, también con una suba de 0,5%. Además, identificó subas superiores al promedio general en bienes asociados al tipo de cambio, como lácteos, aceites, azúcar, bebidas, y productos de limpieza y cuidado personal.
Desde C&T Asesores Económicos reportaron que sus relevamientos para julio no reflejaron cambios relevantes en la dinámica inflacionaria respecto a junio, más allá del repunte estacional habitual en actividades ligadas al turismo por las vacaciones de invierno. C&T subrayó que, al menos hasta el momento, “no se observó un impacto claro del aumento del tipo de cambio sobre los precios”.
Para la consultora LCG, con el incremento en los precios regulados (servicios públicos y combustibles, principalmente), “habrá que ver cómo reacciona la dinámica inflacionaria a un dólar eventualmente testeando la parte media-alta de la banda en el segundo semestre a raíz de una oferta más modesta y una demanda que se sostiene elevada”.
“No obstante, una actividad que no despega con fuerza, la mayor apertura de importaciones y la percepción de un cambio de régimen en materia fiscal, son todos factores que seguirán actuando como contrapeso achicando (o demorando) el usual pass-through de una eventual depreciación del peso a precios. Desde LCG esperamos un descenso de la inflación a 31% anual medida a diciembre”, proyectaron.
Econviews apuntó que alcanzar un ritmo de inflación mensual por debajo del 1% suele implicar un proceso largo y desafiante, incluso de varios años. Mencionó que en Chile, tras una baja a 2% mensual en 1978, la inflación tardó otros tres años en perforar el dígito fijo por debajo del 1%, apoyada en la “tablita” cambiaria, mientras Israel completó seis años para alcanzar esa meta, con un tipo de cambio prácticamente inmóvil. En Colombia, el proceso para bajar del 1% mensual se extendió una década. Como contrapartida, la Convertibilidad argentina alcanzó rápidamente inflaciones muy bajas tras fijar el tipo de cambio en 1991, aunque luego vinieron costos significativos para la economía real.
En el caso argentino actual, Econviews remarcó que la desinflación bajo el gobierno de Milei es más lenta que la lograda en la década del noventa, pero brinda margen para corregir rezagos cambiarios de otra forma. Recordó también que el episodio de diciembre de 2023, cuando la inflación trepó al 25% mensual, actuó como ajuste “one-off” por la devaluación. Previamente, los registros oscilaban entre 7% y 8% mensual en los meses anteriores al triunfo electoral del actual presidente. Por otro lado, el plan económico de Mauricio Macri no logró sostener inflaciones mensuales bajo un dígito, salvo en el caso puntual de agosto de 2016, tras una intervención de la Corte Suprema sobre el ajuste tarifario.