En un contexto de consumo reprimido y de salarios golpeados, el Gobierno aseguró que los ingresos crecieron 19,2% en términos reales desde diciembre de 2023 y 27,4% desde el mínimo de febrero de 2024, en medio de la aceleración inflacionaria tras la devaluación. Remarcan que esto debe, en parte, a la decisión de muchas empresas de otorgar aumentos salariales por encima de lo pactado con lo gremios.
El Ministerio de Capital Humano, en base a los datos elaborados por la Dirección Nacional de Políticas de la Seguridad Social (DNPSS), dependiente de la Subsecretaría de Seguridad Social, a partir de a los registros administrativos de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y de registros del SIPA e INDEC, detalló que en abril la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) registró una suba del 2,9% en relación al mes anterior. En números, alcanzó los $1.402.606,61.
“Este incremento en los ingresos de los trabajadores estables reflejaría la decisión de muchas empresas de otorgar aumentos salariales por encima de lo acordado en los convenios colectivos de actividad. Además, se evidencia una mejora en los salarios efectivos, producto del crecimiento de las horas y días trabajados, en un contexto de reactivación económica”, señalan desde la cartera a cargo de Sandra Petovello.
Es importante mencionar que el RIPTE no es la única manera que tiene el Estado para medir la variación de los salarios. Incluso, para algunos analistas es el indicador menos representativo de los tres que, típicamente, suelen mirarse para evaluar la evolución de los ingresos. En el caso del Ripte, mide la variación de los ingresos “estables” de la economía, es decir aquellos asalariados que hayan tenido continuidad en su puesto de trabajo en los últimos 13 meses.
La propia Secretaría de Trabajo aclara en la publicación de ese indicador que “no refleja necesariamente la evolución de los salarios del empleo registrado privado”. “Este indicador fue elaborado como un insumo para determinar la movilidad jubilatoria (uno de los dos indicadores salariales que utiliza el índice de movilidad) pero no necesariamente refleja el comportamiento de los salarios correspondientes al empleo asalariado registrado del sector privado”, aclaran.
Se trata de un muestreo menos amplio que el índice de salarios que publica –también con frecuencia mensual– el Indec. En ese informe el organismo estadístico desagrega al mercado laboral entre formal privado y público, por un lado, e informales por otro.
Capital Humano también resaltó que el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) indica un crecimiento interanual del 5,6% en marzo, “lo que ratifica que las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional están sentando bases fuertes para un desarrollo económico sostenido, generador de empleo y de incremento en los ingresos reales”.
“La mejora en los salarios se ve acompañada por una mejora en los indicadores sociales: según los últimos datos disponibles, durante el segundo semestre de 2024 más de 4,3 millones de personas salieron de la pobreza, marcando un punto de inflexión en el bienestar de la población y en la calidad de vida de millones de argentinos”, concluyen.
Capacidad de compra
Coninagro elaboró, en base a la evolución del Ripte también, un informe que resalta que entre marzo del año pasado e igual mes de 2025 los salarios crecieron un 93% en promedio, mientras que la inflación acumulada en el mismo período fue del 56 por ciento. En ese sentido, se midió el poder de compra del salario frente a alimentos de consumo masivo.
En el caso del aceite de girasol, por ejemplo, se registró un aumento del 49% en el poder adquisitivo. En marzo de 2024, el ingreso promedio alcanzaba para adquirir 237 botellas de 1,5 litros; un año después, permite comprar 353 botellas, es decir, 116 unidades más.
Respecto a la leche, el aumento del poder adquisitivo fue del 57%: en marzo de 2024 el salario formal promedio permitía comprar 583 sachets de un litro y un año después, 917 sachets.
En el caso del asado, la mejora fue más modesta: 16,4% en el poder de compra, lo que se traduce en 18 kilos adicionales. En marzo del año pasado se podían adquirir 111 kilos con el salario promedio, mientras que en marzo de este año se llegó a los 130 kilos.