El nuevo tatuaje de Mauro Icardi parecía ser el comienzo de un nuevo capítulo en su historia, lejos de Wanda Nara. Sin embargo, las redes sociales se convirtieron una vez más en el escenario de un fuerte ida y vuelta cargado de tatuajes, lobos e indirectas, donde él desde Turquía y ella desde Argentina dieron señales claras de que el vínculo, al menos en el plano mediático, sigue más vigente que nunca.
Todo empezó días atrás, cuando el delantero del Galatasaray dejó ver uno de sus brazos tatuados en una postal junto a la China Suárez, su actual pareja. Pero el detalle más llamativo no tardó en revelarse. Mauro, que venía trabajando para borrar de su piel todos los recuerdos que lo ligaban a Wanda, finalmente mostró el resultado de su último diseño: una escena de bosque, lo que parece ser un amanecer y la cabeza de un lobo sobre dos cruces superpuestas, todo trabajado con un nivel de detalle evidente. El mensaje era claro: no quedaba rastro del rostro, iniciales ni nombre de Wanda en el brazo del futbolista.
Otros ángulos permitieron apreciar más detalles del nuevo tatuaje. Junto a la escena del lobo, el delantero llevó hasta su piel la figura del arcángel San Miguel, que sostiene una espada sobre un demonio, símbolo tradicional de protección y valentía frente al mal. Todo el diseño fue realizado con sombras negras intensas que llegaban hasta los nudillos del jugador, reforzando la idea de un cambio y una etapa superada. El impacto de la imagen fue inmediato y miles de fans y curiosos analizaron el significado, preguntándose si realmente había un cierre definitivo con Wanda.
Pero lo que parecía el cierre de un capítulo, terminó siendo el inicio de uno nuevo. Nara no tardó en responder desde su lugar de siempre: la pantalla de Instagram. Minutos después de que Mauro presentara el tatuaje que tapó todos los rastros de su ex, la empresaria subió una foto a sus historias. Sentada dentro de un auto con la melena rubia perfectamente peinada, Wanda puso como música de fondo “Loba”, el clásico de Shakira. La elección del tema no pasó inadvertida y fue tomada como una indirecta directa hacia su exmarido, en una clara alusión al animal elegido por él y a todo lo que ese símbolo representa.
La batalla digital siguió unas horas más tarde, cuando la empresaria fue por más y compartió la imagen de una loba junto a su cría. La postal, acompañada por una frase en inglés tan contundente como transparente, redobló la apuesta: “Una loba siempre protege a su manada”. No hacía falta que dijera nombres: la referencia a la lealtad y protección tiene como trasfondo la pelea mediática que mantiene con Mauro y deja entrever la importancia de su familia en este proceso.
El ida y vuelta digital siguió su curso. Mientras los seguidores debatían si la empresaria finalmente se había impuesto en la pulseada virtual, Icardi reapareció con nuevo material. En las historias de su tatuador, el jugador mostró el progreso del diseño y dejó en claro que este es solo el comienzo. “Primera sesión”, una señal de que el proceso de tapar el pasado recién empieza. El delantero completó su jugada al eliminar varias publicaciones antiguas donde aparecía junto a Wanda, y así transforma su piel en una declaración pública.
De esta manera, la narrativa Icardi-Nara sumó otro capítulo más al culebrón mediático que desafía la lógica de un final. En medio de un ida y vuelta que no afloja, cada gesto, tatuaje, foto, canción o eliminación de recuerdos digitales toma un peso simbólico. Nada parece quedar fuera de este juego de señales y provocaciones donde todo es leído, analizado y replicado por seguidores y portales de todo el mundo.
Con Icardi instalado en Turquía junto a la China y Wanda desde Argentina enfocada en su faceta empresarial y familiar, la historia avanza por carriles separados pero siempre conectados por la virtualidad. Lo que para muchos marcaba un cierre definitivo, en realidad es la puerta de entrada a nuevas interpretaciones y un ida y vuelta que, lejos de agotarse, promete nuevos episodios.